Apasionada por la cosmología desde hace dos décadas, encontró el momento justo para combinarla con el arte y emprender una serie de piezas tan simples como profundas. Solo una carbonilla le alcanza para crear un firmamento profundo y luminoso que propone una introspección más allá del tiempo y del espacio.
Txt: Catalina Pelman Ph: Gentileza Sofía Huidobro
Sofía Huidobro nació en Salta, estudió en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidiano Pueyrredón y aprovechó para recorrer Europa mientras se perfeccionaba. Por ejemplo, durante su estadía en el Viejo Continente asistió a talleres de litografía y serigrafía en la Fundación Miró de España.
Esta artista fue reconocida en varias oportunidades por su dedicado y singular trabajo. Recibió el primer premio en pintura en el Concurso Nacional de Arte y Deporte (2008) y el primer Premio Homenaje a José Martí (2003); además, la Fundación Las Artes de New Jersey le otorgó el primer puesto en pintura (2000) y también obtuvo el primer premio joven de la Sociedad Hebraica Argentina (2000).
¿Qué posibilidades y limitaciones te ofrecen los materiales con los que trabajás?
En estos momentos estoy trabajando con carbonillas sobre papel y lienzo. Empecé a hacer mis propias carbonillas. Esta posibilidad de preparar mis materiales es una forma diferente de abordar el trabajo. Generalmente trabajo en medidas de 150 a 200 centímetros porque me siento más cómoda con medidas grandes. El soporte es un límite difícil.
¿De qué trata tu obra?
Hace casi 20 años compré mi primer libro de cosmología, un tema que me apasiona. Desde entonces investigué sobre el cosmos y las diferentes teorías del universo. Hace 10 años me compré un telescopio, luego hice unos cursos en el Planetario. Creo que de alguna forma quería plasmar algo de todo esto. Finalmente comencé con el proyecto de un libro, con imágenes y texto, en el cual busco formas de ver a mi madre a través de diferentes teorías de espacio/tiempo y mundo cuántico, que son reinterpretadas por mí. Allí desafío al tiempo solo para verla. Este proyecto disparó mi nueva obra.
¿Cuál es tu obra preferida?
“Vía láctea” es una obra que me gusta. Fue una de las primeras de esta serie, trata del tiempo, de nuestro Sistema Solar que está rotando… es increíble pensar que un año cósmico de nuestro sol equivale a 225 millones de años. Tenemos nuestra medida personal del tiempo. Otro cuadro que me gusta mucho es uno en el que busco la estrella Vega, que está a una distancia de 25 años luz. O sea, la luz que hoy me llega de ella salió hace 25 años, una fecha importante, es una forma de hacer presente el pasado.
¿Cómo describirías a esta nueva obra?
Es una obra poética, científica, puede gustar mi lenguaje de expresar pero comprendo que tiene que haber un ojo dispuesto. Mi obra anterior es más aceptada: las imágenes, los colores y la materia. Pero esto no crea en mí ningún conflicto, estoy sumamente feliz con esta nueva obra porque representa el misterio del cosmos, su poética, silencio. El lugar del que venimos y al que iremos, mi tierra y mi familia.
¿Qué significa para vos exponer tus cuadros?
Exponer es siempre una experiencia positiva, de reflexión, de cierre. Hay devoluciones, las críticas siempre vienen bien. A lo largo de mi carrera expuse en centros culturales de Buenos Aires y Salta, Honduras, Cuba, Estados Unidos y Ecuador. Pero en este momento no estoy en una etapa de exposición, sino en una etapa de introspección. Hoy solo quiero trabajar más.
¿Qué significaron los reconocimientos que obtuviste a lo largo de tu carrera?
En su momento, alguna mención, premio o reconocimiento me dio fuerzas, incentivo. Pero puedo decir que hoy tengo mucha confianza en mi proyecto. Sin embargo, creo que más adelante tendré ganas de mostrar y de compartir lo que estoy haciendo.
¿Cómo es tu rutina de trabajo?
Tengo mi taller en Palermo Viejo, donde trabajo casi todos los días. Mis horarios están un poco ensamblados con mi vida familiar, sobre todo a mi hija, mi marido y mi perro. Mientras dibujo me gusta ver algún documental o escuchar música tranquila, clásica, Erik Satie.
¿Cómo te sentís en rol de profesora?
Me apasiona preparar las clases para mi grupo de alumnas. Además, con mi amiga y compañera de taller, Irene Singer, dictamos un ciclo de clases arbitrarias como “El color no existe”, acerca de la percepción del color, y “La belleza de lo efímero”, sobre la percepción de lo sutil. Actualmente estamos preparando “La creatividad del caos”, donde abordaremos la percepción del orden oculto detrás del desorden aparente.
También tenemos pendiente un proyecto que se llama “Un gran número de estrellas”, dirigido a niños y a adolescentes. Nuestra idea es ofrecer una serie de talleres sobre arte y cosmos, iniciando la propuesta en Tolar Grande y San Antonio de los Cobres, Salta, para luego poder activarlo en otras provincias.
Para Huidobro, el arte “no es solo sentarse a pintar o a dibujar” sino que “hay un momento de investigación, un trabajo previo, un tiempo para procesar”, que es indispensable para lograr “una obra sentida y con sentido”.
+info
boladenieve.org.ar/artista/1034/huidobro-sofia