Se llama Shout, y es el nuevo bar de dos grandes referentes de la coctelería: Sebastián Maggi y Santiago Lambardi. Además de sus tragos, también es impecable la carta gastronómica.
Txt: Paula Mom
Ph: Gentileza Shout
Centenares de bares y restaurantes abren cada año en la ciudad. La mayoría, comandados por jóvenes ansiosos y entusiastas, dispuestos a aprender haciendo. Algunos sobreviven, otros se extinguen. Por el contrario, Maggi y Lambardi, decidieron tomar otro camino. El del trabajo arduo, el del aprendizaje, el de la espera para poder volcar todo su ‘know how’ de la mejor manera posible.
Sebastián Maggi arrancó en el 95 en Hard Rock Café, siguió en Sucre, luego en L’Abeille y finalmente, fue gerente de bebidas del Four Seasons. Hoy, además es ‘sommelier’ y docente de CAVE. Por su parte, Lambardi también lleva una vasta experiencia, y fue en el Four Seasons –trabajando como gerente de Operaciones- donde forjó amistad con Sebastián, y juntos se embarcaron en esta hazaña que promete establecerse como estandarte en el mundillo de los cocktails.
Shout por grito, el último grito de la coctelería porteña. Una modernidad que bien contrasta con el antiquísimo hotel que lo acoge. Shout está anclado en el primer piso de un edificio francés de los años 20, a media cuadra de la Plaza San Martín. Por dentro resalta la amplitud, una imponente barra de madera y banquetas Bertoia y una cocina a la vista a puro movimiento. En el salón se respira un clima distendido, con buena música, muchas veces pinchada por DJs residentes que levantan el ambiente.
Experiencia gourmet
El espacio ofrece todo lo que a ellos más les gusta. Tragos sin demasiada complejidad, pero originales; con nombres bien porteños, como Canillita, Bolonqui, La Yeta y Gigoló.
La carta se destaca por tener variedad de cócteles frutados y coloridos con influencia Tiki, y por incluir clásicos reversionados, realizados con almíbares de realización propia, vinos y tés. La propuesta se divide en cinco diferentes grupos: Tererés, opción original que combina hierbas con destilados, y se sirve en un vaso de bambú con bombilla y hierbas, acompañado de una jarra de limonada fresca con diferentes tipos de bebidas espirituosas y almibares. Cocktails, tragos servidos en copa con opciones cítricas o de puro alcohol, ofreciendo una experiencia fresca que se toma en pocos sorbos. High Ball es el tercer grupo y cuenta con tragos más frutales y tropicales, que incluyen sandía, ananá y naranja. Son los más elegidos. On the rocks son los que se sirven en vaso de whisky, más alcohólicos y acompañados por hielo, con opciones dulces, secos o aperitivos. Y finalmente, Dos mas Uno, realizados en trago largo, con base de verduras como tomate, zanahoria, remolacha y pepino, productos que Maggi utiliza mucho por encontrarse durante todo el año.
Además de los cócteles, mención aparte merece la cuidada carta de vinos que propone tintos estructurados, de cuerpo medio, ligeros, blancos y espumantes. La originalidad en este rubro reside en que todos pueden pedirse en copa o media copa, gracias a un innovador sistema de dispensación inteligente realizado a través de una máquina que controla de manera precisa la temperatura de cada vino, conservándolo en perfectas condiciones. De esta manera, se podrán degustar varias joyitas de la vitivinicultura en una sola velada.
Para sorpresa de muchos, la cocina se luce a la altura de la cocktails. Se trata de una propuesta de Javier Hourquebie, quien estuvo junto a Fernando Trocca en Nueva York y también en Sucre. Una carta breve, comandada por las brasas, con opciones de carnes, pescados, pollos y cerdos como principales, y especialidades de pasta y ceviches. Pero si la idea es probar un poco de todo, la consigna es pedir los Platitos, pequeñas raciones de Pulpo a la parrilla, Patacones fritos, Croquetas de Chancho, Mollejas o Chipirones, entre otras delicias.
La opción dulce se destaca con un waffle con peras asadas, praliné de nueces y crema de mascarpone lima, y con el cásico queso y dulce, que incluye zapallo en almíbar, queso morbier y almendras garrapiñadas.
Por todo esto, Shout no es un bar más. Con una apuesta diferente y un vasto ‘expertise’ por parte de sus dueños, se yergue como un imperdible de esta primavera.