Artesanos del lúpulo

La cerveza artesanal y los bares especializados llegaron para quedarse. A las formas de venta tradicionales, se le agregan los botellones recargables, los sistemas de suscripción y las tarjetas prepagas. Conocé las nuevas tendencias que proponen los mejores rincones cerveceros de Buenos Aires.

Txt: Catalina Pelman Ph: Gentileza cervecerías

Sin dudas, la bebida alcohólica más consumida del momento es la cerveza. Los datos del sector indican que a ella le corresponde el 50% del consumo de alcohol en la Argentina. Pero también se registra un aumento en la producción artesanal de la bebida, y su consumo bajo distintas modalidades. En el país, hay más de mil productores independientes que comparten sus secretos y se unen para impulsar la movida cervecera en bares, festivales y eventos.
La cerveza combina agua, malta, lúpulo y levadura. Pero aunque sean pocos los ingredientes, de cada uno depende la creación de una nueva variedad. Además, el tiempo de fermentación es fundamental y el secreto está en la innovación y en el rescate de tradiciones. Las lager se imponen en el mercado, pero los pequeños productores apuestan por alternativas como las ‘ales’ o de fermentación larga, también por las ‘bock’ o las ‘stout’, más oscuras, intensas y robustas. Además, la incorporación de miel y sabores frutales acompaña la apertura de cervecerías en nuevos polos gastronómicos, sumando tendencias como los ‘glowlers’, el delivery y el self-serving.
Además de los grandes conocidos, uno de los pioneros en el arte de juntar amigos alrededor de una rica cerveza artesanal está en la localidad de La Lucila. Lo de Pepe Club es un bar atendido por sus dueños desde hace casi tres décadas  cuando, José y su esposa dejaron su local en Boulogne y lo instalaron en el partido de Vicente López. Desde ese momento se dedicaron a ofrecer más de 11 variedades de cerveza artesanal de barril, que acompañan con platos caseros como las clásicas papas King con cáscara, gratinadas con queso mozzarella, verdeo, panceta ahumada y crema.
Para los que disfrutan las noches de Palermo, 1516 es un local Multibrand con el jardín cervecero más grande de la ciudad y 22 canillas de las mejores cervezas artesanales del país. Allí se pueden encontrar marcas como Jarva, Antares, Cheverry, Berlina y Ogham.

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En envase retornable
Además de la creación de nuevas variedades, los emprendedores encontraron otras formas de innovar en el negocio. Ahora crece la opción de recarga en esos curiosos botellones color caramelo, los ‘growlers’. Muchos bares ya ofrecen este servicio adicional, y otros se dedican exclusivamente a la recarga de cerveza para llevar y son más conocidos como ‘growler stations’.
Los fanáticos de la cerveza artesanal eligen el ‘growler’ porque es la mejor forma de consumir en casa o llevar a una fiesta la misma cerveza que se toma en la barra. Sin embargo, hay que ser cuidadoso al utilizarlo: se recomienda consumir la cerveza ese mismo día o guardarla en la heladera no más de 48 horas, porque luego el producto pierde gas. Además, es necesario limpiar el envase con agua y alcohol ni bien se vacía el contenido. La primera vez, se paga el precio del botellón y después solo el valor de la recarga, dependiendo de la variedad de cerveza elegida.
Un buen ejemplo que emplea esta modalidad es Buenavista, que lleva poco tiempo en el mundo de la cerveza artesanal, pero su crecimiento es exponencial. Jorge, Rubén y Agustín -el maestro cervecero- son amigos y emprendedores por naturaleza, y aprovecharon todo su potencial para dar rienda suelta a este proyecto que no tiene techo. Desde el comienzo, los tres amigos oriundos de la localidad bonaerense 9 de Julio, tuvieron claro que “existen numerosas cervecerías y microcervecerías con excelentes cervezas, pero el aumento del consumo es mayor que la creación de nuevos emprendimientos”. Entonces, decidieron empezar a fabricar su propia cerveza para compartir con amigos. Fueron perfeccionando su receta, hicieron cursos y finalmente lograron vender su producto sin intermediarios, bajo la modalidad de ‘growler station’, para que los aficionados pudieran pasar a retirar la cerveza en envases de distintos tamaños. El valor agregado de esta tienda es que la atienden sus propios dueños, siempre dispuestos a explicar de qué se trata el proceso y a recomendar nuevos sabores.
Lo que más se consume en Buenavista es la IPA, tanto en variedad inglesa como americana, aunque en el local sugieren más la versión americana por su explosión de aromas y sabores. Por eso, el maestro cervecero recomienda “una IPA acompañada con una buena entraña asada”.

Sírvase usted mismo
Otra nueva tendencia, pero esta vez para disfrutar en el bar, es la máquina que permite al cliente servirse su propia cerveza y abonar con una tarjeta prepaga que han cargado previamente en la caja. Para servirse hay que apoyar la tarjeta en el lector, que indica el saldo disponible y un medidor en tiempo real va bajando a medida que se llena el chopp. Entonces, cada uno tiene la libertad de elegir cuánta bebida consumir y en qué momento, porque el sistema debita de la tarjeta solo lo que el cliente se sirve. Gracias a esta modalidad, el cliente puede probar varios tipos de cerveza sin tener que comprar una pinta entera, la bebida no pierde temperatura porque se carga la cantidad justa que se va a tomar, y se ahorra el tiempo que el camarero demora en atender al cliente en la mesa o en la barra. Además, evita la generación de desperdicios y es un buen sistema estadístico para los bares que desean medir qué tipos de cerveza se consumen más, en qué cantidades y a qué hora.
Por ejemplo, BeerHouse en Palermo Hollywood, ya tiene instalada la tecnología self-serving, importada por la empresa Pour my Beer. Aunque todavía es una modalidad incipiente, cada vez más cervecerías implementarán este sistema divertido que ya está instalado en Estados Unidos y que atrae cada vez a más consumidores que juegan a ser bartenders.

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Tradición cervercera
Ya en la época de la Colonia existían bares donde vecinos y viajeros se encontraban y compartían tragos, entre ellos cerveza. Desde hace tiempo los argentinos se reúnen, aunque es cada vez más raro encontrar sitios cargados de historia en Buenos Aires, de esos en los que vive el espíritu nacional. Pero, ¿todavía quedan pulperías? Sí, en una casa histórica de San Telmo funciona un local gastronómico típico de la región del Río de la Plata, que combina almacén y despacho de bebidas. Allí se reúnen parroquianos, gauchos y vecinos para tomar cervezas, comer, contar historias, cantar y divertirse. Pulpería Quilapán tiene una cervecería boutique, aunque también ofrece marcas convencionales para los que todavía no se animan a los sabores de autor. Además, tiene un museo que exhibe la primera chopera y botella de la fábrica Quilmes. En Pulpería Quilapán buscan “aportar al argentino lo mejor que produce Argentina, recuperar las mejores tradiciones del campo y acercar al pequeño productor con el consumidor urbano”, aseguran sus dueños. Allí la gente se reconcilia con el patrimonio, comparte un buen queso, una buena cerveza tirada mientras disfruta de las leras de un payador. Por otro lado, es una alternativa para quienes “están hartos de llenar sus carritos en el supermercado de productos sin historia ni gusto”, consumidores curiosos y nostálgicos que tienen ganas de conocer la gastronomía argentina saboreando “productos originales, de calidad y respetuosos con el medio ambiente”.
Aunque cada cervecero tiene su secreto y cada cerveza tiene su encanto, en Pulpería Quilapán recomiendan la Imperial Stout de Aníbal de La Loggia, la más premiada de Argentina, y la cerveza de Algarroba de la provincia de San Luis, que fue galandronada en Slow Food y es 100% natural. Sin embargo, hay más de 50 opciones para todos los gustos, desde $30 la pinta.
Clientes y turistas eligen la pulpería por su cerveza, pero ante de todo por su autenticidad y constante movimiento. Por ejemplo, todas las semanas organizan una degustación con productores regionales y una vez al año celebran un concurso de tomada rápida de cerveza. Pero el proyecto para 2017 es lanzar su propia cerveza, como ya hicieron con el vino patero de la casa.

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No es cualquier club
El Club de la Birra comenzó en 2015 como una comunidad virtual en redes sociales para promover la cerveza artesanal y acercarla a ese público que buscaba nuevos sabores pero no sabía dónde conseguirlos. Desde ese entonces, distribuyen botellas sueltas, six-packs y cajas de cervezas de emprendedores de todo el país, cuidadosamente seleccionadas por un equipo de especialistas. La idea es que el socio reciba en su casa todos los meses seis botellas de cerveza artesanal, de tres variedades diferentes.
Además, los socios tienen descuentos en bares, cervecerías, cursos, y catas. La cuota es de $399 y se paga con tarjeta de crédito a través de MercadoPago. Los envíos son gratuitos dentro de la Ciudad de Buenos Aires y las entregas se hacen del 1 al 10 de cada mes. Con más de 300 suscriptores en la Ciudad de Buenos Aires, decidieron abrir su primer bar en los próximos meses para “reforzar el concepto de club y comunidad”.

En los 90 fue el vino de autor, hoy es la cerveza artesanal la bebida cuyo desarrollo parece no tener techo. Porque se expande en cantidad de productores y cervecerías, mejora la calidad del producto y continúa generando propuestas innovadoras y atractivas para consumidores curiosos y exigentes.

+ info:

pulperiaquilapan.com
clubdelabirra.com.ar
facebook.com/Buenavista.Growler.Station
lodepepeclub.com
centrodecatadecerveza.com
1516cerveceria.com
pourmybeer.com.ar