El jardín surrealista de Edward James

“Uno es excéntrico contra su propia voluntad, contra sus propios planes”, confesaba James, el artista dueño de 37 hectáreas de bosque donde construyó una reserva animal con escaleras que no conducen a ningún lado, tragadas por la naturaleza y esculturas de los más destacados artistas surrealistas, incluido Salvador Dalí.

Txt: Carolina López Scondras Ph: Creative Commons

 

Allí, en medio de un pueblo cafetalero y un paisaje casi selvático, se encuentra un castillo a medio construir lleno de estructuras y esculturas surrealistas. Tiene varias escaleras que salen hacia los cuatro puntos cardinales. Algunas de ellas, no tienen destino más que un árbol. Si se toma un camino, puede uno terminar en una pared o en una ventana entre ramas. Es posible también que la escalera viaje en círculo y vuelva al punto de salida, para esta vez tomar otra y elegir “tu propia aventura”.

En México, Xilitla es un municipio ubicado en el Estado de San Luis Potosí, que fue nombrado “Pueblo mágico” el 12 de diciembre de 2011. Queda a 428 km del Distrito Federal y se llega por ruta en aproximadamente 5 horas.

Dentro de Xilita, específicamente en Las Pozas, se encuentra el parque del escocés Edward James, que consiste en 36 estructuras de concreto ubicadas 37 hectáreas de bosque. ¿Los costos de tamaña empresa? Fueron absorbidos por la venta de su colección de arte surrealista, la más grande del mundo. Pues era James, además de un gran poeta y escultor del 1900, un amante y precursor del arte del inconsciente. “Nunca fue mi intención formar una gran colección. Me llamó la atención cuando lo dijeron. ¿Soy coleccionista? No lo sabía”, declaró el excéntrico millonario.

Sueños en grande

La historia comienza en el castillo donde vivía su padre en Gran Bretaña (en Sussex). Se trataba pues, de un coto de caza muy importante con más de trescientas habitaciones. Heredero multimillonario de la fortuna de su padre y abuelo, Edward –además de ser artista- se dedicó a subvencionar las carreras de artistas talentosos en los años ´30.

Tras su divorcio, James volvió a su casa natal en Sussex y la transformó completamente pintándola de lavanda, convirtiendo las tuberías en esculturas con forma de cañas de bambú y llenando de palmeras de fibra de vidrio el exterior. Además agregó sábanas colgantes desde las ventanas y un reloj en la chimenea que marca los días de la semana.

La extravagante reforma fue terminada en 1937. Entre otras cosas, las alfombras del castillo tienen impresas huellas, tanto de sus pies mojados como las de sus perros, y allí guardaba las obras que compraba mientras hacía de mecenas de artistas surrealistas como René Magritte.

Como complemento del castillo donde la creatividad fluía, James soñaba con un ambiente parecido al jardín de Edén donde todo creciera. Le hablaron de México (nada más, ni nada menos que el escritor Aldous Huxley) y con dos bolsas de dormir viajó, con su amigo Plutarco Gastelum, a ese país hasta llegar a Xilitla.

Allí encontró Las Pozas y pensó en un lugar para conservar vida silvestre… entonces plantó algunas orquídeas. En el año 1962 hubo una nevada -excepcional en ese clima- que quemó parte de sus plantas, por lo que resolvió crearlas en materiales duros como cemento y fibra de vidrio.

El movimiento conocido como surrealismo se asocia a los sueños. Representa un mundo ilógico, que sus artistas convierten en realidad. Por eso este jardín es como estar dentro de una obra de Dalí.

En el recorrido hay peceras con forma de ojos y una la escalera al cielo de 33 escalones que son, en realidad, teclas del piano. Puentes que no conectan nada, formas serpientes por cualquier lado e incluso manos que salen desde el mismísimo suelo son parte de la colección que el escocés le compraba a los artistas jóvenes con potencial que no tenían dinero. “Sucedió que conocía a muchos jóvenes pintores, la mayoría en quiebra. Los artistas, cuando empiezan necesitan apoyo porque no tienen dinero. Así que empecé a comprarles obras para que se mantuvieran, para que pudieran continuar su carrera”, contaba James.

En un documental que cuenta su historia, explicó su postura al respecto: “Nunca les compre cuadros a artistas indiferentes o malos, porque no creo que no creo que deban ser estimulados. Pero había gente verdaderamente talentosa: a, Tchelivchew, que literalmente no sabía de dónde vendría su próxima comida, le compré varios cuadros. Y también a Dalí, que le iba bien, pero no era conocido… Magritte era muy pobre cuando lo conocí. Vino a quedarse conmigo todo el verano en Londres. Compré muy pocos Picassos porque él estaba establecido y no necesitaba ayuda, pero nos hicimos buenos amigos”.

Siempre en el ambiente de la cultura, entre sus amistades y mecenazgos se encontraba el psicólogo Eric Fromm, el coreógrafo George Balanchine, el compositor Igor Stravinsky, el pintor Max Ernst y la novelista Leonora Carrington.

Libertad animal

En su motivación por cuidar la vida silvestre, la idea original para ese parque era construir una torre de sietes pisos -sólo se llegó a la construcción de tres- para poner árboles arriba y que las aves sintieran que estaban afuera, se apareasen y puedan luego ser devueltas a la montaña. También estaba pensada una sala de proyecciones y conciertos. La forma sería un dodecaedro, basado en los planos de Leonardo Da Vinci, que giraría para que le den distintos tipos de luz.

Llegó a tener allí leones, tigres, ocelotes, papagayos, flamencos y cocodrilos. James, el extravagante, recibía a los invitados con una boa constrictor en el cuello hasta que una casi lo asfixió.

Sus diseños caprichosos llegaban por correo desde Europa o África y los albañiles locales recibían muy buenas sumas de dinero por ese trabajo que casi nunca se concluía, porque siempre aparecía una idea nueva para empezar. Por eso es que se encuentran arcos, puertas diminutas, pasajes y estructuras que, a simple vista, no tienen el más mínimo sentido.

Fue construido durante 25 años según algunas fuentes, y 17 según otras, pero no se logró terminar. Edward James murió en Italia a los 77 años (1984) víctima de trombosis y sepultado en el Jardín botánico de West Dean en Inglaterra.

Si la idea es un viaje de ensueño, el paso por el Jardín de James (abierto al público como paseo), no los decepcionará. Se trata, en definitiva, de un portal hacia otras dimensiones en un bosque mágico digno de Narnia y creado por un visionario excéntrico, aún contra su propia voluntad.

el jardin surrealista

Datos útiles y curiosidades

Frente al jardín surrealista se encuentra la casa de Plutarco Gastelum, el mexicano que lo acompañó en su primer viaje por el país hasta encontrar Xilitla, que se convirtió en una posada de nombre El Castillo.
Detrás del jardín se encuentran cabañas para hospedarse, y siguiendo el camino se encuentra “la Casa Caracol”, creada por un potositeño joven (Rodo) que después de diez años de estar viajando resolvió crear ahí un hospedaje, hecho con materiales no convencionales, con diferentes formas, lleno de colores, animales sueltos, espacios para fogones y habitaciones compartidas con forma de carpa india gigante. www.xilitlacaracol.com
En Xilitla también se pueden visitar: La cascada Los Comales, La cueva del Salitre, el ex-convento de los agustinos (actualmente remodelado) y el Museo de Edward James, que cuenta con muchos artículos personales de James y fotografías de este personaje. También se pueden hacer excursiones y ecoturismo por diversos lugares de la zona. www.huaxteca.com

 + info_

www.xilitla.org
www.visitmexico.com