La otra cara de Las Vegas

Presentamos el lado B de un destino que, aunque se conoce como la “Ciudad del Pecado”, sorprende y encanta a toda la familia.

Txt: Rosario Oyhanarte

Es famoso el adagio de que “lo que pasa en Las Vegas, queda en Las Vegas”. ¿Será por eso que no es ‘vox populi’ que un viaje a la ciudad de los excesos puede ser, también, el mejor programa familiar? Porque, en general, uno piensa en Las Vegas e imagina casinos, apuestas –y deudas–, salidas licenciosas, ‘moquettes’ pasadas de moda, alcohol…

Algunos llegan aún más lejos y, al imaginarse un viaje a la ciudad más grande del estado de Nevada, reproducen en su mente el típico estereotipo norteamericano: restaurantes de comida rápida por doquier, una mayor densidad de población con obesidad por metro cuadrado que en toda la Argentina y niveles de consumismo llevados al morbo.

A todos ellos, vale aclararles: se equivocan. Las Vegas, para quienes tienen el placer de visitarla, puede convertirse en el lugar favorito de todo Estados Unidos para una escapada en familia. Y pasamos a enumerar los porqués.

Los hoteles son más que adecuados. La noche se ofrece a precios accesibles y así, uno accede a enclaves cinco estrellas que cuentan con todos los servicios y comodidades para sus huéspedes. Cabe aclarar que algunos quedaron un poco noventosos en su ambientación o que muchos otros pecan de ser demasiado ‘kitsch’, pero lo cierto es que los espacios son amplios y los cuartos, comodísimos, de esos donde a uno le daría gusto despertarse todas las mañanas de su vida. Los recomendados son varios: Caesars Palace, The Cosmopolitan of Las Vegas, The Palazzo, The Venetian, Wynn, Encore… En definitiva, el elegido dependerá de cada estilo –y de cada caché–.

Un buen programa para empezar el día, más allá de dónde uno se hospede, es ir a conocer el desayuno buffet del Wynn. Es especial para llegar con el estómago bien abierto porque ofrece delicias que incluyen panqueques y jugos naturales preparados con frutas de estación, pan recién horneado o huevos revueltos bien sabrosos. Desde ya, las opciones más contundentes (salchichas, pescado, fiambre) también están disponibles.

Otro punto a favor para la ciudad: el buen clima es la norma. Es un mito que en su vecina, Los Ángeles, hace calor durante todo el año. En cambio, en Las Vegas esto sí suele suceder. Así que, gran parte de la jornada podrá ser dedicada a relajarse en la pileta, con un rico trago en una mano y un buen libro en la otra. En general, cada hotel ofrece entre cinco y diez piletas distintas, con lo cual es posible elegir entre los rincones más deshabitados o los más ruidosos, según la preferencia.

Desde ya, resulta ocioso aclarar que la actividad principal de Las Vegas es el juego. Pero vale la pena explorar algunas de las otras opciones de entretenimiento que ofrece la ciudad, donde la diversión puede ser sana y variada. Por ejemplo, una actividad altamente recomendable es la excursión al Gran Cañón. Distintas empresas ofrecen el servicio de sobrevolarlo en helicóptero, para apreciar el abismo de colores que lo convierten en una de las siete maravillas del mundo natural. El tour recoge a los interesados por su respectivo hotel y los conduce hasta el helipuerto, desde donde salen los vuelos que duran un promedio de una hora y media. De acuerdo a la agencia, la actividad varía pero, en líneas generales, en la mitad del recorrido por esta escarpada garganta de Arizona, el helicóptero se detiene para disfrutar de un brindis y un snack, además de poder tomar fotos, de esas que, se garantiza, querrán ser enmarcadas y exhibidas en el living. En el regreso hacia Las Vegas, la ciudad se aprecia de noche, iluminada.

Y esta es otra de las postales típicas. Cae la tarde y la metrópolis se enciende en un juego de luces de neón que nada tiene que envidiarle a Times Square. Para quienes disfruten de este despliegue, se recomienda con ahínco recorrer la zona de Downtown, donde se encuentran los carteles más vistosos y hasta se puede visitar The Neon Museum. Algunos dirían que es la zona más hipster de la ciudad.

La-otra-cara-de-Las-Vegas1

Show, shopping y relax

Otra buena noticia es que en Las Vegas no existe el estrés del tráfico ni del estacionamiento. La avenida que se conoce como The Strip (una sección de 6,4 kilómetros de Las Vegas Boulevard South, donde se localizan los principales hitos de la ciudad) bien puede recorrerse a pie. Salir a dar un paseo en las noches cálidas es un programa en sí mismo. En el camino, uno se topa con personajes particulares que no hallan lugar en otras ciudades. Hordas de Elvis Presleys desfilan por cada vereda, dispuestos a tomarse fotos con el público. Justo en frente al Bellagio, se divisa una suerte de Torre Eiffel y esta cuenta con un restaurante de comida francesa que se pavonea con vistas pintorescas. La oferta de espectáculos se promociona en carteles que compiten entre sí para llamar la atención de los visitantes, quienes podrán elegir entre shows de Britney Spears y Jennifer López, conciertos de Celine Dion o el que es uno de los eternos preferidos: el Cirque du Soleil.

Desde hace más de veinte años que esta compañía forma parte de la oferta de entretenimiento de la ciudad. Los espectáculos duran un promedio de noventa minutos, en los que se aprecian acrobacia, arte, danza y una escenografía inolvidable. La cartelera anual incluye ocho shows distintos, pensados para todos los gustos; está el que se dedica a Michael Jackson, también el que fue creado para fans de The Beatles, pero uno de los más populares es O, en el Bellagio. Aunque Cirque du Soleil recorre el mundo, O es una experiencia que solo puede vivirse en Las Vegas. Es que, la performance se lleva a cabo en un escenario montado en una pileta enorme: no en vano, O toma su nombre de eau, que significa agua en francés. Es en esta pileta, que contiene 1.5 millones de galones de agua, donde los artistas realizan números de nado sincronizado, acrobacias aéreas y más.

Asimismo, otro gran encanto de Las Vegas alude a su shopping. Uno de los recomendados es el mall Fashion Show, que nuclea a todas las marcas, las de lujo y las más accesibles. Este shopping ostenta una ubicación inmejorable: se halla en frente al Wynn y el Encore, en pleno Strip. En esta zona también se encuentra la galería conocida como The Forum Shops, en el Caesars. Y, para quienes aún quieran dedicar a las compras un tiempo más, es ineludible la visita a North Premium Outlets. No se imaginen el típico outlet colosal de Miami, repleto de gente y de tiendas que se reproducen con cada paso que uno da. Por el contrario, estos outlets seleccionan buenas marcas y lo mejor que cada una de estas tiene para ofrecer, con múltiples talles disponibles y productos de las nuevas colecciones. Hablamos de Burberry, Marc Jacobs, Helmut Lang, Theory, CH Carolina Herrera… Vale la pena destinar al menos medio día de la agenda a esta visita.

Los amantes del deporte hallan en Las Vegas canchas de golf de primera calidad: Shadow Creek, The Wynn Golf Club, Bali Hai o Badlands son algunas de las favoritas. Una ventaja es que es raro, rarísimo, que el clima conspire contra la jornada deportiva. Por otro lado, quienes prefieren pasar sus tardes en el spa (aunque, está claro, los programas no son excluyentes), los hoteles disponen de tratamientos de todo tipo y salones diseñados con prestaciones de última generación. Dos de los recomendados son Canyon Ranch SpaClub en The Venetian o Sahra Spa & Hammam en The Cosmopolitan. En todos los casos, se trata de un descanso revitalizante ideal después del ajetreo nocturno.

Está claro que en ninguna ciudad del mundo todo es color de rosas y Las Vegas no es la excepción. Es cierto que los programas son divertidos, sí, pero caros. También es cierto que muchos espacios, como aclarábamos, son demasiado ‘kitsch’. Pero hay que tomarse a este último punto con humor. Por ejemplo, en la ruta hacia Los Ángeles recomendamos frenar a almorzar en el diner Peggy Sue’s, ambientado como en plenos años 50, con rockolas y figuras de Elvis Presley y Betty Boop que adornan el salón.

 

En general, quienes llegan a Las Vegas lo hacen sólo “para tachar” o complementar su visita a California con dos o tres días en Nevada, y no mucho más. Pero, luego del recorrido y del disfrute, lo más probable es que, sin importar la edad y aunque no se apueste ni un dólar en las maquinitas, toda la familia se quede con ganas de extender la visita… y de volver, pronto. Que se corra la voz y no “quede en Las Vegas”: esta ciudad es un ‘hit’.