El futuro ya llegó

Desde juguetes y repuestos de plástico hasta órganos humanos. Las impresoras 3D llegan para revolucionar la economía y la producción mundial. Aquí, una charla con el ruso Andrei Vazhnov -experto en el tema- para despejarnos todas las dudas sobre esta tecnología de vanguardia.

Txt: Paula Mom Ph: Gentileza Andrei Vazhnov

 

“Como mucho, en unos 25 años vamos a tener corazones impresos en 3D, y en 50 años, es muy posible que cada persona, como parte de su plan de salud, tenga una réplica impresa de todos sus órganos en un banco”. Si esto me lo cuenta un amigo cualquiera, probablemente me estaría riendo de su ingenuidad. Pero quien lo dice es una de las personas qué más sabe sobre proyecciones tridimensionales en el país.

Andrei Vazhnov es el director académico del instituto Baikal, es asesor de Trimaker, empersa dedicada a la fabricación de impresoras 3D y profesor de la facultad de Ingeniería de la UBA. De su CV resalta que nació y vivió en Siberia, que estudió en Harvard, que trabajó en Wall Street como investigador de Goldman Sachs, y que creó Information Commerce, un ‘software’ que utilizan las grandes editoriales, entre otros muchos logros.

Con ganas de cambiar de rumbo, plantó bandera en Buenos Aires, hizo una maestría en el IAE y se metió de lleno en el mundo de la impresión 3D, “ese del que yo había leído toda mi vida, porque con otros nombres, esta tecnología existe desde 1986, aunque recién ahora tomó impulso”, cuenta Vazhnov, haciéndonos saber que sabe de lo que habla.

En el imaginario colectivo, sin embargo, abundan las expectativas, las incertidumbres y los mitos en torno a esta nueva forma de producir. ¿Van a imprimir Ferraris, hamburguesas y iPhones? ¿Es utópico o real? ¿Tendrán acceso a ella, solo los estratos más altos? ¿Cuánto falta? Es difícil de comprender entre tanta sobreinformación, pero si hay alguna certeza para Andrei, es que “se trata de algo trasversal, que va a permear en todos los estratos y rubros de la sociedad porque va a cambiar el modo de producir, de consumir y de trabajar”.

 el futuro ya llego

Vamos de a poco, ¿qué es la impresión 3d?

Es una tecnología de producción universal –en los campos que ya alcanzó madurez-. Es una fabricación a partir del diseño digital.

¿Con qué materiales trabajan y cómo lo hacen?

Imprimen por capas que se van uniendo. Usan vidrio, muchas variaciones de metales, de plástico y de resinas líquidas, y también biomateriales, que sería la impresión de órganos. En el caso del metal no hay ninguna boquilla, si no que la máquina aplica una capa de polvo metálico, y luego pasa una luz de láser que fusiona las partículas. Después, una especie de aspiradora chupa el polvo que quedó, y luego se vuelve a hacer otra capa, y así sucesivamente. Pero no son máquinas universales que imprimen cualquier cosa, primero un sándwich y después un auto. Las máquinas son especializadas, una para cada materia prima.

¿Qué alcance tiene esta tecnología?

En realidad la gente ve a la impresión 3D como una tecnología más. Yo no lo veo así, si no como algo trasversal, más parecido a lo que son las computadoras que permean la sociedad en todos sus aspectos y escalas. Impresión 3D es algo parecido; es la digitalización de productos físicos. Y cada vez que un producto se digitaliza pasan cosas realmente locas, porque se puede mandar por internet a 500 personas a costo cero. Y eso es algo increíble.

¿Qué es lo que ya se logró en materia de impresión de órganos?

A partir la toma de un cultivo de células de una determinada persona, se imprimieron y se trasplantaron vejigas, que son órganos simples. La impresión 3D siempre empieza por lo simple y gradualmente se complejiza. Por ejemplo, el trasplante de riñones ya existe en ratones, con lo cual, para que se de en humanos van a faltar 5 o 6 años. Lo que yo creo es que, como mucho, en 25 años va a haber corazones impresos, eso significa que también vamos a poder imprimir cualquier otro órgano que no sea el cerebro, que es mucho más complejo.

Vamos a tener órganos de repuesto para cualquier problema…

Claro, yo creo que en 50 años va a ser algo así: cada persona, como parte de su plan de salud, va a tener una réplica de todos sus órganos guardada en un banco.

Todo esto va a elevar la expectativa de vida bastante…

Sí. Entre los expertos está muy aceptado que la gente de 30, 40 o 50 años va a vivir más de 100 años. Hay muchos que dicen: “la persona que va a vivir mil años ya nació”. Si podemos reemplazar cualquier órgano por uno nuevo, el envejecimiento se desacelera. Y si me preguntás si va a haber gente inmortal en cien años, yo te diría que sí, sin ninguna duda.

 

¿Tecnología sustentable?

Hace poco la NASA mandó una impresora 3D al espacio para poder reemplazar cualquier ficha o elemento que necesiten los satélites o naves espaciales, ¿qué impacto va a tener esto?

Ese es un buen ejemplo de un rasgo general de esta tecnología, porque la impresión 3D brilla en situaciones donde la logística es muy compleja. El espacio, siendo un caso extremo, porque es muy caro llevar algo de acá. La impresión 3D, entonces, allá “garpa”, como dicen acá. Construís piezas y las mandas digitalmente por radio. Realmente esta tecnología va a cambiar el paradigma de la logística mundial, lo cual va a tener un impacto positivo en la ecología.

¿Ese impacto es significativo? Porque, de todas formas, hay que trasladar la materia prima hasta donde está la impresora…

Sí, pero imagináte lo siguiente: un iPhone tiene 15 partes grandes: pantalla, micrófono, dos cámaras, etc. Esas partes viajan a China desde 12 países distintos, en China las ensamblan y después las mandan de nuevo a esos países. A su vez, esas partes tienen componentes que provienen de otros países, entonces se calcula que cada parte está trasportada siete veces. Con impresión 3D vas a tener que trasportar solo una vez. Además, se termina el problema de la obsolescencia programada.

¿Cómo es eso?

La obsolescencia programada es un factor enorme en todo lo que es sobreproducción y contaminación ambiental; porque todas las empresas comerciales dependen de cuánto puedan vender. A una empresa que hace aspiradoras, no le conviene que reemplaces la ficha que rompiste, necesita que compres una nueva. Además, para ellos ya es vieja y muchas veces no la pueden arreglar o conseguir el repuesto. Con impresoras 3D se soluciona eso.

 

Global y trasversal

¿Qué está pasando en el mundo textil con esta tecnología?

Bueno, en realidad, ya no se puede hacer una remera mucho mejor que otra. Y en ese sentido, las proyecciones tridimensionales van a tener mucha importancia porque, ¿qué pasa cuando no podés distinguir por calidad? Distinguís por otras cosas como la “venta de humo” y asociación con estrellas de Hollywood o por personalización, que se va lograr con la impresora 3D. Y la gente está dispuesta a pagar por prendas personalizadas y locas. Porque moda es eso, inventar maneras de distinguirse, y a la gente le gusta distinguirse. Además, la prenda va a estar totalmente adaptada para tu cuerpo.

¿De qué forma va a funcionar eso?

Hoy hay talle S, M y L. En el mundo digital, vos tomás las medidas de tu cuerpo una vez y quedan archivadas. Entonces vas a ver algo que te gusta en una tienda pero no te lo llevás ahí, sino que te lo imprimen exactamente para vos y te llega a tu casa.

Las empresas se van a tener que transformar…

Sí. Para mí impresión 3D va a seguir la misma curva que cualquier tecnología revolucionaria. Va a haber un desplazamiento, pero los negocios que vienen son más y más interesantes. Cuando apareció el auto, las carretas a caballos desaparecieron, pero los trabajos que surgieron con la industria automotriz son 100 veces, sino mil más que los que existían cuando el traslado era a caballo.

¿Qué rubros tienen más potencial laboral?

La tecnología todavía es incipiente. Entonces, el primer eslabón de trabajos nuevos tiene que ver con la existencia de la tecnología, crear las máquinas, crear el ‘software’. Después están los materiales: trabajo para químicos, para los que hacen plástico, por ejemplo. Otro gran rubro va a ser el diseño y la creatividad. Y también está el tema de la distribución, la logística. De una manera específica y compleja, va a haber que trabajar en el suministro de materiales.

Sin embargo, esta tecnología tan revolucionaria sigue sin resolver uno de los problemas más grandes de la humanidad, que es la inequidad…

Yo veo el problema de inequidad como un problema político y no tecnológico o de escasez. El mundo produce dos veces la cantidad de comida que necesita para alimentar a toda la población. Sin embargo, tenemos 800 millones de personas que tienen hambre y 1000 millones que tienen obesidad. Además el 30 o 40% de la comida se tira, sobre todo en los supermercados y los restaurantes. La impresión 3D va a generar productos nuevos de forma más eficiente, pero cómo va a impactar en la distribución, no es un problema tecnológico sino político.

¿Qué tan global va a ser este fenómeno?

Justamente, lo interesante es que los países en desarrollo no tienen desventaja en esto. La prótesis de mano que recibió un chico en Argentina fue desarrollada por alguien en EEUU hace dos años que la subió a internet, y acá la bajaron, la ajustaron para este chico y la imprimieron por 2.000 pesos, cuando en realidad una prótesis así cuesta 40.000 dólares. Las impresoras se están desarrollando allá con la misma velocidad que acá. Porque todas las partes están disponibles en todo el mundo por el mismo precio.

No así las más macro…

Bueno, la primera casa en 3D se imprimió en Italia, y yo me estoy juntando con una arquitecta acá que quiere desarrollar casas de ese tipo acá.

¿Qué tienen de interesante las casas impresas en 3D?

Que la complejidad geométrica no agrega al costo. Si querés que tu casa tenga una gárgola hoy, te va a salir caro, pero con impresión 3d no; por ende se va a poder hacer cualquier cosa en cuanto a estética y diseño.

 

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