El neurocientífico Facundo Manes comparte su mirada a cerca de las Neurociencias y su rol en la educación, ayudándonos a entender cómo los procesos biológicos influyen en el aprendizaje de los chicos.
Txt: Connie Royo
Las Neurociencias, un conjunto de disciplinas dedicadas al estudio de la estructura, el desarrollo y el funcionamiento del sistema nervioso, han echado luz sobre muchos de los fenómenos de la biología del cerebro y su desarrollo ayudándonos a comprender sus sistemas y mecanismos. Y el plano de la educación no ha quedado exento. Éstas, han impulsado el abordaje de problemáticas clave para la enseñanza y el aprendizaje.
Así, el neurocientífico Facundo Manes, presidente de la Fundación INECO (Instituto de Neurología Cognitiva) y el Instituto de Neurociencias de la Fundación Favaloro, se dedica a investigar la neurobiología de los procesos mentales. Presidente de la World Federation of Neurology Research Group on Aphasia and Cognitive Disorders (RGACD) y de la División Latinoamericana de la Sociedad Para Neurociencia Social, ha publicado varios trabajos en medios nacionales e internacionales (como Brain y Nature Neuroscience), condujo el programa “Los Enigmas del Cerebro” y actualmente brinda conferencias en foros científicos del mundo entero.
Consultado por Ba Mag, Manes comparte su visión a cerca de las Neurociencias, su aporte al mundo educacional y también ayuda a derribar algunos mitos clave a la hora de enseñar.
Doctor, ¿qué son las Neurociencias?
El cerebro humano es la estructura más compleja en el universo. Tanto, que se propone el desafío de entenderse a sí misma. El cerebro dicta toda nuestra actividad mental –desde procesos inconscientes, cómo respirar, hasta los pensamientos filosóficos más elaborados– y contiene más neuronas que las estrellas existentes en la galaxia. Por miles de años, la civilización se ha preguntado sobre el origen del pensamiento, la conciencia, la interacción social, la creatividad, la percepción, el libre albedrío y la emoción. Hasta hace algunas décadas, estas preguntas eran abordadas únicamente por filósofos, artistas, líderes religiosos y científicos que trabajaban aisladamente; en los últimos años, las Neurociencias emergieron como una nueva herramienta para intentar entender estos enigmas.
¿Qué estudian principalmente?
Las Neurociencias estudian la organización y el funcionamiento del sistema nervioso y cómo los diferentes elementos del cerebro interaccionan y dan origen a la conducta de los seres humanos. En estas décadas hemos aprendido más sobre el funcionamiento del cerebro que en toda la historia de la humanidad. Este abordaje científico es multidisciplinario (incluye neurólogos, psicólogos, psiquiatras, filósofos, lingüistas, biólogos, ingenieros, físicos y matemáticos, entre otras especialidades) y abarca muchos niveles de estudio, desde lo puramente molecular, pasando por el nivel químico y celular (a nivel de las neuronas individuales), el de las redes neuronales, hasta nuestras conductas e interacción con el entorno. Es así que las Neurociencias estudian los fundamentos de nuestra individualidad: las emociones, la conciencia, la toma de decisiones y nuestras acciones socio-psicológicas.
¿Qué se aprendió del desarrollo del cerebro?
El curso dinámico del desarrollo del cerebro resulta uno de los aspectos más fascinantes de la condición humana, ya que conjuga la genética y la interacción con el entorno. El cerebro de un recién nacido es solo un cuarto del tamaño del de un adulto y, en todo el transcurso de su infancia, experimentará un crecimiento intensivo y masivo de neuronas. Pero ese fenómeno eminentemente biológico estará condicionado por la experiencia, ya que será ésta la que guíe qué conexiones neuronales se preservarán y qué conexiones se van a eliminar.
¿Que áreas cerebrales se desarrollan primero?
Las primeras áreas cerebrales en madurar son las más básicas, relacionadas con la información visual o con el control motor de los movimientos. Más tarde se desarrollan otras, como el lenguaje y la orientación espacial. Las últimas áreas, que maduran recién entre la segunda y la tercera década de la vida, son las que están ubicadas en la zona frontal. Estos datos nos permiten comprender que en el cerebro del niño e, inclusive, en el del adolescente, las áreas involucradas en la inhibición del impulso, en la toma de decisiones, en la planificación y en la flexibilidad cognitiva o intelectual, aún están en proceso de maduración.
¿Cómo influyen los avances de las Neurociencias en la educación?
Como todo lo hacemos con el cerebro, es lógico que el impacto de las Neurociencias se proyecte en múltiples áreas de relevancia social y en dominios tan disímiles. Por ejemplo, la neuroeducación tiene como objetivo el desarrollo de nuevos métodos de enseñanza y aprendizaje, combinando la pedagogía y los hallazgos en la neurobiología y las ciencias cognitivas. Se trata así de la suma de esfuerzos entre científicos y educadores, haciendo hincapié en la importancia de las modificaciones que se producen en el cerebro a edad temprana para el desarrollo de capacidades de aprendizaje y conducta que luego nos caracterizan como adultos.
¿Qué descubrieron?
La comprensión de fenómenos de la biología del cerebro en desarrollo permite abordar problemáticas clave para el aprendizaje, tales como la memoria, la atención, la alfabetización, la comprensión de textos, el cálculo, el sueño, la noción de inteligencia, la interacción social, cómo es el impacto emocional e, incluso, qué rol juega la motivación. También existen datos comprobables de cómo el cerebro procesa la información nueva a lo largo de la vida, sobre el rol de la imitación, del necesario tiempo de descanso cerebral para el asentamiento del conocimiento, de la relevancia de la corrección de errores, de la ayuda de la tarea dirigida y de la importancia del rol activo y fundamental del docente. Diversos hallazgos neurocientíficos han demostrado que la interacción con otros humanos resulta central para el aprendizaje de los niños y los adolescentes. Es en el cruce de diferentes disciplinas donde se logran los mayores conocimientos y las más eficaces prácticas.
¿Cuál es el futuro de la interacción entre las Neurociencias y la educación?
La relación entre las Neurociencias y la educación puede dar lugar a una transformación de las estrategias educacionales que permitirán diseñar nuevas políticas educativas y programas para la optimización de los aprendizajes. Así, muchas preguntas sobre la política educacional pueden ser nuevamente abordadas: ¿Cuál es la mejor edad para iniciar la educación formal?¿Por qué algunos niños aprenden más fácilmente que otros? ¿Existe una edad crítica más allá de la cual resulta más complejo alcanzar el alfabetismo? Las Neurociencias pueden contribuir a la búsqueda de estas respuestas y los educadores no deben temer sus aportes, ya que muchos de éstos seguramente amplían e, incluso, respaldan sus saberes y prácticas cotidianas de la enseñanza. Asimismo, los neurocientíficos deben trabajar de manera mancomunada con los docentes, ya que son ellos quienes mejor conocen la realidad del aula.
¿Cómo debería ser la interacción entre los docentes y los científicos?
Las Neurociencias pueden contribuir en la búsqueda de respuestas y los educadores no deben temer sus descubrimientos, ya que muchos de éstos podrían respaldar la práctica de una enseñanza intuitiva de alto nivel. Asimismo, las Neurociencias deben adaptar sus investigaciones a prácticas concretas teniendo en cuenta los saberes imprescindibles de los docentes. Es en el encuentro entre disciplinas donde surge la interacción que produce mejoras sensibles en nuestra capacidad de entender. Aunque la transición del conocimiento científico al aula no es una tarea fácil, el diálogo de las Neurociencias cognitivas, la psicología, la pedagogía y la práctica docente debe generar un nuevo foco en la educación. De eso se trata el futuro.
La Neurociencias en el aula
¿Cómo influyen las emociones de los chicos a la hora de estudiar?
Es importante entender que los seres humanos vivimos en un mundo emocional y que el proceso de aprendizaje no está exento de emoción. Sin embargo, no hay una relación directa entre ciertos tipos de emociones y el estudio. Lo que se sabe es que un ambiente que genera una situación amenazante no es un ambiente óptimo para el aprendizaje pero aún resta comprender mucho de cómo distintas emociones influyen sobre el proceso de aprendizaje.
Hay una creencia que apunta a pensar que hay actividades que pueden ayudar a los chicos más emocionales o más racionales a equilibrar sus hemisferios…
Es crucial desmitificar la idea de dos cerebros que funcionan por separado: el cerebro trabaja en red. Hoy las Neurociencias aplicadas al campo educativo no pueden dar recetas de cocina sobre cómo educar mejor. Las reflexiones deben hacerse conjuntamente con neurocientíficos y educadores.
¿De qué manera repercuten la práctica del deporte y el arte en el desarrollo de un chico?
Poder desarrollar distintas habilidades en distintos contextos favorece al cerebro desde distintos ángulos, permitiendo activar diversas redes que van modificándose con cada experiencia. Deportes y arte son complementos importantes en la educación, no solo en términos de contenidos, sino de habilidades.
Siempre se habla de las ocho horas necesarias de descanso. ¿Es real? ¿Todos los chicos necesitan ese mínimo de sueño?
El sueño cumple una función reparadora y es crucial para la consolidación de la memoria. Por ello un sueño de ocho horas es lo indicado, en general, para cumplir esas funciones de manera eficiente.