La huella de Jaime Beriestain

Amante del arte, de los muebles ‘vintage’ y los materiales nobles. Consigue mezclas sofisticadas y vanguardistas, sin resignar calidez. Asegura que la comodidad nos hace ser felices. Perfeccionista hasta el mínimo detalle, el interiorista chileno radicado en Barcelona diseña un mueble, una vajilla, una alfombra o una butaca. Bienvenidos a su universo.

Txt: Bea Vilá Bertrán Ph: Gentileza Jaime Beriestain

Durante su niñez, se divierte moviendo los muebles de su casa para crear espacios nuevos. Descubre el mundo de la decoración a través de los libros de arte, el cine de Hollywood y las revistas del rubro. En su juventud, se rodea de decoradores y descubre el fascinante mundo de los artesanos. Estudia Diseño Gráfico, tras cursar tres años de la carrera de Arquitectura.

Trabaja durante siete años en un prestigioso estudio de decoración chileno hasta que decide abrirse para liderar un estudio propio. Entre sus encargos, se destacan la residencia en Santiago y en Cachagua del ex Presidente de Chile, Sebastián Piñera, el hogar de Cecilia Bolocco -ex esposa de Carlos Menem- y un hotel Marriott de 40 pisos. Viaja a Barcelona para completar un Postgrado en Interiorismo. Durante la cursada, un profesor lo anima a participar en un concurso para el hotel Hilton, y gana. Este proyecto le cambia la vida. De ser estudiante, pasa a comprarse un fax y a liderar un estudio propio en Cataluña para enfrentar nuevos encargos.

Hoy, tras 25 años de experiencia profesional, Beriestain se consolida como uno de los decoradores más prestigiosos dentro y fuera de España. Su lista de clientes incluye a grandes cadenas hoteleras internacionales, a hoteles boutique de lujo y a personajes de la talla de Ron Wood, guitarrista de los Rolling Stones.

En una entrevista con BAMAG, el empresario y decorador profundiza en su trayectoria y reconoce qué huellas lo llevan a ser lo que es.

¿Porqué decidiste viajar a Europa?

Necesitaba entender, volver a las raíces, cuestionarme mi futuro. Cuando empiezas tu carrera laboral pierdes esa esencia. Puedes llegar a olvidar qué quieres hacer, hacia dónde quieres ir y quién eres como profesional. Me vine a Europa a estudiar. Las ganas de aprender y descubrir fueron el motor de este viaje. Necesitaba buscar nuevas áreas para desarrollar mi trabajo. Quería tener experiencia en Europa, a la que tanto quiero y admiro. Extrañaba la cercanía con los museos, el café de la esquina, la actividad cultural y social, en definitiva.

Estás inmerso en proyectos de decoración en lugares tan dispares como España, Portugal, Italia, Austria, Marruecos, Bahamas, Francia, Suiza… ¿Cómo hacés para estar en todos lados? ¿Tienen que tener algún requisito los proyectos que aceptás llevar a cabo?

Tengo un estudio boutique en el centro de Barcelona, con un equipo de 27 profesionales para plasmar mis ideas. Aceptamos un número muy limitado de proyectos, y esos son los que representan un reto profesional que nos permite desarrollar nuestro saber hacer y nuestra creatividad. Mi presencia en cada etapa del desarrollo creativo es esencial, desde el concepto inicial hasta las visitas de obra.

¿Cómo describirías tu método de trabajo?

A la hora de diseñar un nuevo espacio, me pongo como meta entender las necesidades y los límites de cada cliente. Paradójicamente, en los proyectos donde hay más restricciones y límites es donde me manifiesto más creativo. La clave es elegir un solo concepto y ceñirme a él. Intento hacer espacios para vivir, de calidad y llenos de detalles, donde la gente se sienta bien. No me encasillo en formas ni colores, sino que procuro evolucionar. Pienso, medito y busco ese algo especial.

¿Qué cosas te inspiran?

La inspiración viene de la concentración, del trabajo y de profundizar tanto ideas como vivencias. También hay que cultivarse, desarrollar la curiosidad y tener los ojos bien abiertos. Gozo de una privilegiada memoria visual que me permite retener imágenes, gestos, actitudes, encuentros y aromas.

¿Cuál es tu secreto? ¿Qué elemento no puede faltar en el diseño de un espacio?

Realizar un trabajo de diseño es seducir. Lo más importante, en un interior, es la armonía y que todo funcione, que haya geometría y equilibrio. Es lo que transmite esa paz tan deseada. Priorizo una atmósfera cálida y acogedora, donde lo esencial es que las personas se sientan a gusto.

¿A quiénes admirás?

Soy un ferviente admirador del trabajo de arquitectos como Oscar Niemeyer y David Chipperfield, de artistas como Peter Halley, Josef Albers, James Turrell, Louis Benech, Olafur Eliasson, Nathanael Le Berre y del diseñador Piero Lissoni.

¿Tres adjetivos que te definen?

Auténtico, cálido, exigente.

Hace casi cuatro años abriste un ‘concept store’ de 500 m2 que es tienda, floristería y restaurante. ¿Cómo nace y se gesta esta fórmula tan inédita para España?

El punto de partida del ‘concept store’ fue recibir a mis clientes como recibo a mis amigos en mi hogar. Me gusta cocinar para ellos y hacer que se sientan como en casa. Todos los preparativos me apasionan: las compras en el mercado, la elección del menú, la puesta en escena y la elección de la vajilla. Hasta el punto que mis amigos me decían “deberías abrir un restaurante”. Además, en Barcelona, echaba de menos un lugar con una comida honesta, con buenos productos y sin pretensiones.

¿Cuál es su propuesta y en qué se diferencia de tu estudio?

Aquí he concentrado todo lo que me gusta, mi mundo. Nació de la necesidad de querer cosas y echarlas de menos en la ciudad. Un mega espacio con un ambiente acogedor, con una fuerte presencia de arte y una excelente selección musical, con arreglos y venta de flores frescas, una selección de libros y una infinidad de productos apetecibles para la casa. Lo considero un laboratorio que me permite crear y probar los resultados de mis experimentos: tanto al nivel de diseño, desarrollando mi propia línea de muebles o de velas, como a nivel gourmet, con productos artesanales y un café-restaurante con recetas especiales que creé yo mismo junto al chef Pedro Salinas, fruto de mi pasión por la gastronomía.

Jaime Beriestain ya es una marca. Muebles que comprás y restaurás, complementos como anteojos de sol, carteras, vajillas, velas. Todo con tu nombre y apellido impreso en el producto…

Tengo un equipo altamente cualificado a nivel de diseño, gestión y producción, lo que me permite desarrollar con facilidad y sin intermediarios los productos que me vienen a la mente. Intento multiplicar las colaboraciones con artesanos para obtener una producción directa.

¿Un proyecto que hayas hecho al que le tengas un cariño especial?

Uno de los últimos pisos que hice en el barrio de Sant Gervasi en Barcelona me ha entusiasmado. Los clientes me dejaron carta blanca para transformar un piso barcelonés de los años 80’ en un piso de estilo Haussmaniano con excelentes acabados y materiales.

¿Te planteaste volver a Chile alguna vez? ¿Cómo ves a Sudamérica en materia de arquitectura y decoración?

Estoy muy contento con mi vida europea. Los arquitectos de Sudamérica han ido en la vanguardia. Las obras de Niemeyer en Brasil son muy actuales y llenas de vida. El premio Pritzker del chileno Alejandro Aravena subraya esta sensibilidad y profesionalidad que define a Sudamérica. No obstante, a nivel de la decoración el cliente es más básico y creo que aún hay un recorrido por hacer. Me siento más cómodo aquí.

¿Lo próximo en tu agenda?

Lanzar una marca de hoteles 5 estrellas y abrir un despacho en Caribe para atender a los clientes del sur y norte de América. Es un reto arriesgado que me tiene fascinado.

¿Algún proyecto ambicioso que sueñes con realizar algún día?

Me encantaría realizar la escenografía de una ópera de Wagner y crear una fundación que funcione como una escuela de oficios en extinción, como la tapicería, la ebanistería o la alfarería. Desde muy joven he tenido una especial curiosidad por el trabajo artesanal.

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jaime-beriestain.com