Se termina el año y sobran ocasiones para compartir momentos con la familia y amigos, copa en mano, brindando por el período acabado y lo bueno que vendrá. El calor de la temporada invita a hacerlo con vinos frescos y frutados en las versiones más originales para salir de la rutina de los clásicos.
Txt.: Daniela Hegouaburu Ph: Gentileza bodegas
Cuando llega la época estival, en toda reunión se impone festejar al atardecer para alejarse del calor y refrescarse con estilo. Una cena o ‘after office’, son las ocasiones ideales para protagonizar con vinos blancos que funcionan perfecto como aperitivo y maridan con comidas livianas por la gran presencia de fruta, frescura y aroma.
Proponemos cuatro estilos de blancos que invitan al disfrute, siempre servidos a una temperatura de entre 8 y 10ºC (nunca más frío, para que no pierda aroma y sabor), ya sea para abrir el apetito en una versión tranquila con toques ácidos o como acompañamiento de platos livianos como pescado, ensaladas o pastas.
Lo nuevo
Cada año las bodegas se ponen a tono con el verano y dan luz verde a sus vinos más ligeros buscando ser parte de los momentos de disfrute. La clave está en los vinos jóvenes que mantienen intacta su frescura por al menos un año y no requieren ningún tipo de guarda. Lo suyo es el frío y la comodidad de servirlo en cualquier momento y lugar, y esto es lo que propone Bodega Alfredo Roca, que se renueva totalmente en el tradicional sistema de cierre de sus vinos blancos y rosados jóvenes, con tapa a rosca para los varietales Chardonnay, Rosé, Chenin y Tocai de la línea Fincas, y Sauvignon Blanc, de la serie Dedicación Personal. Un sistema que permite mantener mejor su frescura y está en consonancia con la tendencia mundial ya adoptada hace unos años por países como EE.UU y Australia.
Para más lanzamientos, las Bodegas Salentein, todo un símbolo del Valle de Uco en Mendoza, destaca todo el carácter frutal con Killka Sauvignon Blanc, elaborado con uvas de varias parcelas (Finca La Pampa) para lograr perfiles de vinos diferentes sobre la misma variedad, destaca el enólogo de la bodega Gustavo Bauzá. Y agrega: “Esto nos ha permitido lograr un blanco excepcional, con aromas frutados, excelente acidez, colores más verdes y con la particular nota mineral, sello distintivo de Valle”.
Por su parte, Bodega Terrasur incorpora una línea completamente novedosa. Se trata de Fingerprints, un proyecto que nació inicialmente para ser comercializado en Estados Unidos y ahora se integra al portfolio de vinos locales con un Chardonnay intensamente frutal de final armónico y equilibrado, que moderniza un poco el estilo típico que esta cepa venía mostrando con tanto acento en la madera y la vainilla. Tiene 6 meses de maduración en botella y destaca frutas tropicales como banana, ananá y duraznos blancos.
Blancos diferentes
No solo de Chardonnay, Torrontés o Sauvignon Blanc se sustenta el mercado. Expertos del sector advierten que hay una búsqueda de terruños más altos para las uvas blancas (como el Valle de Uco, con 1000 metros de altura en promedio) que da lugar a vinos más ligeros, aromáticos, con acidez marcada y por sobre todo, mucha frescura.
En esta categoría uno de los más resonantes del año ha sido Piedra Negra Pinot Gris de Bodegas Lurton, que bajo este nombre reinventa una variedad que desde hace una década los identifica. De aroma fresco con perfil frutal de duraznos, pomelos y piña, se presenta sedoso en boca y muy aromático.
También un Moscatel de Durigutti Winemakers, hace pie demostrando porqué esta variedad de uva está tan de moda en el mundo, preferida por su perfil aromático y un leve dulzor. Es es el aperitivo por excelencia, ideal para maridar una tabla de quesos.
A la cabeza de la categoría, con vinos elaborados de variedades experimentales, Santa Julia Innovación presenta dos nuevas partidas limitadas de Pecorino y Verdejo. La primera es originaria de la región de Le Marche en el centro de Italia y es la cepa principal de la D.O.C. Offida. Por su parte, Verdejo, la otra variedad blanca que integra la línea, es la cepa más importante de la prestigiosa D.O.C. Rueda, en España. Todas cultivadas en su finca de Santa Rosa, Mendoza, donde habitan más de 35 cepajes originarios que son vinificados en una sala experimental de fermentación. De esta forma, podemos conocer y probar nuevas variedades, por lo general desconocidas fuera del ámbito regional de donde son cultivadas.
Burbujas por siempre
Sin duda, el espumante es la bebida favorita a la hora de celebrar. Pero no solo forma parte del brindis, sino que de a poco comienza a ganar terreno maridando una cena o como aperitivo bien helado y combinado en ‘cocktails’ con frutas. Es clave entonces su servicio muy fresco (entre 6 y 8ºC) con abundante hielo y agua, en copas especiales que dejan subir el hilo de burbujas hasta la superficie.
Una curiosidad en esta categoría ha sido Amalaya Brut Nature, que es el primer representante de este estilo proveniente de Salta. Elaborado con Riesling y Torrontés, se destacan sus aromas herbales muy atípicos en los espumantes, pero que sin duda sorprenderá a quienes se atrevan a probar algo diferente.
En la misma sintonía, Doña Paula Sauvage Blanc destierra el prejuicio de que solo el Pinot Noir y el Chardonnay son las variedades buenas para hacer vinos espumosos. Así, crearon el primer ‘sparkling’ de Sauvignon Blanc, muy fresco y salvaje, con muy poca graduación alcohólica (12%) y mucho aroma cítrico, típico de la cepa.
Para los más clásicos hay opciones novedosas también de la mano de Bodega Argento, con sus espumantes Argento Brut Nature y Argento Extra Brut, provenientes de viñedos en Agrelo y Tupungato. Combinan uvas Chenin, Semillon y Chardonnay, para dar el toque elegante y delicado que estos vinos merecen con notas cítricas y de frutos secos que recuerdan a nuez. Los vinos de esta bodega llevan más de 10 años de reconocimiento y liderazgo en Europa, presentes en más de 50 países. Este año recién pueden verse en el mercado local donde hacen gala de su prestigio en manos de los experimentados Carlos Pulenta y Alejandro Bulgheroni, quienes hacen estos grandes vinos en su bodega de Cruz de Piedra, Maipú.
Por último, el ‘boom’ que vive la sidra (Argentina está entre los cinco principales consumidores del mundo) no es ajeno a marcas centenarias como 1888 Sáenz Briones, la sidra ‘premium’ que renueva su presencia en el mercado local con un rediseño de su botella, etiqueta y corcho.
Esta sidra elaborada artesanalmente con manzanas seleccionadas provenientes de la Patagonia, posee un poco más de alcohol que otras (5%), lo que le da ese toque fino tan particular.
Dulce festejo
Una categoría que siempre dice presente y que cada día tiene más adeptos es la de los vinos dulces. La tendencia de esta temporada es el dulce natural que se genera en el vino cuando se interrumpe su proceso de fermentación y los azúcares quedan allí. Son vinos atractivos en todo sentido y mucho más si se trata de versiones originales como el Dulce Natural Tocai de Bodega Goyenechea, en una cepa de baja acidez y sabor frutado.
Por su parte, Casa Montes expresa el estilo con Ampakama Dulce Natural Viognier, de aromas a durazno, damasco y manzanas verdes, con paladar cítrico y refrescante. Es un vino ideal para beberlo solo o bien para acompañar postres. También puede ser el mejor complemento para el consumidor que no está acostumbrado a los vinos blancos, ya que es muy amable al paladar por su prevalencia de fruta y aromas.
El espectro de vinos frescos es muy amplio, con variantes para todo estilo de público. Sin duda, son de los que más opciones ofrecen si se quiere ir por la acidez, el toque cítrico, la armonía de aromas florales y frutales o la frescura total. De día o de noche, como aperitivo, acompañando comidas o para el brindis final, los vinos blancos son siempre aliados del disfrute.