En tiempos de ‘smartphones’ y redes sociales, en los que la profesión del fotógrafo por momentos es poco menos que boicoteada, Alejandro Almaraz aporta frescura y talento, con trabajos osados y creativos que impactan a la crítica mundial.
Txt: José Roggero
Ph: Gentileza Alejandro Almaraz
El artista nacido en la provincia de Buenos Aires hoy está en boca de los especialistas en la materia, y es que su trabajo “Retratos del poder” ha generado gran revuelo a nivel mundial, incluso logrando un extenso y elogioso artículo en el New York Times, entre otros medios importantes. La serie consiste en la superposición de retratos de presidentes de un mismo país, en distintos períodos históricos, confluyendo en una suerte de rostro con rasgos de todos ellos.
La superposición de imágenes es un recurso frecuente en la obra de Almaraz. “Lugares donde nunca estuve”, otra de sus importantes series, de las más recientes, también fue trabajada de esta manera.
Su técnica define el presente de la fotografía. “El advenimiento de las nuevas tecnologías trajo aparejado la multiplicación y circulación de imágenes como nunca antes en la historia de la humanidad. Y creo que la superposición describe bien este fenómeno. Vemos mucho, pero a la vez no vemos nada”, revela el entrevistado.
Además de haber cautivado a la prensa internacional, Alejandro ha obtenido numerosa cantidad de becas y premios en todo el mundo a lo largo de su carrera. Comenzó en el año 2004, cuando recibió la Beca de Perfeccionamiento de Obra, otorgada por Museo Malba, Fundación Telefónica y Colección Jumex; y desde aquel entonces, no paró.
Desde 2009 trabaja como Fotógrafo Staff Permanente de la agencia internacional CORBIS y la agencia alemana Zefa GmBh. Desde 2014 trabaja como Coordinador de Exhibiciones de las Provincias de los Encuentros Abiertos – Festival de la luz. Además se desempeña como Director de Estudios en Escuela Argentina de Fotografía y se dedica a la docencia.
Un profesional de tiempo completo y un artesano de la cámara.
¿Cómo nace tu vocación por la fotografía?
En realidad sucedió un poco por casualidad terminando el secundario, no tenía pensado estudiar fotografía. Compartí mi secundario con compañeros de escuela que más tarde se dedicaron al cine y realizábamos todos los trabajos prácticos grupales en formato de video. Esa fue mi primera experiencia con la cámara.
¿Cuál fue tu formación?
Al terminar el secundario comencé a realizar el CBC de la carrera filosofía en la UBA, tenía pensado dedicarme a la docencia y a la investigación. Durante el transcurso de estos estudios me di cuenta que no era lo que me imaginaba. Filosofía es una carrera soberbia, pero necesitaba un conocimiento que me permita crear e interactuar con las cosas y salir del alto grado de abstracción que el contenido de la carrera proponía. Por esos años, y también por casualidad, empecé a trabajar como asistente de Cristina Piffer en un proyecto de arte público en la ciudad de Puerto Rico. Fueron dos años de mucho trabajo, y mi primera experiencia en arte. Quedé fascinado, especialmente con la libertad de Cristina para desarrollar su trabajo, aprendí mucho de ella. En paralelo, comencé a estudiar fotografía y más tarde me recibí como Director de Fotografía en Cine.
¿Qué nos podés contar de tu primera muestra? ¿Qué sabor te dejó?
Mi primera muestra fue un grupo de paisajes urbanos en el Centro Cultural Osvaldo Bayer. Una muestra pequeña que surgió a partir de una amiga que trabajaba allí. Tengo un recuerdo muy tierno de lo experimentado.
Contame sobre “Retratos del poder”, ¿cómo nació el proyecto y qué tiempo de gestación tuvo?
En 2006 me propuse trabajar en este proyecto, que comenzó como un desarrollo conceptual. Desde mis estudios en filosofía siempre me interesó la relación de la fotografía con las cosas. Siempre admiré el trabajo de Sherrie Levine, Joan Fontcuberta, Thomas Ruff y Thomas Demand, el modo de desarrollo y dinámica de sus obras. Casi por casualidad me puse en contacto con el trabajo de Sir Francis Galton, hombre de ciencias británico, padre de la Eugenesia, que en 1880 comenzó a trabajar con la superposición de retratos de grupos sociales, lo llamó “Composite Portraits”. Ese fue el puntapié inicial de la serie.
¿Y qué esconde a nivel conceptual?
Creo que es un intento de generar un espacio de reflexión sobre el rol de la imagen, que en esta serie es el retrato presidencial, en relación a la construcción del poder de un estado determinado en un momento de la historia determinado.
¿Cómo sobrellevás el revuelo que generó y la exposición en medios tan importantes a nivel mundial?
No sé qué decirte. El haber tenido notas en medios como en New York Times, en la página dos, y de semejante extensión realmente me sorprende. Es todo muy extraño y te deja la sensación de que cualquier cosa puede pasar en cualquier momento.
En muchas de tus obras es recurrente la técnica de la superposición de imágenes, ¿cómo surge esta idea?
En buena parte a partir del ya mencionado Galton y sus trabajos. Pero también, en mi opinión, es una buena metáfora para definir la multiplicidad de imágenes que nos rodean. El advenimiento de las nuevas tecnologías trajo aparejado la multiplicación y circulación de imágenes como nunca antes en la historia de la humanidad. Y creo que la superposición describe bien este fenómeno. Vemos mucho pero a la vez no vemos nada.
Otro importante trabajo en tu carrera es “Lugares donde nunca estuve”, ¿qué nos podés contar sobre este proyecto?
Con “Lugares donde nunca estuve” seguí los mismos principios de la serie “Retratos del poder”, pero en este caso comencé a trabajar con el espacio y la arquitectura, también relacionados con el poder.
Cuestión de experiencias
¿Qué lugar ocupa el reconocimiento que recibís a través de importantes premios y becas? ¿Cuál fue el más especial?
Tal vez lo más especial no fue un premio ni una beca. Fue el ensayo que escribió la famosa crítica de arte Vicki Goldberg sobre mi trabajo. Yo había leído como parte de mi formación “The Power of Photography” y “Light Matters”, y que de pronto ella escriba sobre mi trabajo me llenó de orgullo.
Tu trabajo te permitió recorrer el mundo, ¿qué te provoca esto, tanto a nivel personal como profesional?
Mirá, me doy cuenta, cada vez más, que lo que más disfruto de mi trabajo es la experiencia humana. El poder viajar es una hermosa oportunidad de conocer distintas formas de ver las cosas, de ver la fotografía y sobre todo, de sumar muchos amigos alrededor del mundo.
¿En qué estás trabajando hoy en día? ¿Tenés nuevos proyectos?
Tengo varios proyectos en mente, buscando el tiempo para llevarlos adelante. También desde hace unos años comencé a trabajar en docencia, esa es otra de las experiencias más interesantes que vivo cada día y planeo continuar.
¿Hacia dónde creés que va el futuro de la fotografía?
Realmente no lo sé. Creo que la fotografía está sufriendo el cambio más importante desde su descubrimiento, y esos cambios generarán un impacto en la producción y legitimación de la misma. Puede ser interesante comparar este momento con lo que le aconteció a la pintura cuando se descubrió la fotografía. Creo que así como la pintura se transformó a partir del nacimiento de la fotografía, la fotografía se transformará a partir de la llegada de las nuevas tecnologías. Es probable que en varios años tengamos una idea un poco más clara en cuanto a cuál será la dirección que tomará.