Hacia un futuro sustentable

Emiliano Ezcurra es uno de los ecologistas más reconocidos de nuestro país. En esta charla con BA MAG, nos cuenta sobre los beneficios de mantener bosques nativos en pie, los peligros de la industria agroganadera, la falta de debate político sobre temas ambientales y el futuro de los zoológicos.

Txt: Valentina Caffaratti
Ph: Ruben Digilio y Romina Solari

La oficina de Banco de Bosques es un pequeño departamento, austero pero acogedor. El director ejecutivo de la fundación, Emiliano Ezcurra, se justifica: “Cuantos menos lujos tenga una ONG, mejor”.

A lo largo de la charla, Ezcurra recuerda que se declaró ecologista cuando tenía apenas once años, a partir de la indignación que le provocó la muerte por negligencia de un hipopótamo en un zoológico. Luego de trabajar veinte años para Greenpeace, su carrera da un vuelco total gracias a una conversación con un desmontador salteño. Así nace Banco de Bosques, una fundación dedicada a salvar bosques nativos en riesgo.

El entrevistado circula por los diferentes temas con soltura y habla con la pasión de quien le dedicó y dedica su vida a que tengamos un mundo más sustentable y amigable con el ambiente.

 

¿Cómo comenzó tu labor ecologista?

Un día alguien le tiró una lata a un hipopótamo en el Zoológico de Buenos Aires y lo mató. Me indigné y quise asegurarme de que nadie iba a maltratar a otro más. Así fue como fui todos los fines de semana a ayudar allí durante tres años, hasta que entré en Greenpeace.

¿Cómo conociste Greenpeace?

Lo conocí gracias a una revista española, y fue amor a primera vista. Cuando Greenpeace abrió sus oficinas en Argentina yo tenía dieciséis años y empecé a trabajar ahí haciendo cualquier cosa. Después pasé a la recepción, más tarde fui asistente de un ‘campaigner’, luego tuve mi primer proyecto a cargo, hasta que un día fui el número dos de la oficina.

¿Por qué decidiste dejar “el amor de tu vida”?

Un día hablé con un productor salteño que me cambió la cabeza, me dijo: “Yo no quiero desmontar más, pero gano plata desmontando y sembrando soja. Si vos me decís cómo hacer desarrollo sustentable, yo lo hago aunque me dé menos rentabilidad”. Tradicionalmente el estilo de Greenpeace es confrontar, y yo estaba acostumbrado a eso. Ahí me di cuenta que había llegado el momento de crear un complemento a la fase de protesta y confrontación.

¿Cómo fue la transición?

Empecé a profundizar más en el conocimiento de los productos con el bosque en pie y en cómo generar empresas. Y así nació la idea de Banco de Bosques.

Me costó muchísimo, pero luego de ocho meses dejé Greenpeace para fundar mi ONG que tiene como objetivo principal, salvar bosques nativos en riesgo.

¿Cómo logran resguardar bosques?

Con las donaciones de la gente. Generamos un software a través del cual se puede comprar hectáreas de bosque para impedir que se talen árboles. Es un sistema que utiliza imágenes satelitales para generar un vínculo directo entre el donante y la “porción” concreta del bosque que cada donante salva.

¿Se necesitan grandes donaciones?

No, el donante chico es clave para salvar bosques, podés donar desde $30 en adelante. Es tangible, vos podés viajar y ver el metro cuadrado que salvaste.

¿Reciben otro tipo de donaciones?

En todas las embajadas hay una oficina de cooperación internacional, donde averiguamos qué temas financian para presentarnos a concurso. Eso nos ayuda mucho también.

¿Y las empresas privadas?

Nosotros en vez de pedirles plata, les ofrecemos un servicio de contenido. La donación la hacen a cambio de un servicio: ideas. De esa manera ambos nos beneficiamos. Un ejemplo de esto fue la campaña en conjunto con Villavicencio, que fue un éxito.

¿De esta manera se financian?

Claro, mediante la venta de creatividad financiamos nuestros costos operativos. Así, toda la plata de los donantes se destina sólo para salvar bosques.

¿Cuál es el mayor logro de tu ONG?

Sin duda, la creación del Parque Nacional “El Impenetrable” en Chaco. Era una estancia privada llamada “La Fidelidad” que contaba con una extensión de 250.000 ha.

¿Cómo lograste el apoyo del gobernador de Chaco?

Fue muy apasionante el caso, le hicimos llegar a Capitanich nuestra idea como una oportunidad de hacer algo lindo, bueno, que le iba a convenir a su gobierno y a la comunidad. Y lo más importante de todo: sin poner un peso.

¿Qué lo convenció?

El gobernador reparó que el turismo de avistaje de fauna no para de crecer, genera mucho rédito político, es rentable y que destinar una porción de territorio a eso, no amenaza las chances de crecimiento de otras áreas productivas. No sólo nos dio apoyo, sino que se puso a total disposición nuestra.

¿Por qué el primer bosque salvado fue en Chaco?

Yo amo el Chaco. Me parecía muy importante para los chaqueños, mostrar que su provincia no es sólo el lugar de los problemas sociales más conocidos, sino también un diamante en bruto capaz de darles una industria del turismo floreciente que deriva en mejoras a la comunidad.

¿Cómo sigue el trabajo hoy?

Seguimos recaudando fondos para “El Impenetrable”, pero para la infraestructura. El terreno ya se salvó gracias a los donantes. No podemos sólo salvar el bosque e irnos, hay que darle un acompañamiento y seguimiento.

¿Creés que la tala sigue siendo un riesgo?

No, la tala está muy controlada y la caza bajo mucho. El mayor riesgo son las “zonas de amortiguamiento”, aquel cinturón que rodea los Parques. Si no controlás el buen manejo de las actividades que se desarrollan en esas áreas y no les das un manejo económico real, se complica mucho.

¿Considerás que la cultura agroganadera puede ser perjudicial?

Sí, porque se desplaza y va quitándole espacio a los bosques. Por eso, parte del cuidado es trabajar mucho con la gente local, para que su trabajo agroganadero y sus modos de vida no perjudiquen la riqueza de la zona.

¿Y los aborígenes?

Se trabajó con ellos durante tres años para facilitarles oficios que nutran y beneficien tanto a su comunidad como al bosque.

 

Política ambiental, un cambio necesario

El argentino, ¿tiene conciencia ecológica?

Definitivamente, y una prueba de eso son la cantidad de ONGs que hay en el interior del país. Creo que hay mucha gente con buenas intenciones, pero hay un problema de liderazgo: no hay líderes ambientales en cargos de poder. Y por ende, lo sustentable no es un tema que se trate en profundidad desde los gobiernos.

¿La presencia de los grandes problemas sociales les quita espacio a los ambientales?

Sí, los temas ambientales están en segundo plano. Eso nos da la pauta de lo atrasada que está nuestra clase política. Lo ambiental y lo social son indivisibles.

¿Es difícil vender ecología?

Hoy no tanto, lo difícil es cambiar conductas que muchas veces están relacionadas con ganar plata. Muchos siguen con enunciados nefastos como que el progreso es a costo del impacto ambiental o que los ecologistas son chicos ricos que no tienen nada que hacer.

¿Ese es el error de clase política?

Sí, grandes premisas muy mal instaladas. Los gobiernos argentinos no ven la importancia de la sustentabilidad. Hoy queda bien hablar de eso, pero no se hace mucho.

¿Los zoológicos son un reflejo de eso?

Los zoológicos son un feo reflejo del pasado que no logramos desterrar. Es la visión victoriana de la fiera enjaulada al servicio de la recreación.

¿Mandarías a tus hijos al zoológico si te lo pidieran?

No, me parece un espectáculo lamentable, y diciendo esto no condeno a un padre que tiene un sábado libre y lleva a su hijo al zoológico. Yo creo que la responsabilidad está del lado del zoo y del gobierno, no de la gente que va.

¿Te planteaste hacer algo al respecto?

Sí, por eso formo parte de la Comisión Técnico Ambiental para la transformación del Jardín Zoológico Eduardo Ladislao Holmberg. Estamos trabajando en la transición a un lugar donde los animales están de paso porque fueron incautados, o se están rehabilitando, y donde hay un contenido educativo. Para eso se está llevando a cabo la liberación de algunos animales e impidiendo el ingreso de nuevos animales exóticos. Va a ser un proceso gradual.

 

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Para salvar bosques nativos en riesgo, hay que ingresar a la web de Banco de Bosques www.bancodebosques.org
Actualmente, lo recaudado se destina para salvar “Curvas del Urugua-i” en la Selva Misionera.