Conversamos con la investigadora Valeria Abusamra, doctora en Letras y psicolingüista, quien trabaja en el ámbito público y privado para desarrollar e implementar programas que superen la brecha entre la lectura, la comprensión de textos y la producción de ideas en los chicos escolarizados. Una experta comprometida al máximo con uno de los grandes retos de la educación argentina.
Txt: Dolores Vidal Ph: Gentileza Valeria Abusamra
Las cifras de la Evaluación Aprender de 2016 encendieron todas las alarmas: casi la mitad de los chicos escolarizados (de primaria y secundaria) en la Argentina no comprendían lo que leían. Frente a estos números, que no admitían relatos que los disfrazaran, el sistema educativo reaccionó con urgencia. Así, los resultados de Aprender 2017 marcaron una cierta mejora en el área de lengua y comprensión lectora: los alumnos más avanzados pasaron de 11% a 17,1% y los que alcanzaron un nivel satisfactorio pasaron de 44,2% a 45,4%. Sin embargo, todavía el 37,5% tiene un rendimiento que no supera el nivel básico.
En modo positivo, vale preguntar cómo se logró este pequeño avance que alienta un cambio de tendencia. Según el ministro de Educación nacional, Alejandro Finocchiaro, la mejora se debe a la política educativa desarrollada. “En primer lugar, a la fuerte capacitación que el Instituto de Formación Docente (INFOD) ha venido haciendo estos dos años en formación situada y en formación virtual con los docentes, especialmente, en el área de comunicación y lengua, poniendo mucho foco en comprensión lectora, pero no solo con aquellos docentes que dan lengua, sino con todos los docentes en general, los que dan matemáticas, historia, de todas las áreas”, señaló cuando se dieron a conocer las nuevas cifras 2017.
Una de las protagonistas clave de los avances que, de a poco se van dando, es la investigadora del Conicet y doctora en Letras (UBA), Valeria Abusamra. Ella diseñó los dos programas online de comprensión lectora del INFOD, que están disponibles de manera gratuita para todos los docentes del país. “Siempre se llena el cupo, se anotan 4 mil docentes por curso, que es el número máximo que soporta el sistema -explica-. Hay preocupación en el sector público y privado y, por suerte, los docentes de todas las áreas, desde La Quiaca a Ushuaia, buscan capacitación. Incluso en lugares del país donde no hay Internet todos los días”, apunta esta experta con varios libros publicados por Paidós y Santillana, docente de las cátedras de Psicolingüística I y II en la carrera de Letras de la UBA y a cargo del seminario: “Una perspectiva cognitiva en la comprensión de textos”.
Su CV muestra una rica trayectoria y un presente laboral intenso, al ritmo de la actualidad del tema que lidera. Ya asesoró a más de 100 instituciones de la ciudad y la provincia de Buenos Aires. Y, de manera permanente, colabora con 15 colegios desde hace más de cinco años para capacitar a los docentes. ¿Más datos? Es profesora de posgrado en la UBA y FLACSO, entre otros lugares, y realiza tareas de investigación en la Unidad de Neuropsicología del Hospital Interzonal General de Agudos Eva Perón.
Las cifras son contundentes, pero… ¿Qué hay detrás de ellas? ¿Por qué un chico no comprende un texto?
Es compleja la respuesta. El primer escollo que uno encuentra es que no siempre hay tanto acuerdo respecto a dónde está la dificultad. Algunos te dicen que “no comprenden lo que leen” y, en realidad, cuando se hace una evaluación específica de comprensión, te das cuenta de que comprenden más de lo que imaginamos, pero que no pueden reproducir lo que leen. Porque eso demanda, no solo habilidades de comprensión, sino también de producción. Los resultados de las pruebas son objetivos: sabemos que los chicos tienen dificultades de comprensión, pero hay muchas más dificultades para producir, estructurar y articular la información.
Entonces, ¿hay múltiples desafíos, desde el abordaje, para superar los malos rendimientos de los chicos?
Sí. La reproducción implica un esfuerzo cognitivo mayor: se ponen en juego la memoria y la producción de contenido. Entonces, ¿dónde está el problema? ¿No entiende lo que leyó o no puede reproducirlo? Son dos temas distintos. Por eso, señalo que la comprensión es un proceso específico que hay que distinguirlo de la producción.
¿Hay formas de medirlo de manera independiente?
Sí, con un examen ‘multiple choise’, por ejemplo. Es un sistema que te permite neutralizar la producción.
¿Por qué aparecen estas dificultades? ¿Es un tema generacional? ¿Marca la decadencia del sistema educativo?
La percepción es que hay más dificultades ahora que antes. Pero vale tener en cuenta que antes se medía menos y no había tantos instrumentos de evaluación. Hoy el problema es más visible y, además, hay más chicos insertos en el sistema escolar: tres millones setecientos alumnos marcaron las cifras de 2014. Pero vale aclarar (no es un consuelo, pero es un dato), que no es un problema exclusivo de la Argentina, es una gran preocupación en todos los sistemas educativos del mundo. Hoy el desafío de todos es educar a ciudadanos que puedan tener pensamiento crítico. Elegir, pensar por sí mismos y no ser engañados fácilmente.
¿De qué manera impacta la tecnología? ¿Puede ser una de las causas de estos problemas?
Los chicos, por la tecnología, tienen una forma diferente de procesar la información. Nosotros, en los países occidentales, leemos de izquierda a derecha, esto desarrolla las habilidades del hemisferio izquierdo. En cambio, cuando los chicos juegan a la Play, por ejemplo, entrenan las habilidades del hemisferio derecho. Manejan la información de forma paralela y holística. Y cuando uno procesa en paralelo, todo se vuelve efímero y cambiante. Tanto estímulo en simultáneo hace que la atención sea también más efímera.
¿La ansiedad y el ritmo vertiginoso de vida pueden complicar los procesos de comprensión?
Sí, eso influye. Porque no hay otra forma de leer que sentarte un rato y prestar atención a lo que estás leyendo. Pero hoy, hasta los manuales de estudio les dan todo procesado: mucha imagen y poco texto. Así, el salto de la escuela a la universidad es enorme y por eso, la deserción es altísima. La pregunta es: ¿Los chicos son malos comprendedores o no practicaron lo suficiente? Yo creo que se les debe dar la oportunidad de practicar, de entrenarlos sistemáticamente.
¿Cómo se abordan estos déficits de aprendizaje en los colegios?
No hay secretos ni atajos. Es práctica y paciencia. Hay que sostener el plan en el tiempo. Es lo primero que digo cuando llego a un colegio junto a mi equipo. Nosotros trabajamos con un modelo teórico de reconocimiento de habilidades. Es tan compleja la comprensión que está bueno entrar por un componente específico para hacerlo de una manera ordenada. Nosotros capacitamos a los docentes de todas las áreas, es clave que ellos se apropien de estos conceptos.
¿En cuánto tiempo se pueden ver avances?
En cuatro meses se pueden ver resultados. Lo ideal es empezar a trabajar a partir de sala de 4. Desde la oralidad, que es muy predictora de qué puede pasar con ese chico más adelante.
¿Qué hábitos pueden ayudar a los chicos en la comprensión de textos y la producción de ideas?
Este es un problema de oportunidad educativa. Cuánto más se expongan a la tarea, mejor la van a desarrollar. Un dato de la neurociencia para destacar: cuando una persona se alfabetiza, cambia el patrón de activación cerebral. Eso te muestra algo muy fuerte: que un cambio en la conducta, produce un cambio en el cerebro. Eso es muy importante. Es un aporte clave.
¿Qué pueden hacer los padres para estimular desde la casa?
Si el chico va a la escuela medio turno, tiene tiempo de hacer muchas cosas. Pero si va todo el día, no hay tiempo. Sin embargo, los padres pueden hacer mucho en la primera infancia, en los primeros 4 o 5 años de vida. Hay investigaciones muy interesantes que muestran un mejor aprendizaje de la lectoescritura en los pequeños que estuvieron conectados con situaciones de lectura. Cuentan con enormes ventajas si tuvieron acceso a libros, si les leyeron, si interactuaron lo suficiente con un adulto. Es un tema cultural: un buen vocabulario y un buen conocimiento general del mundo influyen mucho en la comprensión lectora.
No hay que claudicar entonces en impulsar el hábito de la lectura en todas las edades…
Y sí, sin duda. La lectura te permite vivir y construir el pasado y el presente, y proyectarte al futuro. Una vez que uno entra a ese mundo maravilloso, es difícil que quiera escapar.