Inglaterra, soberana de leyendas

Vencidos por la ineludible atracción de sus misterios y revelaciones, nos acercamos a la Inglaterra que Londres deja atrás. Un viaje desde adentro.

Txt: Belén Gonzalez Mazza
Ph: Gentileza VisitBritain y VISITENGLAND

 

Soñamos con caballeros y princesas de chicos, estudiamos su historia de adolescentes y de jóvenes apreciamos sus diversas manifestaciones de arte. Dejando rivalidades territoriales y futbolísticas a un lado, Inglaterra parece estar cerca de todos. Representa un mundo casi mítico que fusiona fortalezas medievales, la cultura monárquica, músicos legendarios y las historias más oscuras y fascinantes. Esta nota, un recorrido por algunos de los destinos más populares situados entre el sinfín de verdes paisajes, ante los cuales es inevitable caer rendido.

 

El enigma de Oxford

“Comienza por el comienzo”, le dijo el Rey de Corazones a Alicia. Por eso este itinerario inicia en Oxford, ciudad donde la pluma de Lewis Carroll dio vida a estos personajes.

Famosa por ser el hogar de la universidad más antigua de mundo angloparlante, la ciudad de Oxford barniza sus majestuosas fachadas con la pizca justa de delirio que justifica el hecho de ser la cuna intelectual de las mentes más brillantes. No le resultará extraño a quien respire la excentricidad de esta ciudad, que haya engendrado los más célebres mundos literarios, los avances científicos más trascendentales y numerosos escenarios cinematográficos y de series de TV. Industrial y académica, joven y veterana, la ciudad localiza su centro en la Torre Carfax, la más antigua y alta de las construcciones de Oxford. Desde su cima revela una panorámica de la metrópoli que respalda al poeta Mathew Arnold cuando la describió como la “ciudad de las agujas de ensueño”. Cuatro de las calles principales de Oxford se intersectan en este punto, Cornmarket, Queen, St. Aldate y High Street, pero es en la Broad Street donde se aglomera la mayor cantidad de atracciones. Sobre su pavimento se encuentran algunos de los colegios más antiguos de la Universidad de Oxford -son treinta y ocho en total- como Trinity College, Exeter College y el Bailliol College. Entre ellos sobresale Christ Church, el colegio más grande y prestigioso que cuenta con su propia catedral.

Llegando al final de la calle, otro tipo de edificaciones desvían la atención. Custodiados por cabezas de piedra, se encuentra el Teatro Sheldonian, la sala oficial de ceremonias universitarias reconocible por su cúpula octogonal y el Museo de Historia de la Ciencia, que posee la colección más completa de instrumentos científicos históricos, entre los cuales figura la famosa pizarra de Einstein.

Sobre la calle New College aparece el legendario Puente de los Suspiros. Es uno de los rincones más fotografiados de Oxford por su belleza, que conecta Hertford College con New College Lane. Quien esté bajo el puente y ya se haya mimetizado con el aire curioso de la ciudad, observará que se abre un estrecho callejón. Habrá dado con el Pasaje de Helen, donde un cartel señala el camino hacia la Turf Tavern, famoso punto de reunión de estudiantes.

Desde Cattle Street, la Biblioteca Bodleiana, de las más antiguas de Inglaterra, impone respeto con su Torre de los Cinco Órdenes exponiendo sus columnas de los cinco órdenes de la arquitectura clásica. Concluye en la solemne Cámara Radcliffe, un emblema de la ciudad que alberga miles de libros de teología e historia inglesa. La mejor visual de la “Rad Cam” -y de la ciudad-, la ofrece la torre de la iglesia St. Mary the Virgin, gótica y del siglo XIII, situada en uno de los laterales del Radcliffe Square.

Resulta casi obvio que entre estas ilustradas edificaciones residan los escondites mágicos que inspiraron mundos tan fantásticos como los de C.S Lewis y Tolkien. A ellos se le suman la huella de revolucionarios como Stephen Hawking y cabe mencionar también las indiscretas anécdotas de los astutos estudiantes. Su belleza es evidente. Pero Oxford además hipnotiza con un atractivo intangible, obra del calor que causa caminar sobre miles de historias.

 

Bath, el túnel del tiempo

Una de las evidencias más alevosas del paso de los romanos por Inglaterra es Bath. Declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, la ciudad se encuentra en la ruralidad del condado de Somerset, a 156 kilómetros de Londres. Atrae a más de un millar de turistas al año por sus aguas termales naturales; pero es también sede de teatros, museos, sitios culturales y paisajes que deslumbran a los visitantes con un encanto que no esperaban encontrar allí.

Caminar las calles de Bath es trasladarse a otra época, la de bailes y nobleza que inspiraron las novelas de Jane Austen, célebre residente bathoniana. La arquitectura georgiana es anfitriona en la ciudad entre colinas, invitando a recorrer cada cuadra y sus incontables tiendas que se extienden incluso a lo largo del romántico Puente Pulteney sobre el río Avon.

Obvios protagonistas de la ciudad, las Termas Romanas y el Salón de Bombas ostentan su antiquísima historia en los pasadizos del complejo de casi dos siglos y agasajan a sus visitas invitando a degustar el agua termal Sulis. Desde la terraza de las termas romanas se ve la Abadía de Bath, un legado gótico que cautiva con sus inmensos ventanales y el detalle de los ángeles ascendiendo por las escaleras al cielo.

Otro ícono es el imponente Royal Crescent. Este complejo residencial construido sobre una curva elíptica es una insignia del estilo georgiano que tiene vista al Parque Victoria, una de las tantas opciones para respirar la naturaleza de Bath. Pero sin duda, una vez recorrido el corazón de la ciudad, aventurarse más allá de la urbanidad es una forma única de disfrutar de Bath al máximo. Su frescura y exquisitez toman una nueva dimensión al recorrer el canal Kennet y Avon o perderse en las colinas que regalan las mejores panorámicas de la ciudad. Allí, entre el verde, rebaños y el destello de la ciudad, es fácil imaginarse viviendo en un cuento.

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Tesoros de York

Una muralla de más de 2000 años se extiende en el norte del condado de Yorkshire. Detrás de sus muros, la ciudad de York, declarada ciudad histórica británica, resguarda la herencia de múltiples pueblos incluyendo romanos, vikingos y sajones.

Este santuario medieval donde convergen los ríos Foss y Ouse, es una de las ciudades mejor conservadas de Gran Bretaña. En el casco histórico, sus calles adoquinadas se enredan entre comercios de todo tipo, artistas callejeros y pubs. La más antigua de ellas es la mágica The Shambles, que absorbe a sus transeúntes en el siglo XIV, con sus inmortales entramados de madera. Es que en York, incluso las ruinas son bien preservadas. Basta con acercarse a la Abadía de St. Mary y apreciar los vestigios del monasterio benedictino entre el verdor y la prolijidad de los jardines del museo de Yorkshire.

Nada puede dar una mejor perspectiva que escalar la mismísima muralla de la ciudad. Recorrerla por completo tiene una tarifa de cuatro horas, pero los puntos ineludibles son sus cuatro puertas: Micklegate Bar -la entrada principal-, Bootham Bar, Monk Bar y Walmgate Bar. Desde esta última se puede ver la inmensa Catedral de Minster, la segunda más grande de Europa del Norte. Otro punto elevado desde donde se puede inhalar el aire de York, es la Torre de Clifford, una vez Castillo de York.

Al caer la noche, la seductora ciudad recibe los reclamos de atención de los centenares de pubs. Se dice que York cuenta con 365 de ellos, uno para cada día del año. Dirigirse al barrio Micklegate Quarter por una auténtica Real Ale, es la parada obligatoria para terminar la jornada. Pero sin duda, no será el efecto de las pintas el culpable de que en una ciudad de tantas riquezas, historia y magia medieval, uno se encuentre completamente conquistado.

 

Cómo llegar

Oxford: Desde Londres los trenes salen cada media hora desde la Estación Paddington. También se puede ir en bus. El viaje tarda una hora y media promedio.
York: Es recomendable tomar un tren desde Londres, ya que York está casi en el otro extremo del país. Salen desde la estación King´s Cross y el viaje dura 2 horas y 15 minutos aproximadamente.
Bath: Se puede llegar en tren saliendo desde Paddington o en bus desde Victoria Coach Station (2 horas y 30 minutos de viaje en micro). 

Cuándo ir

No hay como el amable y fresco verano en el Reino Unido. En esa época se puede participar del festival de York, y también los estudiantes de Oxford emigran para cederles las calles y las universidades a los turistas. Además, los campos de Somerset vibran de color.

Must visit

Oxford:
Para románticos: Subir a la torre de St. Mary para disfrutar del panorama.
Para ‘geeks’: Visitar la puerta de que inspiró el mundo de Narnia, la casa de la verdadera Alicia y los lugares de filmación de Harry Potter.
York: Subir a la Torre de Clifford.
Bath: Recorrer la ciudad de noche, en especial el Puente Pulteney. Tomar una bicicleta para recorrer los canales.

Dónde dormir

Oxford: Con una ubicación inmejorable en el corazón de Oxford, el Old Bank Hotel da la bienvenida a sus huéspedes en su edificio de piedra de estilo georgiano y pone a su disposición la colección privada de arte británico del siglo XX del propietario del hotel.
www.oldbank-hotel.co.uk
Bath: Escondida tras siete hectáreas de hermosos jardines, la victoriana Tasburgh House es la parada perfecta para disfrutar de los campos de Bath y una atención súper Premium.
www.tasburghhouse.co.uk
York: Una lujosa y acogedora experiencia a pasos del centro de York la ofrece el Marmadukes Town Hotel, atento a cada detalle y necesidad de sus huéspedes.
www.marmadukesyork.com