Larga vida a la cocina asiática

La historia de amor entre los argentinos y la cocina oriental inaugura un nuevo capítulo. En la ciudad, los restaurantes con sabores del Lejano Oriente se reproducen a la velocidad de la luz y ofrecen propuestas diferentes a las ya conocidas. Coordenadas a agendar y las claves para entender este ‘boom’.

Txt:Laura Piasek Ph:Gentileza bares y restaurantes

Si hasta hace unos años atrás, hablar de gastronomía asiática era hacer referencia casi con exclusividad al sushi y a algunos platos de la cocina china, hoy en día los argentinos se han animado a ir un paso más allá y recibieron con los brazos abiertos a nuevos sabores orientales. ‘Sashimis’, ‘yakitoris’, ‘noodles’, ‘baos’ y ‘ramen’ han dejado de ser palabras desconocidas para los ‘foodies’ locales y se han convertido en las nuevas estrellas de los menúes porteños.

Para tomar una dimensión de este ‘boom’ gastronómico, que parece haber llegado para quedarse, alcanza con salir a recorrer algunos de los polos gastronómicos más importantes de la capital. Cada vez son más los restaurantes y bares que levantan sus persianas y reciben -muchas de las veces con reserva de por medio- a los que buscan una experiencia gastronómica más exótica y envolvente. Porque, hay que decirlo, la mayoría de las propuestas bajo la influencia de la cocina asiática -ya sea japonesa, nipona, coreana o vietnamita- no descuidan la ambientación.

Cada lugar, con una impronta que le es propia, se encarga de traer un poco de Asia a Buenos Aires, aunque ya no solo con los platos que se sirven en la mesa, sino también con la decoración magnética y protagónica. En definitiva, una vivencia fuera de la norma para viajar al otro extremo del mundo sin alejarnos demasiado de nuestras casas.

Un mundo de sabores

Las grandes capitales del mundo, desde hace años, le rinden culto a la cocina oriental. ¿Algunos de los motivos de esta atracción fatal? La variedad de sus sabores -con una altísima presencia de vegetales, arroces y, en contrapartida, poca grasa-, y sus técnicas de cocción terminan por convertirla en una de las más saludables dentro de la palestra de sabores internacionales. La presentación de los platos tampoco queda fuera de este combo: una gran parte de la fascinación por esta cocina heterogénea entra directamente por los ojos. En este contexto, no llama la atención que Buenos Aires se haya convertido en un terreno perfecto para que esta gastronomía gane peso y hasta se convierta en una de las preferidas de los paladares porteños.

Niño Gordo es uno de los primeros spots que se destaca en la amplia oferta que ofrece la capital. Este restaurante, comandado por Pedro Peña y Germán Sitz, -también responsables de La Carnicería y Chori- abrió sus puertas hace tan solo algunos meses atrás en la calle Thames, en pleno corazón de Palermo. Y los devotos de su propuesta gastronómica, con un menú dividido en raciones individuales y para compartir, no tardaron en llegar. Las carnes asadas –siempre en clave asiática- son las grandes protagonistas. ¿Algunos de los imperdibles? El bife de chorizo -acompañado con arroz, ‘wakame’ (un tipo de alga), lechuga, shiso y ‘ssamjang’ (una pasta bien especiada de Corea)- y las mollejas crocantes. Pero la fusión entre lo mejor de la cocina de oriente y la argentina también toma otras formas y ofrece opciones para todos los paladares. Los langostinos con panceta, coliflor y coco, la pesca del día y las opciones 100% vegetarianas, con el “Pack Choy” a la cabeza, demuestran que la parrilla asiática del momento no quiere dejar a ningún comensal afuera.

Para comprender el éxito que este restaurante cosechó en poco tiempo -en la vida real, pero también en Instagram-, hay que hacer referencia a su estética. Desde que el visitante pone un pie en este lugar, el interiorismo atrapa, mucho antes de que lleguen los platos a la mesa. Más de cien lámparas rojas le dan a este sitio una luminosidad envolvente, mientras que el papel mural -con la figura de un niño gordo, justamente- y los detalles decorativos con guiños a la cultura oriental en todos los rincones ofrecen un espectáculo aparte.

A pocas cuadras, algo similar sucede con Fu-King Bar, un restaurante oriental ubicado en una esquina bien porteña: Thames y Cabrera. Comandado por Quique Yafuso, también dueño de Haiku y El Quinto, el lugar sirve platos como ‘dumplings’ -que son los afamados bocaditos de masa con diferentes rellenos que pueden comerse cocidos o fritos- y los ‘yakitoris’ –‘brochettes’ de pollo japonesas-, además de otros clásicos como ceviches, ‘spring rolls’ y sushi. Y lo hace en un contexto totalmente diferente al del misterioso Niño Gordo.

Con vista a la calle, aquí se respira el espíritu del ‘street food’ y sus propios creadores se encargan de aclarar que el objetivo fue que los visitantes se sintieran en medio del “caos” magnético de muchas de las ciudades más cosmopolitas de Asia. Para ello, los posters, las luces de neón y los materiales protagónicos de mesas y sillas contribuyen a convertir este espacio en una verdadera cantina asiática.

Delicias de Asia en clave informal

La recorrida no puede dejar de lado a KOI Beer & Dumplings, en Carranza 1591, Palermo Hollywood. Este lugar fue uno de los primeros bares de Buenos Aires que le hizo honor a los ‘dumplings’, ‘baos’ y ‘buns’, tres representantes del ‘fast food’ asiático.  Mientras que el segundo es una suerte de pan cocinado al vapor y relleno, en la mayoría de los casos, por verduras o carnes; el tercero es un sándwich de pan asiático. “La idea de KOI surge en un viaje a Estados Unidos, un lugar cosmopolita donde siempre se empiezan a ver las nuevas tendencias gastronómicas”,explica Juan Manuel López, uno de los responsables de este emprendimiento ‘foodie’ que fusiona lo mejor de la cocina asiática con la local. “Un día, comiendo en una casa de comida en Chicago orientada a la gente que trabaja en la zona probé a los ‘dumplings’ y me encantó la propuesta”,agrega.

A su vuelta, se reunió con quienes hoy son sus tres socios para darle forma a este proyecto. Desde el principio tuvieron en cuenta que era importante que los comensales pudieran maridar sus especialidades con una bebida con carácter. La elegida fue la cerveza, y hoy la carta incluye hasta diez variedades diferentes. La decoración también fue un tema que, desde el principio, se puso sobre la mesa. “La estética de KOI surge de un equilibro entre lo moderno y lo urbano. En definitiva, queríamos lograr un espacio que no fuera pretencioso, sino relajado, y donde la gente se sintiera cómoda para pasar un buen momento”,resume Juan.

Dejando atrás Palermo y adentrándose en el mítico barrio de Flores, se encuentra Kyopo Gajok, otro bar casual que sirve platos de fusión asiática adaptadas al paladar local, con fuerte presencia de la cocina oriental. “Desde que abrimos en 2016, buscamos adaptarnos a lo que buscaba la gente, pero siempre tratando de incorporar sabores de Asia”,explica Pablo Park, chef de padres coreanos y dueño del restaurante. “La cocina fue cambiando mucho en estos últimos años, y algo que noto cada vez más es que el cliente se va animando a probar sabores distintos y es más curioso”,agrega. En este lugar, que abre tanto durante el día como por las noches, las especialidades de la casa van desde hamburguesas y tacos con sabores asiáticos, pasando por platos a base de arroz o fideos, y hasta carnes marinadas al estilo coreano como el ‘bulgogi’ o el ‘jeyuk’. Para los que se animen a incursionar en sabores más complejos, el Kyopo bowl (un plato de arroz con con mango, palta y zanahoria, entre otros ingredientes) es uno de los recomendados de la casa.

 

A esta altura, que la gastronomía asiática tenga una segunda oportunidad para brillar en las capitales más importantes del mundo no debería sorprender a nadie. Las propuestas bajo el paraguas de esta cocina variada y con propiedades nutricionales como pocas hacen que tanto los paladares más exigentes como los menos experimentados encuentren opciones, siempre de sobra, para deleitarse.

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