Un refugio nuevo en el barrio de Nordelta combina geometría y minimalismo en el diseño con un clima bien acogedor en la decoración. En esta nota descubrimos cómo lograrlo.
Txt: Paula Mom
Ph: Gentileza Santiago Cordeyro Arquitectos
La consigna era diseñar un hogar para un matrimonio en un terreno amplio e irregular con vistas a la laguna de Nordelta. La prioridad, entonces, fue orientar la casa hacia las mejores visuales, y para ello se recurrió a la geometría simple, creando una planta de dos volúmenes, girados levemente uno con el otro.
El interior presenta así una estructura minimalista, donde predomina la amplitud de los ambientes, la formas cuadradas y el color blanco; pero también se destaca una atmósfera bien cálida y algo romántica. ¿La clave? Gran cantidad de materiales de demolición, que funcionan como concepto sustentable y estético a la vez. Así, por ejemplo, la puerta principal y los paneles de cocina están hechos de madera reconstituida de viejas demoliciones, que luego fueron aplicadas a medida para este hogar. A su vez, la chimenea exterior cuenta con un revestimiento realizado con tirantes de lapacho que expresan el paso del tiempo; y para los pisos se eligieron calcáreos coloridos y se ubicaron de forma aleatoria. Alrededor de estos, se utilizó piso de cemento alisado.
Los espacios más vivos de este hogar son el living comedor y la cocina, que están independizados uno del otro a través de paneles de madera reciclada.
En la cocina, resaltan las sillas de maderas coloridas bien ‘vintage’, que contrastan con el puro blanco de la mesa y la alacena. Por su parte, una chimenea de hormigón es protagonista en uno de los lados del living, imprimiendo vida y personalidad a este rincón. En el comedor se destaca la mesa gruesa de madera con patas de hierro, iluminada por una lámpara revestida en crochet blanco, que contribuye al clima acogedor de este ambiente.
Ambas plantas están conectadas por una escalera que exhibe barandas de mamposterías y escalones de cemento alisado con narices de madera lapacho. Su estructura está bañada de luz por un gran ventanal que ilumina los ‘halls’ de los dos pisos.
Espacios de luz
El dormitorio principal tiene una impronta bien simple: pisos de madera, mucho blanco y tintes románticos, que se hacen presentes en la alfombra color crema, la mesita de luz con detalles tallados y el cubrecama que suma el toque de color.
Por su parte, en el segundo dormitorio también reina el blanco y los detalles ‘vintage’, como la cajonera antiquísima en forma de cofre o los almohadones ‘patchwork’ en tonos desaturados.
En estas habitaciones, como en resto de la casa, se priorizaron las visuales y la utilización de luz natural a través de un buen porcentaje de superficie vidriada. Estos grandes ventanales también logran integrar en armonía el interior con el espacio exterior, cuyo protagonista es una galería bien amplia y fresca, muy utilizada para recibir visitas. La misma está custodiada por una gran parrilla revestida en hierro y una mesada colgante de cerámica blanca, que resulta práctica y funcional para el asador. Se repiten aquí los pisos de calcáreos a color, ubicados tipo alfombra debajo de una larga mesa de madera. A la izquierda del comedor, un living de sillones blancos oficia de espacio de relax para los días cálidos.
En el jardín, el protagonismo se lo lleva la pileta infinita, que produce el efecto visual del agua que se extiende hasta el horizonte, confundiéndose con la laguna detrás y ofreciendo las mejores visuales a los dueños de este refugio.
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Santiago Cordeyro Arquitectos.
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