Delicias simples

Tefi Russo es una de las cocineras con más seguidores en las redes sociales. Con su blog “Inutilísimas”, instauró el paradigma de la comida casera práctica y con ingredientes sencillos. En esta charla con BA MAG, habla del trabajo, internet y su amor por la gastronomía.

 

Txt: Camila Barreiro
Ph: Gentileza Mechi Fahs

 

Un día, hace cuatro años, Tefi Russo comenzó a subir recetas a su blog con el tímido fin de compartirlas con amigos cercanos y poder archivarlas. Sus creaciones fueron tan bien recibidas por el público que, en poco tiempo, logró masividad en Twitter, Instagram y Facebook –donde ya tiene más de 230.000 seguidores-. Su blog se llama Inutilísimas y como su nombre lo indica, está pensado para quienes quieren incursionar en la cocina, pero tampoco meterse de lleno. Las recetas son simples, el blog es bien dinámico y fácil de seguir, y Tefi le agrega el condimento del humor.

Este año, la ‘it girl’ argentina de la cocina estrenará la segunda temporada de su serie en “Taste Made”, una plataforma digital gastronómica. Además está preparando su primer libro y nuevas recetas para continuar con los consejos online a los que dedica sus días. Sin habérselo propuesto, su vida dio un giro de 180 grados y la posicionó como una referente 2.0 de la cocina actual.

¿Por qué crees que el público te eligió?

No creo que sea algo que se me dio puntualmente a mí. Las redes sociales cambiaron completamente las reglas del juego y es subirte o quedarte atrás. La gente quiere simplificarse la vida y hacer cosas en sus casas, por eso lo gastronómico funcionó muy bien. Las recetas en video pegaron mucho. Miráme, acabo de firmar un contrato para escribir un libro. Eso es algo que nunca me hubiera pasado si no fuera por las redes. Es increíble. Hoy en día, desde tu casa, si sos auténtico y tenes un concepto claro de lo que querés mostrar podés llegar a cualquier lado. Para seguir en ese ritmo hay que tratar de entender lo que gusta, pero por suerte tenés todo en números.

¿Te guías mucho por lo que te “devuelven” las redes?

Los cambios son a demanda. Es muy fácil saber lo que gusta, lo que no y adaptarte a lo que la gente va pidiendo. Podés ver perfectamente cuántas personas ven lo que subís, cuánta lo empezó a ver y abandonó, en qué momento lo dejaron y así fijarte qué falló. Yo, igual, no soy obsesiva de los números. No me engancho con los seguidores y los likes porque entrás en un terreno de mucha obsesión y te contaminás un poquito. No disfrutás del todo. Me encanta analizar las redes porque tienen muchas cosas buenas y malas, es una locura.

¿Cuáles son, para vos, las cosas malas?

Si yo me metiera en temas polémicos dejaría la puerta abierta a que los comentarios lo sean. Pero mi espacio no se mete con nadie, simplemente comparto recetas con buena onda. Además lo tomo como mi lugar de trabajo, entonces trato de respetarlo y cuidarlo. Están quienes ven un posteo que no les gusta y siguen de largo, y los que se detienen a comentar. Si la crítica es constructiva es bienvenida, pero cuando alguien es agresivo me molesta un poco. Me molesta el ‘hater’. Nunca voy a entender a quien usa las redes para bardear. De todas maneras en los cuatro años que llevo solamente bloquee a dos personas porque me pareció demasiada su falta de respeto. No suelo borrar comentarios porque son las mismas personas que te siguen las que te defienden.

Y volviendo a tu ‘boom’ en las redes, ¿creés que el ritmo vertiginoso de la vida actual lleva a preferir tus recetas por sobre las de canales gourmet?

Me parece que a la gente le empezó a gustar mucho más lo autentico, lo real. Eso es lo que te brinda internet. Ves a alguien cocinando desde su casa, es una persona común apasionada por algo que quiere mostrar. Lo interesante es enseñar una cocina diferente, caradura, ignorante, como la quieran llamar. Estoy segura de que logré que mucha gente que no cocinaba y le tenía terror a la cocina, empiece a animarse.

¿Eso es lo que te planteaste hacer en Inutilísimas?

Yo quise reivindicar lo simple y casero. A mí me encanta salir a comer afuera y conocer distintas gastronomías, pero lo que acerca a la gente a la cocina es la simpleza. Podemos darle una vuelta de tuerca y buscarle un lado creativo, pero siempre mirando a la sencillez con mucho cariño. En los últimos dos años tuve muchos casamientos y los platos son ricos, pero digo: El día que me sirvan una buena milanesa con papas fritas va a ser el mejor evento al que haya ido. La gente cree que lo complicado es mejor. Pero siento que siempre vamos a volver a lo simple, soy defensora de eso a capa y espada.

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Emprender desde las ollas

¿Cómo fueron los primeros pasos para llevar a cabo este proyecto?

Empecé subiendo recetas en 2012, cuando las redes sociales no eran lo que son ahora. Compartía los consejos para ver qué pasaba y, de paso, ir archivándolos en el blog. Era una cuestión de comodidad. Mis primeros seguidores eran amigos, familia y conocidos. Gracias a Twitter se masificó y lo comenzó a ver más gente. Después se sumaron Facebook, Instagram, Snapchat, etc. En un momento me dije: “¡Ay no! ¡Por Dios! Me da mucha vergüenza que me lean tantas personas. Soy una caradura”.

¿Cómo lo superaste?

Yo no soy chef y estaba compartiendo recetas, tuve unos meses de susto y después noté que hacía algo bueno. Lo que sentía como mi debilidad era mi punto fuerte. Soy la primera en ser exigente conmigo, en ubicarme y querer pagar derecho de piso por no ser profesional. Agradezco las oportunidades que me dieron a pesar de no serlo. Me da un poco de cosa sacarle la ‘chance’ a gente que realmente estudió, pero desde mí lugar logré esto: que la gente se anime, y estoy satisfecha.

Y a Tefi Russo, ¿cómo le cambió la vida Inutilísimas?

Antes eran un par de chefs los que tenían la posibilidad de llegar a millones de casas. Yo soy una mina que, de repente, se puso a cocinar sin ser cocinera profesional. Mis recetas están en miles de hogares, me parece una locura. Ahora hasta tengo la posibilidad de un libro y una serie.

¿Cómo era tu vida antes?

Fui mamá en 2010. Me di el lujo de poder estar con mi hija cuando era bebé, pude cuidarla y quedarme con ella. A mis 20 años me tocó ser ama de casa y acompañar a mi ex marido, por lo que viví mucho tiempo afuera. Después de estar en varios lugares, que aproveché muchísimo y fueron grandes experiencias de vida, me divorcié, mi hija creció y ahora hago esto que me gusta.

También la sumás a tu hija Bianca en los videos…

Se incorpora y se cree mil. Dice que es mi socia y le encanta cuando nos conocen o piden fotos. No sé si va a ser cocinera, pero me parece que la mejor herencia que le puedo dejar es el concepto del hogar y la comida casera. Lo que pueda aprender de mis recetas se lo regalo con todo mi amor.

¿Te ayuda mucho en las preparaciones?

Cocina cinco minutos, hace enchastre, mete mano y se va. Pero tiene seis años, ¿qué más le puedo pedir?

Y vos ¿a qué edad empezaste a sentir atracción por la cocina?

Desde los seis años, que fui a mi primer curso de cocina. Eso se mama. En mi casa la comida era primordial: el asado de los domingos, la pasta casera de la abuela, la pizza que hacía mi papá… Tengo muchos recuerdos de la cocina y eso no te lo borra nadie. Mamá hacía las milanesas más ricas del mundo. Además en cada país que estuve cuando viví afuera, aproveché para hacer cursos. Nunca estudié la carrera pero sumé conocimientos. Jamás pensé trabajar en gastronomía porque tengo la teoría de que si tu hobbie se vuelve profesión, pierde el encanto. Pero tu esencia siempre tira y por más que escapes, a la larga, vas a terminar haciéndolo. Ahora estoy feliz.

¿Tuviste que encontrar un nuevo hobbie?

Sí, necesito hacer cosas para distraerme. Cuando trabajás en las redes sociales estás híper conectado. Demasiado para mi gusto. Hago alfarería y me sirve muchísimo. Es mi nuevo hobbie. Además leo mucho, me devoro los libros. No me gusta verme desde afuera todo el día con un teléfono prendido, es lo único que no disfruto de este trabajo.

Para terminar, cuándo vos sos la que tiene que salir a comer, ¿qué elegís?

¿Sabes qué? Soy muy poco exigente con la cocina ajena. Como siempre lo hago yo, cuando voy a un restaurante estoy tan emocionada por no tener que preparar nada que me olvido de si está muy rico. Disfruto de sentarme a comer lo que otro haya cocinado. A cada lugar que voy le encuentro algo lindo. Me gusta desde un bodegón de barrio hasta el sushi de los viernes con amigas. Soy muy variada en la comida y me fascina descubrir menús nuevos. No me animaría a elegir un restaurante, pero sí puedo decir que la comida española me vuelve loca.

 

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www.inutilisimas.com