Ruta gourmet por Sídney

No será su capital, pero sí es la ciudad australiana preferida por los turistas. Además de contar con atracciones y postales únicas, Sídney deleita a sus visitantes con su calidad y variedad de opciones gourmet. En esta guía de BA MAG, un recorrido por rincones gastronómicos imperdibles.

Txt: Rosario Oyhanarte Ph: Gentileza restaurantes y Tourism Australia

Son muchos los motivos por los que Sídney se jacta de ser una de las ciudades con mejor calidad de vida del mundo y, sin dudas, el nivel de su gastronomía es uno de ellos.

No son pocos los turistas que se sorprenden al pisar la mítica ciudad por primera vez y descubrir los manjares que tiene para ofrecer. Es que, en general, la mayoría llega a Sídney en busca de sus playas, de una selfie con la Opera House o de las vistas nocturnas al Harbour Bridge; pero, lo cierto es que la gastronomía de la ciudad debería ser otro de los motivos de la visita.

La buena noticia es que es posible intercalar la agenda turística con el tour gastronómico: muchas de las actividades más demandadas por los visitantes deleitan, también, con sus restaurantes y cafés. Por citar un caso paradigmático, está el Bennelong, el restaurante de la Opera House.

Hay quien podría aseverar que este es el mejor salón de todo Australia. Reinaugurado en 2015 de la mano de uno de los chefs más reputados del país, Peter Gilmore, Bennelong busca celebrar la Opera House y su arquitectura al ofrecer una carta exigente, a la altura de las circunstancias. Por un lado, en The Restaurant se ofrece un menú ‘a la carte’ de dos o tres pasos. En Cured & Cultured los platos son más casuales, mientras que The Bar es el sitio favorito para unos ricos tragos y Pre-Theatre Dining es ideal para una cena rápida antes de la función.

El edificio ofrece también otras opciones gastronómicas más relajadas. Una de las más populares es el Opera Bar, que asoma al Harbour Bridge y es el niño mimado por turistas y locales por igual. Suele estar muy concurrido, pero que eso no amedrente; la gente circula rápido y siempre se encuentra un rincón donde sentarse a apreciar las vistas.

Otra de las opciones más ‘chic’ de la ciudad -y un icono de la misma desde hace más de veinte años- es el restaurante Catalina, que también destaca por sus vistas; pero, en este caso, a la espléndida Rose Bay. Se aconseja llegar a tiempo para ver el atardecer mientras se disfruta de su carta de vinos. Otro fuerte de la casa son los platos de mar (no dejen de probar las ostras), aunque también ofrecen algunos platos franceses clásicos y cuentan con su propio chef de sushi.

Para llegar a Catalina hay que tomarse un ferry de unos diez minutos desde el puerto de Sídney. ¿El dato? Reservar mesa con mucha anticipación. Vale la pena…  Porque, como bien ha sintetizado el Sydney Morning Herald respecto a Catalina, este ofrece “ubicación imponente, vistas imponentes, comida imponente”.

Sin dudas, otro de los restaurantes más afamados de la ciudad es Quay. Ubicado en pleno puerto, hay quienes aseguran que es el que se pavonea con las mejores vistas de todo el país (lo cual, considerando las extensiones del mismo, no es poco mérito). En vez de amontonarse con miles de turistas para capturar una toma de la Opera, a quienes viajen con presupuesto acomodado se aconseja reservar mesa en Quay y apreciar la mejor postal de Sídney, vino en mano y con toda tranquilidad.

El menú diseñado por Peter Gilmore está basado en cuatro elementos que, de acuerdo al chef, crean la síntesis perfecta en cualquier plato: naturaleza, textura, pureza, intensidad. Como bien explica Gilmore: “En Quay trabajamos mano a mano con productores locales y granjeros para encontrar los mejores ingredientes de la región y el país. Nuestro objetivo es crear alimentos que excitan y hasta a veces desafían a nuestros clientes, y los llevan a un viaje de descubrimientos culinarios”.

Cabe destacar que desde que Gilmore tomó la cocina de Quay, en el año 2001, el restaurant ha sido galardonado nacional e internacionalmente. Durante cinco años integró la lista de los 50 mejores restaurantes del mundo y en 2015 fue ubicado en el puesto número 58 de los mejores 100 restaurantes. Sydney Morning Herald lo nombró “Restaurante del año” seis veces. Como bien sabe todo ‘restaurateur’ que se precie, el secreto del éxito es la constancia, y de eso Gilmore sabe.

Boathouse
Boathouse

Casual & chill

Luego de haber recorrido algunas de las opciones más elegantes y sofisticadas de Sídney, pasamos a enumerar otras más casuales. The Boathouse es de nuestras preferidas; no sólo por sus recetas saludables, potentes y deliciosas, sino por la ambientación de cada una de sus sucursales y la presentación de sus platos: hasta sus ‘lattes’ se sirven con arte alusivo a la deco del lugar. ¿La buena noticia? Todos sus productos se consiguen en la web.

Quizás la mejor ubicada de sus sedes sea la de Shelly Beach, que abrió sus puertas en 2015. Al llegar a Manly –barrio en las afueras de Sídney-, la caminata hacia la bella Shelly Beach es un ‘must’. Para comenzar la jornada como lo hacen los ‘aussies’ (es decir, con desayunos sanos pero potentes, ideales para encarar horas y horas en el mar), The Boathouse ofrece opciones como quinoa con yogur de leche de coco o el Raw Green Veggie Bowl con kale, zucchini, huevos poché y palta. Si, en cambio, el paladar se inclina por algo más indulgente, recomendamos el ‘banana bread’ tostado o los scones con crema, mermelada y frutillas.

A la hora del almuerzo, el espacio suele estar muy concurrido. Pero no se toman reservas, así que aconsejamos hacer la prueba y acercarse en persona a ver cuánta demora hay. De nuevo, las opciones son frescas y saludables: ostras, tostadas de atún, hamburguesa vegetariana o mariscos de todo tipo son sólo algunas. Vale la aclaración: el restaurante cierra a las cuatro de la tarde. Si después de la visita hay ganas de recorrer sus otras sucursales, estas están en Palm Beach, Balmoral Beach y Moby Dicks Whale Beach, todas locaciones alejadas del recorrido turístico más tradicional, pero que vale la pena conocer.

Así como Manly debe ser un hito de la agenda, lo mismo sucede con Bondi Beach. Lo ideal es recorrerla a la mañana, antes de que se pueble de gente y haya que huir hacia Bronte o Coogee (la caminata hacia ambas es un programón). En Bondi sobran los cafecitos que miran al mar y embelesan con sus panqueques, huevos revueltos, tostadas de pan integral… Llegar sin ningún nombre anotado y sentarse en el primero que llame la atención tiene su encanto. De otro modo, y si se prefieren las opciones más refinadas, entonces apunten los nombres de North Bondi Fish y Bondi Icebergs, emblemas locales que, de nuevo… se deben reservar con anticipación.

Ya más lejos del mar, otra alternativa que merece ser destacada es The Pavilion. Localizada en el corazón del Royal Botanic Garden y justo en frente de la gran Art Gallery de New South Wales (¡imperdible!), The Pavilion es perfecto para almuerzos relajados al aire libre o para ‘snacks’ veloces en su kiosco, que ofrece sándwiches gourmet, café para llevar y pastelería amasada a diario.

Claro que también existe la opción, tentadora por demás, de disfrutar del propio picnic en los jardines; pero si no hubo tiempo de pasar a hacer las compras,  entonces The Pavilion es ideal para recargar energías. El servicio es atento y amigable. Los ingredientes son australianos y de primera calidad, pero los sabores son internacionales y clásicos. Para el desayuno se sirven huevos, croissants, tostadas, frutas, budines… de todo. Al almuerzo, encontrarán desde tablas de picadas y pescados hasta pastas y ensaladas. De sólo pensar en disfrutar de cualquiera de esos platos saboreando una copa de rosé y las vistas a la flora del jardín, dan ganas de tomarse el primer vuelo a Sídney.

No nos alcanza el espacio para nombrar todos los rincones gastronómicos que tenemos para recomendar. Freshwater, por ejemplo, emplazado justo al lado de Manly, es un suburbio encantador, donde el restaurante Angel sirve platos rápidos para huir del bullicio de su vecina. Dentro de las opciones sofisticadas de Sídney, también es ineludible citar a Café Sydney y, en el barrio Surrey Hills, una suerte de versión australiana de Palermo, los argentinos mueren por The Winery y su galería adornada con lucecitas.

Cabe aclarar también, que cada vez más la comida australiana pierde lo propio y recibe mucho de afuera. Es que se trata de un país con miles de inmigrantes; entonces, la variedad gastronómica es enorme y las influencias también. Pero aunque los platos no siempre sean originales de la zona, los ingredientes sí lo son; lo cual, para muchos, es lo más importante.

+info_

bennelong.com.au
catalinarosebay.com.au
quay.com.au
theboathousesb.com.au
pavilionrestaurant.com.au