Experiencias XL

Lujosas, gigantescas y elegantes, las penthouse suites de estos cinco emblemáticos hoteles logran que, aunque lejos, nos sintamos como en casa. Aún más, la singularidad de sus experiencias customizadas hacen que queramos quedarnos allí para siempre.

Txt: Luciana Olmedo-Wehitt
Ph: Gentileza hoteles

 

Estas cinco penthouses suites combinan la sofisticación de épocas pasadas con la comodidad y la tecnología contemporánea. Emplazadas en palacios y edificios tradicionales de todo el mundo, pueden alquilarse tanto para descanso como para negocios.

Las amplias dimensiones de todas ellas permiten que toda una familia disfrute de sus vacaciones asegurándose la diversión de cada uno de sus miembros, que allí se celebren el tipo de reuniones que cambian el curso de la historia o que en su interior se festejen las mejores fiestas.

Además de los servicios de botones y limpieza, el personal a disposición las 24 horas suele incluir masajistas, niñeras y personal trainers. ¿Quién dijo que no hay lugar como el hogar?

Let’s Dance

Si pensar en Londres es pensar en música, pensar en el Hotel Café Royal es imaginar la posibilidad de componer una melodía a tu medida.

Es ya un hito la fiesta de despedida (“The Last Supper”) que, en 1973, David Bowie ofreció en las inmediaciones del hotel para pasar a retiro a su alter ego más famoso: Ziggy Stardust. Este y otros antecedentes musicales –como las visitas frecuentes de Mick Jagger y Lou Reed- sirvieron como disparador para que el Café Royal concibiera la residencia suprema del rock & roll.

Los 291 m2 que conforman The Dome Penthouse se dividen en tres habitaciones con baños revestidos en mármol de Carrara, dos terrazas con las mejores vistas a la ciudad y un grandioso living equipado con la mejor tecnología de vanguardia by Bang & Olufsen: LCD, Ethernet, consolas de sonido para DJ y mega parlantes.

La suite principal es un impresionante espacio circular ubicado justo debajo de la icónica cúpula de cobre que domina el paisaje sobre Regent St., la calle donde -a metros de Picadilly Circus– se encuentra este hito londinense desde 1865.

Conjugando lo más exquisito del lujo contemporáneo con un glamour atemporal, The Dome cuenta, además, con un sistema de iluminación LED que -proyectado en el techo del domo- en segundos puede transformar el espacio en la versión boutique del The 100 Club.

A tempo giusto

Las aguas termales y los spa son marca registrada del país de los Alpes. Con estos recursos en su haber se erigió, entre 1897 y 1899, The Dolder Grand en la ciudad de Zúrich. El objetivo que en ese entonces se fijó el hotel continúa aún vigente: lograr el bienestar integral de sus visitantes ofreciéndoles experiencias inolvidables. En 2001, y bajo el asesoramiento de Sir Norman Foster, se comenzó una remodelación que, siete años después, dejaría en evidencia que pasado y presente pueden dialogar en perfecta armonía.

Para la refacción de sus cuatro Top Suites, la inspiración surgió de huéspedes ilustres que honraron al Dolder Grand con su presencia: los Rolling Stones inspiraron la Suite 100; la actriz Giulietta Masina, la Masina Suite; el escultor Alberto Giacometti, la Carezza Suite y el inigualable director de orquesta suizo Herbert von Karajan -quien durante más de 35 años comandó la reconocida Orquesta Filarmónica de Berlín- tuvo que ver en el diseño de la Maestro Suite.

Ubicada en la torre más alta del hotel, la Maestro Suite ofrece 400 metros cuadrados que, repartidos en dos plantas, rescatan a la música clásica y la trasladan a la arquitectura. Dos habitaciones, baños de mármol con sauna, un living comedor circular con chimenea, una sala de lectura, otra de relax en el punto más alto de la torre y una terraza estilo lounge -con vistas de ensueño a la ciudad, al lago y a los Alpes- logran que aquí sintamos que tenemos la batuta.

 

Al este, el paraíso

De norte a sur, por todo el territorio tailandés se pregona el sanuk (diversión) como forma de vida. Incluso se dice que sus habitantes pueden llegar a desplegar hasta trece tipos de sonrisas distintas (sí, trece, porque hasta cuando se enojan sonríen) para recibir a los visitantes.

La penthouse suite del Hotel St. Regis Bangkok refuerza esta ética de la diversión en sus 800 metros cuadrados. Sus paredes están enteramente decoradas con objetos utilizados en el clásico musical The King and I y, además de los tradicionales ‘ammenities’ de lujo, esta residencia de cristal incluye un gimnasio, un spa privado y un living-comedor con lugar para 16 personas, desde donde puede palpitarse la vibración de toda una ciudad para la cual el entretenimiento es un ‘must’.

Sin embargo, es en el balcón del piso 44 donde se encuentra el tesoro de la suite: una pileta de 7 metros de largo, desde donde se divisan los jardines del Royal Bangkok Sport Club. Este spot tiene una de las mejores vistas panorámicas de la metrópolis. Los dos pisos de la penthouse suite del Hotel St. Regis redefinen, de esta manera, el arte de la vida urbana en la capital asiática.

 

Tempo d’estate

En 2013, luego de una monumental reforma que costó 35 millones de euros y que implicó el trabajo conjunto de artesanos locales, arquitectos e instituciones culturales: The Gritti Palace reabrió sus puertas dejando en evidencia que el esplendor de las cosas nobles es eterno.

Emplazado a pocos pasos de la Plaza San Marcos, este palacio gótico que en 1525 ofició como residencia del Oficial de Venecia a quien debe su nombre (Andrea Gritti), cuenta con 21 suites de lujo inspiradas en personalidades notables como Ernest Hemingway y Peggy Guggenheim, personalidades quienes dejaron su impronta tanto en la ciudad como en el hotel.

Tapices venecianos, paredes empapeladas en seda, frescos pintados a mano, divanes Rococó, espejos tallados artesanalmente y arañas con caireles de Murano decoran la Redentore Terrazza Suite, cuyo diseño interior remite a las guaridas de los intelectuales y nobles del siglo XIV. La extensa terraza de 250 metros cuadrados terminados en piedra de Istria -la típica piedra caliza veneciana- balconea sobre el Gran Canal, convidando extraordinarias vistas a la ciudad del amor y convirtiendo a esta penthouse suite en un lugar ideal tanto para relajarse como para celebrar una inolvidable fiesta (¡con o sin máscaras!).

Home sweet home

Diseñado en 1927 por Arthur Upham Pope, experto en arte y arquitectura persa, The Penthouse fue concebido como residencia personal de un empresario norteamericano primero, y de una aristócrata local, después. Recién en 1981, The Faimont San Francisco decidió abrir al público esta suite colosal. Ubicada en el 8° piso del histórico hotel, The Penthouse ha oficiado como hogar transitorio de varios jefes de estado, integrantes de la realeza y celebridades internacionales como John F. Kennedy, El Príncipe Carlos de Gales, Mick Jagger, Nat King Cole y Marlene Dietrich.

En sus casi 2.000 metros cuadrados, el exotismo oriental se fusiona a la perfección con la modernidad occidental, creando así una suite donde el tiempo se detiene. El estilo morisco florece en la espectacular sala de billar y en la extensa terraza, mientras que obras originales de David Hockney embellecen las paredes y lujosas piezas de porcelana china hacen lo mismo en otros espacios. La biblioteca en dos plantas es un lugar encantado: en su cúpula abovedada hay pintado un bellísimo mapa estelar y, entre sus libros, se esconde un pasaje secreto que comunica con la habitación principal. Otras dos suites, un living con un gran piano y un comedor con lugar para 60 personas -donde pueden degustarse deliciosos productos orgánicos y exquisitos vinos californianos- hacen que esta suite, cuyo valor ronda los 18.000 dólares por noche, se transforme en el mejor de los hogares fuera del hogar.

+info_

www.hotelcaferoyal.com
www.dolderhotelag.com
www.stregisbangkok.com
www.thegrittipalace.com
www.fairmont.com/san-francisco