¿Qué mujer no pensó alguna vez “necesito un tiempo para mí”? Hoy redoblamos la apuesta y proponemos un día entero de spa para hacer en casa, porque toda mujer necesita ese tiempito para liberar la mente, ponerse más lindas y mimarse un poco.
Txt.: Rosario Conde
Todos sabemos lo importante que es encontrar momentos para descansar la cabeza y lograr un parate en el medio de tanto trajín. Pero, ¿cuándo? Cada vez que queremos un ratito para nosotras, nos interrumpe el mensaje de Whatsapp, algún pedido de los chicos, o esa tarea pendiente que podríamos aprovechar para hacer justo en ese momento que tenemos libre.
El primer paso es elegir un día del fin de semana y tratar de renunciar a cualquier posible distracción o interrupción. También, es una buena idea optar por hacerlo acompañada de amigas; lo que nos resulte más disfrutable. El objetivo es no sólo mimar el cuerpo sino también la mente… así el efecto relajante es doblemente satisfactorio.
Imprescindibles del spa casero
¿Por dónde empezar? Antes que nada, es vital acomodar el lugar como más nos guste: velas aromáticas, música o sahumerios pueden ser buenos recursos. La puesta del baño quizás sea donde más amor queramos poner, ya que allí empezará la rutina de ‘spa’ y es donde solemos tener los utensilios de belleza y limpieza necesarios y el espejo (además de un piso que podemos manchar o mojar). Y si no hay un baño amplio, también se puede acomodar la habitación o cualquier rincón de la casa como para que no se manche nada, con toallas o lonas.
Lo primero que hay que tener en cuenta es que si va a ser un día de spa y belleza, la parte sufrida –depilarse– va primero. De lo contrario, después de tanto encremarnos, la cera no se adherirá y además, queremos que el resto del día sea placentero.
Lo segundo será armar las mascarillas que vamos a colocarnos. Pero tranquilas, no hace falta tener productos importados: una corrida a la cocina nos sacará del apuro y nos abastecerá para todo nuestro día de spa.
Empezando por el pelo, mezclamos acondicionador con una yema de huevo y una cucharada de aceite de oliva o girasol y un poco de limón para preparar un baño de crema que vamos a aplicar cuando el pelo esté bien húmedo.
Para el cuerpo, preparamos un simple pero efectivo exfoliante casero: una tacita de azúcar y media tacita de crema humectante. Para el de la cara, en cambio, vamos a necesitar una cucharadita de aceite de oliva y una de harina de avena (es más suave).
Las mascarillas faciales variarán según nuestra dermis: las pieles grasas requerirán de una cucharadita de bicarbonato de sodio con dos de agua; para las pieles secas, un poquito de aceite de oliva para esparcir con la yema de los dedos; y si tenemos la piel normal, leche y yogur.
Por último, debemos asegurarnos de tener el resto de los materiales: toalla, esponja, jabón líquido, crema humectante, pincita de depilar, lima de uñas, alicate y esmalte. Y no te olvides de algo rico para comer y tomar… ¡la sesión va a ser larga y hoy nos podemos dar los gustos!
Una vez que tenemos todo listo y acomodado en el baño, ¡empieza el relax!
Misión relax
Ahora sí, lo que queda es llenar la bañadera con la temperatura ideal (con las sales y aceites que queramos) y empezar a disfrutar. Una vez adentro, podemos proceder a colocarnos el baño de crema en el pelo húmedo y dejarlo actuar por 20 minutos, mientras disfrutamos de la música, los aromas y el calor del agua, que serán los encargados de relajar nuestro cuerpo (y nuestra mente).
Mientras hace efecto el baño de crema, pasamos al cuerpo: nos exfoliaremos con la esponja o el exfoliante corporal los brazos, las piernas y el torso. Realizando movimientos circulares vamos a lograr desprender la piel muerta.
El agua caliente, por su parte, relajará nuestros músculos, pero podemos ayudar con unos masajes, presionando con un poquito más de fuerza sobre los que estén más tensionados.
La clave es tomarse un ratito para disfrutar cómo el cuerpo se va distendiendo y los nutrientes empiezan a hacer efecto. Este puede ser un buen momento para tomar un té o leer algo.
Después, podemos proceder a la limpieza habitual del pelo y cuerpo. Cuando salimos de la bañadera, es recomendable secarnos con una toalla dando pequeños toques. Luego, aplicar una loción o crema corporal que servirá para humectar los brazos, piernas y torso. ¿Un ‘tip’? dejarnos la bata de baño o toalla para dejar que la loción penetre en la piel antes de vestirnos.
Una vez hecho esto, pasamos a la cara, exfoliándola con la mezcla de aceite de oliva y harina de avena. Cuando retiremos esta mezcla, pasamos a aplicar la que preparamos según nuestro tipo de piel, y la dejamos actuar por quince minutos. También es ideal, tomar mucha agua para hidratarnos por dentro.
Ahora sí: retiramos la mascarilla de la cara y aplicamos la crema humectante. La piel queda ahora mucho más suave y absorbe mejor la crema.
Por último, aprovechemos que las cutículas de las manos y los pies están más blandas para empezar con la manicura y pedicura. Si es necesario, podemos reposar las manos y los pies unos minutos en una palangana con agua tibia. Luego, nos sacamos el esmalte gastado y empezamos a correr las cutículas. Después, procedemos a las dos capas de esmaltado: una base transparente y arriba, dos capas del color final.
Mientras se seca el esmalte, es una buena idea hacer algún ejercicio de meditación o respiración sobre una lona. Pero si no estamos cómodas con estos métodos, la alternativa es tirarnos a disfrutar de la música y los aromas intentando poner la mente en blanco.
No importa cómo se distribuyan los tiempos o los materiales en este día de spa, lo esencial es que se realice a gusto de cada una y que esté dedicado 100% a nosotras. El resultado va a estar a la vista: cuerpo y cara radiantes, pero sobre todo ¡energía renovada!