Arquitecto de la felicidad

Diseñó oficinas para firmas prestigiosas como Bayer, Colgate, American Express, Lenovo, Microsoft y Google. Enfocado en brindar soluciones con impacto ambiental positivo y en mejorar la calidad de vida de las personas, Juan Carlos Baumgartner cosecha premios por el mundo, y ahora idea nuevos proyectos sociales con el mismo fin.

txt: Catalina Pelman Ph: Gentileza Juan Carlos Baumgartner

Desde chico supo que quería ser arquitecto “porque disfrutaba creando espacios de la nada”. Entonces, estudió en la Universidad Nacional de México y complementó su formación académica en las universidades de California y Berkley (Estados Unidos) y en la DomusAcademy (Italia). En 1999 fundó Space, la empresa en la que trabaja con un grupo interdisciplinario especializado en diseño de arquitectura interior.

Con muchos proyectos importantes y dos décadas de experiencia en su haber, Juan Carlos Baumgartner se convirtió en un referente del diseño de interiores y arquitectura sustentable, corporativa y residencial. Además de dirigir Space, investiga junto a su equipo la relación entre el diseño y las emociones positivas que derivan en la felicidad de las personas, a través de una teoría llamada Design For Happiness. Mientras tanto, acaba de recibir el America´s Property Award 2017 al Mejor Diseño de Oficinas por su labor en la firma Osram.

Espacios sustentables

Según Baumgartner, “la mayoría de los puntos para la certificación de construcciones sustentables suelen venir del interior, no del cascarón”. Por eso, es posible adaptar viejas construcciones y convertirlas en espacios más verdes implementando solo algunas modificaciones que tiendan a mejorar el sistema energético y de agua, a utilizar materiales que no sean tóxicos y procurar que la mayor parte de ellos provengan de la reutilización o el reciclado.

El arquitecto mexicano está convencido de que el ahorro energético comienza cambiando las lámparas. Entonces, “para hacer una vivienda amigable con el ambiente, lo primero que hay que hacer es cambiar los focos comunes por los Led” o cualquiera de las versiones anteriores que permitan ahorrar energía.  “Lo importante es eliminar los focos incandescentes”, que ya están prohibidos en muchos países. De esta manera, “podemos hacer nuestro aporte sin recurrir a paneles solares, que implican una inversión más grande”.

Por otro lado, el uso racional del agua constituye una gran preocupación. Si la vivienda es nueva, sugiere implementar “un sistema de captación de agua de lluvia para usar en el lavado o en el riego”. De lo contrario, recomienda “simplemente cambiar el excusado por uno que no demande grandes cantidades de agua” para cumplir su función. Baumgartner asegura que “el uso de materiales no tóxicos dentro de los espacios habitables es fundamental tener un interior sano, con aire no contaminado, libre de partículas volátiles”. Por eso, desalienta la colocación de alfombras y aconseja seleccionar las pinturas con especial cuidado. Además, toma conciencia de la enorme cantidad de recursos no renovables que se ponen en juego en la construcción de edificios o en la decoración de ambientes e impulsa la utilización de materiales “que se puedan reciclar o que tengan alto contenido reciclado porque debemos darle tiempo a la naturaleza para que reponga lo que nosotros extraemos de ella”.

Space aplica estos principios a través de una metodología que denomina Gama Verde, según la cual todos los proyectos encarados por la firma “tienen el potencial de ser verdes en alguna medida”. El nivel más bajo de esta escala “busca reducir el gasto energético y el uso racional de los recursos”; el nivel medio, además, utiliza especificaciones ecológicas y analiza inversiones en tecnología para optimizar el ahorro; y el nivel más elevado “implica realizar proyectos con certificación LEED y aplica para clientes y proyectos con un alto nivel de conciencia ambiental y compromiso con la naturaleza”.

El bienestar es lo primero

El ser humano pasa alrededor del 80% de su tiempo en espacios interiores. Por eso, Baumgartner cree que “la arquitectura tiene responsabilidad con los usuarios” en la medida en que “el entorno determina la felicidad, la salud y el desempeño de millones de sujetos alrededor del mundo”. De esta forma, advierte sobre la importancia de entender a las construcciones, no como simples cajas contenedoras, sino como espacios que moldean a las personas. Para él, “lo importante es el bienestar de las personas, no la cáscara del edificio”.

Sin embargo, “hay muchos factores, desde el diseño hasta los colores que usamos en los detalles de la decoración, que moldean nuestra estructura cognitivo-biológica”. Por eso, junto a la universidad de Dellft (Holanda) y al departamento de Ciencias de la Felicidad de Harvard, Baumgartner desarrolló una teoría llamada Design For Happiness. En ese contexto, el arquitecto y su equipo de Space investigan las relaciones subyacentes entre el diseño y las emociones positivas. Se trata de un programa de alianzas y de la colaboración de especialistas reconocidos en todo el mundo que trabajan en el diseño basado en evidencias. Con el sustento de esta labor científica, crean espacios corporativos, educativos, comerciales, de consumo y para el cuidado de la salud, comprendiendo las necesidades del usuario y la filosofía del proyecto, lo que deriva en una solución fresca e innovadora.

 

Diseñado para ganar

Baumgartner acumula reconocimientos internacionales desde 2004, cuando fue premiado por el diseño de las oficinas corporativas Wartsila. Llegó al lugar más alto del podio gracias a su labor para reconocidas firmas como Google, Basf, Santillana, Volaris, Bridgestone, Gentera y Calvin Klein.

Sin embargo, su ranking de proyectos más importantes lo lidera Space, el estudio de arquitectura que dirige y con el cual obtuvo el premio del Grupo Expansión al mejor despacho y una mención especial de la Asociación Mexicana de Diseñadores de Interioristas al mejor proyecto sustentable. Allí trabaja “un equipo interdisciplinario de profesionales comprometidos y talentosos” que buscan la excelencia en lo que hacen. Siempre a la vanguardia del diseño, eligen “soluciones sustentables que respeten el medio ambiente y ayuden a mejorar nuestro entorno”. Convencido de que las grandes soluciones para cualquier desarrollo habitacional se logran diseñando desde adentro hacia afuera, propone pensar la relación entre gente, tecnología y espacio.

Además, en este 2017 “activo y ocupado”, Juan Carlos lanzó una línea de joyería que empezó casi de manera accidental, gracias a un regalo que ideó para una de sus hijas. “Quería que tuvieran el mapa de dónde viven y se me ocurrió hacer un brazalete con una impresora 3D que no usábamos en la oficina”, recuerda. La idea tuvo éxito y varias amigas comenzaron a encargarle piezas personalizadas de distintas colonias de la ciudad. Hoy imprime los prototipos en la vieja máquina de la oficina, pero fabrica los accesorios en una empresa de Nueva York que le permite lograr productos de mejor calidad y distintos tipos de materiales, como plástico flexible, plata, cobre y acero inoxidable. Las pulseras y dijes de Joyería Urbana by Baumgartner se pueden conseguir en la tienda del Museo Universitario de Arte Contemporáneo de la Ciudad de México y en varias ciudades norteamericanas y europeas.

Mundo complejo, soluciones complejas

Para un mundo complejo como el que vivimos, se necesitan soluciones complejas que surjan de la mezcla y la interacción de disciplinas que antes parecían totalmente incompatibles. Por eso, Space está formado por su director, cinco arquitectos asociados y un equipo multidisciplinario de diseñadores gráficos, topógrafos, diseñadores de realidad virtual, psicólogos, consultores lumínicos, acústicos y de sustentabilidad.

Conscientes de la responsabilidad que tienen con la sociedad, la compañía creó Space Social “para trabajar con instituciones sin fines de lucro, enfocados principalmente en el desarrollo de proyectos educativos”. 

Baumgartner sigue cosechando premios y reconocimientos internacionales por su trabajo. Su mirada innovadora acerca de la arquitectura y el diseño de interiores marcan la diferencia y lo destacan sobre el resto. Sin embargo, él cree que hay algo más: “lo diferente es que nos mueve la convicción de que hay que mejorarle la vida a los seres humanos, mientras que en otros lugares aparece como principal el ego y lo económico. Nuestra preocupación es otra”.

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