Una unión virtuosa

El punto de encuentro entre las hamburguesas y el vino comienza a ser explorado en los lugares que se especializan en esta comida. Acá, algunas razones para salir de la rutina de la cerveza como acompañamiento.

Txt: Nicolás de la Barrera Ph: Gentileza restaurantes

El primer paso lo dieron las hamburguesas. No hace falta irse muy atrás en el tiempo para recordar que, de un momento a otro, la Ciudad de Buenos Aires y sus alrededores de pronto se vieron colonizados por una ola de hamburgueserías que le dieron al emblema del ‘fast food’ un cambio en su imagen, y pronto se volvió un alimento gourmet.

A la expansión acelerada de estos locales, otra vez, un nuevo fenómeno gastronómico pisó las calles porteñas: las cervecerías artesanales que parecen no tener un techo a la vista. Rápidamente, ambas especialidades se cruzaron y, para una importante cantidad de público, la suma entre una hamburguesa y una pinta de cerveza, preferentemente artesanal, es tan natural como el dos más dos. Sin embargo, esto puede estar cambiando. No para todo el mundo, claro, pero sí para un grupo que, si bien no es masivo, con el tiempo puede transmitir el gusto por la unión entre una ‘burguer’ y el vino: porque si de acompañar se trata, una copa de malbec o de otras uvas puede resultar en una combinación inesperada y perfecta a la vez.

“A la hora de maridar hamburguesas no hay nada como un vino, y si es tinto mejor -dice el sommelier Daniel Rosa-. Esto por el gran contenido graso de la carne, y los taninos de un vino tinto son ideales para arrastrarla. Pero tenemos que tener en cuenta qué más lleva, porque no es lo mismo una con queso que otra con cebollas caramelizadas o champignones”. Su advertencia tiene su fundamento: hoy hay tantas hamburguesas y combinación de ingredientes como locales que se inclinan por esta comida. Sin embargo, Rosa apunta al abc de lo que se puede encontrar en la mayoría de hamburgueserías: “Para una clásica hamburguesa vacuna con lechuga, tomate y queso un clásico Malbec va a arrastrar muy bien el contenido graso de la carne, y también va a ser un buen acompañamiento si lleva cebollas caramelizadas o panceta”.

En Deltoro, las hamburguesas vienen en tamaños generosos y se puede elegir el punto de cocción. Con champignones, queso azul y rúcula, o con provoleta y morrón asado, hay originales ingredientes para sus hamburguesas. Y más allá de sus cervezas y las opciones de cocktails, también se puede acompañar la especialidad de la casa con una buena copa. “Para mí, sin dudas, el vino es la bebida que mejor acompaña a las carnes”, dice Pedro Bello Arias, el dueño de la hamburguesería del microcentro, en donde el medallón de carne de 160 gramos se puede acompañar con vinos de la bodega Catena Zapata, de su etiqueta Alamos. Respecto a las variedades, hay Malbec, Moscatel de Alejandría, espumoso extra brut y Chardonnay, este último, de buenos resultados en combinación con la hamburguesa de salmón.

Bello Arias agrega: “Si bien el maridaje de hamburguesa con cerveza artesanal queda muy bien, si en las hamburgueserías se le diera más lugar al vino y se ofrecieran promociones interesantes, seguramente el consumo aumentaría, ya que creo que es el mejor acompañamiento”.

Otro ejemplo logrado de interacción entre la hamburguesa y el vino se da en The Burger Company. En un ambiente industrial y moderno, en este local los sándwiches suelen ser potentes por los ingredientes que se agregan a los medallones de carne. Desde panceta y cheddar hasta queso de cabra o guacamole, las alternativas para experimentar sabores son varias y diversas. Pero si de vinos hablamos, Tomás Caruso, uno de los socios del negocio, explica que para que se haya dado la reunión entre las hamburguesas y el vino, antes hay que resaltar el salto que tuvo este tipo de comida, antes considerada chatarra y consumida mayormente por un público adolescente y joven. Hoy, explica Caruso, “se abrió un poco el abanico de consumo. Cuando la hamburguesa era un plato solo para gente joven, que todavía no había desarrollado un paladar, se acompañaba siempre con cerveza. ¿Pero qué pasaba si venía alguien más grande? Ahí nos dimos cuenta que teníamos que ofrecer esta opción. No nos podíamos quedar solo en cerveza o gaseosa, así que buscamos un vino en envase chico, para que esa persona pueda acompañar su carne, porque al fin y al cabo estamos vendiendo carne”, agrega. El elegido para llenar las copas fue Trumpeter, de Rutini wines: Malbec por un lado, porque según explica Caruso, buscaban un vino “suave que no tape el sabor de la carne”, y también Sauvignon Blanc, recomendado para todo lo que sea pollo o pescado.

Mendoza, vinos y también ‘burguers’

Mendoza no es ajena al fenómeno de las hamburgueserías. “Al principio había gente que traía su botella de vino para comer con su hamburguesa”, recuerda Diego Marcos Ibarra, uno de los socios de Mi Barrio, que tras expandirse en Buenos Aires, llegó a Mendoza. Los responsables de la hamburguesería entendieron pronto que excluir las opciones de vinos en una provincia vitivinícola era una ausencia prácticamente insólita, y tras un viaje, escogieron tres bodegas para abastecer a la sucursal mendocina de la hamburguesería. Maal Wines, con sus etiquetas Biutiful y Rebelión (un Malbec puro y un blend de tres viñedos, respectivamente), Tinto Negro (Cabernet franc y Malbec), y El Relator Wines son las opciones que se pueden probar. “Tres bodegas jóvenes y vinos modernos”, describe Ibarra su propuesta. En Mi Barrio Mendoza, incluso pensaron especialmente una hamburguesa para que sea acompañada por un vino Biutiful o Rebelión: trae carne vacuna, mayonesa de arbequina (una variedad de aceituna), rúcula, cebolla caramelizada, molleja y queso cheddar madurado durante un año.

El caso de 878

Un ejemplo más de las variantes que se pueden presentar entre este sándwich y el vino ocurre en el célebre bar palermitano 878. La cocina “del ocho” tiene un clásico: las hamburguesas de cordero. Por un lado, está aquella acompañada con panceta y queso, y la que se completa con rúcula, morrones y queso brie. Y si bien el lugar desde sus inicios se especializó y se convirtió en un referente de la coctelería local, también cuenta con una carta de vinos con 200 etiquetas.

La exploración, más allá de las convenciones, es promovida por la ‘head sommelier’ del bar, Mariana Achával. “Un buen acuerdo gastronómico es el que intenta que tanto la comida como la bebida se resalten entre sí”, dice Achával, también docente en el Centro Argentino de Vinos y Espirituosas (CAVE). “El cordero es una carne intensa, pero a la vez no es un corte que se suela comer casi crudo, entonces eso sumado a la rúcula y a los quesos, hace difícil el maridaje. Por eso recomendamos vinos jóvenes, frescos y tintos. Por ejemplo, un cabernet sauvignon, de cuerpo medio o medio ligero”, señala la sommelier.

Salir a comer es siempre una oportunidad de probar nuevas comidas, pero también de combinar lo ya conocido, sin necesidad de sofisticaciones. En pocas palabras, de dar rienda suelta al costado creativo y plasmarlo también en lo que comemos, por ejemplo, con una hamburguesa destacada por el aroma y gusto de un vino.

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Deltoro: facebook.com/deltoroburgers
The Burguer Company: facebook.com/theburgercobsas
Mi Barrio Mendoza: facebook.com/mibarriomendoza
878: facebook.com/878bar