Rafa Olarra es uno de los argentinos ‘for export’ que más se luce en el mundo de la moda internacional. Uno de los directores de arte fetiche de Mario Testino que no conoce fronteras. Aquí, una charla imperdible sobre el detrás de cámaras del universo ‘fashion’.
Txt.: Joaquín Vila Moret
Ph: Gentileza Rafael Olarra
Llega rengueando por un desagarró que sufrió en Tafí del Valle escalando y se ríe porque su trabajo está lejos del alpinismo y los deportes extremos. El escenario del accidente era parte de una producción de fotos. Sí. Rafa Olarra es director de arte y se mueve junto a los grandes de la moda; entre ellos el reconocido fotógrafo peruano, Mario Testino.
Ahora, junto a BA MAG, se hace un espacio entre las vidrieras que está armando en Palermo Soho y nos cuenta sobre sus experiencias y su propio estudio que quiere llevar al mundo.
Resulta que “Rafa” terminó el colegio en el San Martín de Tours de Palermo, y se fue de vacaciones por unos meses a Europa, pero allí se quedó dos años. Recorrió mucho y se instaló en Madrid, donde trabajó como ‘barman’, como cadete y hasta en un teatro, entre muchos otros trabajos ocasionales. Después de mucho insistir, como asistente de producción en Chic Pop, una productora de fotógrafos. “Ahí me di cuenta que eso era lo que me gustaba, descubrir la fotografía a pleno”, asegura Olarra.
Cuando volvió a Buenos Aires estudió Escenografía y Vestuario Cinematográfico en San Telmo. “Me dio mucha cultura general: música, literatura, pintura y filosofía; algo que en el ambiente está bueno conocer porque te abre la cabeza y es más fácil inspirarte, saber de dónde viene cada tela, cada color, cada material”.
Ese fue sólo el comienzo de una carrera que lo llevó al detrás de escena de las principales producciones editoriales y a trabajar con los más reconocidos artistas del mundo de la moda…
Ya de regreso en la Argentina, ¿cómo empezaste tu carrera profesional?
Volví con 21 años y sin contactos, pero por suerte pude entrar en la productora de publicidad Landia. Yo sería el asistente número 8 de dirección (se ríe). Pero así descubrí que me gustaba armar escenografías y el mundo de la dirección de arte.
¿Cómo llegás a Alan Faena?
A Alan lo conozco porque su mujer, Ximena Caminos, es la jefa del departamento creativo del Faena, donde se ocupan del arte ellos mismos, y andaban buscando un director creativo. Ella me llamó y al mes ya estaba trabajando. Era algo muy diferente a lo que yo venía haciendo, que era televisión; esto tenía más que ver con ambientación y eventos. Yo compraba muebles, cuadros, remodelaba restaurantes y salas, o hacía cosas conjuntas con artistas en patios o ‘stands’.
Alan y Ximena son dos personas muy buenas, muy creativas e inteligentes. Alan me enseñó a manejar un equipo, a motivarlos y a conseguir lo que quieras si te lo proponés. Fue clave en mi formación y me abrió muchas puertas. De hecho gracias a él llegué a Mario Testino.
¿Cómo lograste captar la atención de Testino?
Él se estaba hospedando en el Faena. Estaba de vacaciones y empezó a preguntar por unos cuartos que yo había remodelado. Me lo presentaron y terminamos yendo a galerías y talleres por San Telmo a comprar antigüedades y muebles. Compró de todo y nos hicimos amigos. A los 15 días me llamó desde Nueva York. Estaba haciendo fotos y me invitó a participar de ellas. Era la tapa de Vanity Fair del Oscar Issue.
¿Cómo fue pasar del ámbito local a estar trabajando en la producción de una de las grandes revistas de moda?
El cambio fue notable, estaba en un estudio enorme frente al Río Hudson, lleno de ‘celebrities’. Fue un ‘show’, era una apuesta increíble. A los diez días me volvió a llamar ya para trabajar como director de arte para V MAG. Eran 5 fotos a Sky Ferreira. Me dijo, “tráete ya cosas para armar unos fondos de plásticos, cintas, lo que puedas, y ármate algo”. Cuando volví había 15 personas sentadas mirándome fijo, a ver que hacía con todas estas cosas que había traído. Temblaba de nervios, era mi primer trabajo oficial con él en Nueva York. Por suerte salió bien lo que hice.
¿Cómo describirías tu experiencia con Testino?
Mario es una persona creativa y con muchas ideas, y a la vez está todo el tiempo absorbiendo, viendo de dónde puede sacar ideas nuevas y gente que pueda colaborar. Él suele tener muy claro lo que quiere o lo que busca, pero cuando le planteás una idea, es probable que te escuche, la tome y la transforme. Para mí, que una persona como él me pidiese mi opinión, era una locura. Aprendí mucho, y además estaba rodeado de sus asistentes, que son unos genios.
A partir de entonces entrás en la escena internacional. ¿Cómo es pertenecer al mundo Testino?
Lo que cambia es que su nombre es muy fuerte, es más fácil conseguir lo que querés. Su nombre pone presión y sumado al de una editorial importante, conseguís el lugar, el personaje, modelo u actor que quieras. Eso está muy bueno.
¿Qué es lo que más te gusta de tu trabajo?
Yo estoy en un mundo que es de disfrute y también es lo que intento. Hay que trabajar mucho, pero también hay que pasarla bien trabajando. Cuando voy a un lugar a trabajar me gusta empaparme de su cultura, escuchar la música de ahí o leer su historia para inspirarme. Es un trabajo que me lleva por el mundo y eso me copa. Anduve por toda la Argentina, Nueva York, Los Ángeles, Miami, Marruecos, Madrid, Chile, Perú, Colombia, París, etc.
¿Desde Buenos Aires se puede trabajar en los más altos niveles de la moda?
No, te tenés que instalar afuera. Y creo que el lugar es Nueva York. Yo trato de estar lo más posible allá, pero todavía no me desarraigué de Buenos Aires. Voy y vuelvo dependiendo de cuántos trabajos tenga. Soy una persona que necesita estar moviéndose todo el tiempo. Además, en Nueva York hay mil personas que hacen lo mismo que yo, y todavía no estoy tan metido en el mercado como para trabajar a diario allá. Entonces trabajo y vuelvo, porque acá siempre tengo cosas para hacer.
¿Qué trabajo te gustó más?
A Marruecos fuimos con Mario y un equipo muy bueno. Era una producción para Vogue Inglaterra y me gustó mucho, es un lugar fantástico. Me gusta que el viaje sea bien aventurero, y ocuparme de organizar toda la logística. Así que intento llevar equipos que sé que les gusta esa vida al aire libre, porque hay veces que el clima es duro o que las fotos son en el medio de la montaña. La campaña de Cardón en Tafí del Valle también salió muy bien, todo el mundo se prendió a trabajar varias horas en plena naturaleza y a caballo. Pero me gusta pensar que el último trabajo es siempre el mejor porque dejo todo e intento siempre mejorar.
Contanos acerca de Rafismo…
Arranqué con Rafismo hace cinco años y al principio hacía sólo dirección de arte, la escenografía. Venían con la idea y yo hacía sólo el ‘set’. Ahora pasó a ser una agencia creativa. Genero todo el contenido y ya tengo todo un equipo de personal, lo que implicó dejar varias marcas, porque ahora hago algo más abarcativo. Armo el semestre de trabajo para las marcas, el contenido, desfiles, vidrieras y la estrategia en redes sociales. Es más interesante porque te deja hacer la historia completa. Mi idea es llevar Rafismo al exterior, hacer lo mismo que hago pero instalado de forma definitiva en el mercado europeo y norteamericano.
¿Qué proyectos tenés para este año?
Tengo un proyecto muy grande pero prefiero no decirlo hasta que esté confirmado, sería algo grande y afuera. Después, tengo una campaña de Belvedere internacional en Nueva York con Mónica Bellucci, es una historia estilo James Bond y ella sería la chica Bond.
¿Cómo ves al mercado local en este rubro?
Es otra cosa, acá hay proyectos muy interesantes, pero el presupuesto es otro y los modelos son difíciles. A los que les va bien se van afuera y por más buena idea que tengas, si tenés un o una modelo que no sirve, te tira abajo las fotos. También no se compara lo que conseguís acá en lo que es muebles y escenarios, no tenés la variedad de Nueva York o Los Ángeles, donde conseguís y alquilás lo más impensado, están muy preparados.
Seguís haciendo publicidades, ¿cómo interactúa el arte y la publicidad?
Hay de todo, a veces te toca un producto de limpieza y es la muerte, porque es algo realista y costumbrista que no tiene arte en absoluto. Pero por suerte también hay muchos comerciales que dan espacio a la creatividad. Todavía mantengo los trabajos de publicidad entre temporadas de la moda. Está bueno, es un mundo similar aunque más exigente.
En búsqueda constante de inspiración, Rafa Olarra trabaja hoy entre Nueva York, Buenos Aires y el resto del mundo, sumándose a la lista de talentos argentinos que no dejan de hacer ruido en el universo de la moda.
+info_
www.rafismo.com