Templos de cultura

Dimensiones de silencio, grandiosidad y ecos trasladan al viajero a espacios casi sagrados. Alrededor del mundo se erigen bibliotecas en diversos estilos marcadas por una historia. Y BA MAG trae, en esta nota, un recorrido por las cinco más fascinantes.

Txt:Paula Mom Ph:Unsplash, Getty y Creative Commons

“Siempre imaginé que el paraíso sería una especie de biblioteca”, sentenció alguna vez Jorge Luis Borges. Los ‘tours’ de viaje siempre incluyen paradas obligadas en monumentos históricos, edificios públicos y catedrales, pero raras veces se detienen en bibliotecas. Sin embargo, estos espacios de silencio y tan imponentes se vuelven un oasis en medio del ruido citadino y trasportan al viajero a una dimensión diferente.

Muchas de ellas datan siglos de historia, cielos pintados que son una auténtica reliquia e hileras de luz tenue que nos llevan directamente al Renacimiento. Otras, mucho más modernas, se valen de estructuras descomunales, arte contemporáneo y ventanales de luz que todo lo invade. A continuación, y dejando de lado la impactante Ateneo Grand Splendid, un recorrido por las cinco bibliotecas más espectaculares del mundo según BA MAG.

George Peabody (Baltimore, Estados Unidos)

Una catedral de libros. Seis pisos repletos de estantes y una claraboya gigante que inunda todo el espacio de luz natural. Construida en el siglo XIX en la ciudad de Baltimore por iniciativa del banquero, empresario, escritor y filántropo George Peabody, actualmente forma parte de la Universidad Johns Hopkins. Sin embargo, respetando la voluntad de su benefactor, permanece abierta al público. Acoge más de 300.000 títulos y una vasta colección de mapas. Entre su capital bibliográfico sobresale una de las colecciones de Don Quijote más importantes del mundo.

Tiene cinco niveles de balcones ornamentales de hierro que se elevan a casi 20 metros sobre el suelo. Hay columnas de oro y un atrio de 61 metros de altura. Los pisos tienen acabados en mármol blanco. Una verdadera reliquia arquitectónica de estilo neo-griego, que no solo atrae a lectores, sino también a parejas que la eligen como salón de bodas.

Tianjin Binhai, China

Es la última maravilla arquitectónica de China: la biblioteca Tianjin Binhai, un lugar de 33.700 metros cuadrados que seduce por su diseño futurista, obra del estudio holandés MVRDV. Sus estanterías blancas son protagonistas en las seis plantas del edificio y recuerdan a las terrazas, en las montañas del sur de China, para cultivar arroz. La ondulación de dichos estantes también es una constante a destacar, y se utilizó tanto para enmarcar el espacio como para crear escaleras y asientos. 

Además, la construcción contiene un inmenso auditorio esférico que se manifiesta en la fachada principal como un gran ojo. “El edificio presenta un hermoso espacio público interior, es una nueva sala de estar urbana. Las estanterías son excelentes espacios para sentarse y, al mismo tiempo, permiten el acceso a los pisos superiores. Los ángulos y las curvas están destinados a estimular diferentes usos del espacio, como leer, caminar, reunirse y debatir”, dijo Winy Maas, cofundador de MVRDV.

Stuttgart

Stuttgart, Alemania

Diseñado por el arquitecto coreano Eun Young Yi, este edificio inaugurado en 2011 -luego de tres años de construcción- maravilla a cualquiera que ponga pie. Blanco minimalista salpicado solamente por los colores de los libros. Tiene once plantas (dos de ellas subterráneas), fachadas de hormingón y paneles que se iluminan de diversos colores cuando cae el sol, asemejando el edificio a un enorme cubo de Rubik. Durante el día, la luz solar ilumina el interior de toda la biblioteca porque ingresa a través del enorme techo de cristal. Vale la pena subir a la terraza por las impactantes visuales.

Pero para los locales, esta biblioteca es mucho más que eso porque existe una inmensa oferta de talleres y actividades, que han convertido a este espacio en un epicentro cultural de la ciudad alemana.

Clementinum

Clementinum, Praga

Esta fascinante biblioteca barroca, anclada en el corazón de Praga, es parte de un complejo histórico de edificios que fue fundado una vez que los jesuitas llegaron a la ciudad, en 1556. Oficialmente, la biblioteca se abrió en 1722. La colección de libros se remonta a la época de los jesuitas y todavía hay manuscritos de aquel entonces. Actualmente, el espacio es el hogar de más de 20.000 libros, la mayoría de los cuales son literatura teológica extranjera.

Impactan los magníficos frescos del techo, realizados por el artista Jan Hiebl, que representan a los santos jesuitas. También la notable colección de globos terrestres y relojes astronómicos. Todo el interior ha permanecido casi intacto desde el siglo XVIII.

Muchos guías turísticos aseguran que en el órgano de la Capilla de los Espejos tocó Mozart en su visita a Praga, en el siglo XVIII; y que desde su torre, con vistas al casco histórico, realizó sus investigaciones astronómicas el danés Tycho Brahe, antes de que existiera el telescopio. Sin dudas, una parada a agendar en la próxima visita europea.

Palacio Nacional de Mafra, Portugal

Se trata del monumento más importante del barroco portugués: el Palacio Nacional de Mafra, situado en la localidad que lleva este mismo nombre, a unos 30 km de Lisboa.

Por su grandiosidad, el monumental conjunto arquitectónico de Mafra (palacio, convento, basílica y biblioteca) es un testimonio de la opulencia de la corte de D. João, el monarca que dispuso su construcción. El autor del proyecto fue Frederico Ludovice, quien utilizó un lenguaje arquitectónico y decorativo inspirado en los modelos italianos.

Pero de todos los espacios que componen el complejo, la biblioteca en estilo ‘rocaille’ es un infalible a visitar si hasta aquí se llega. Los frailes arrábidos fueron quienes organizaron, en los siglos XVIII-XIX, sus valiosos 40.000 volúmenes de la forma sistemática que se han mantenido hasta nuestros días. También elaboraron el catálogo onomástico, donde están registradas todas las obras existentes hasta 1819.

¿El dato curioso? Recientemente, se ha comprobado la existencia de murciélagos en esta biblioteca. Y aunque el dato pueda sonar poco glamoroso, es gracias a la presencia de estos animales que los libros se conservan en tan buen estado. Los murciélagos se alimentan de todos los insectos que habitan el espacio y que suelen dañar dichos objetos de lectura.