Las destilerías más importantes del mundo eligen a mujeres para llevar adelante sus marcas, pues ellas hacen crecer el consumo de maltas y etiquetas premium. Desde el Museo del Whisky, hasta las barras más ocultas, el ‘single malt’, los ‘blends’ o el ‘simple scotch’, tienen aroma femenino.
Txt: Vanesa Ivanoff
Ph: Daniela Dini y Gentileza Chivas Regal
La barra de cedro ocupa el centro del salón de la casona de tres plantas ubicada en la calle Monroe 3980, en Belgrano R. Las botellas de las mejores etiquetas de malta del mundo encuentran espacio privilegiado en el edificio del museo, inaugurado hace apenas unos meses.
Un tradicional deck de madera se interrumpe por el bullicio de un grupo de mujeres entre 30 y 40 años. Las nuevas socias del Museo del Whisky, juegan con las rocas en los vasos recién servidos. Parecen curiosas de experimentar las sensaciones del “scotch” que hasta no hace mucho, era reservado sólo para ellos. Pero hoy son las jóvenes las que se acercan a probar las marcas más exclusivas como una nueva forma de traspasar las barreras de un mundo que se pensaba sólo como masculino.
El whisky como mala palabra
El whisky es una bebida alcohólica obtenida de la destilación de cereales como el trigo, la cebada, malteada, centeno o maíz. Este fermento se deja envejecer en barriles, tradicionalmente de madera de roble. Cada tipo de whisky tiene su particular proceso de manufactura, y en el caso de los ‘blended’, incluyen una mezcla entre distintas cepas. Por el contrario, el ‘single malt’ es un destilado de un único tipo de fermento.
Desde los gauchos, malevos y compadritos, el whisky era reservado para el momento de diversión de ellos, al que las damas no estaban invitadas. Hasta hace no más de 20 años, la palabra whiskería era sinónimo de prostitución, por lo que los hombres prohibían a sus mujeres consumir cualquier cosa parecida al destilado de tintes dorados. Tomar whisky en Argentina estaba mal visto por la sociedad, por lo que si una mujer quería disfrutar de la bebida, los límites de su hogar eran el espacio permitido.
Pero las normas culturales han cambiado, parecería que hay menos expectativas de los consumidores en general -y las mujeres en particular- de mantener convencionalismos limitados por su género.
¿Se pone en juego la honorabilidad, masculinidad o femineidad al momento de elegir un consumo? “No hay nada de masculino en tomar whisky, es muy común hoy, encontrar a un grupo de mujeres compartiendo una barra alrededor de un ‘sigle malt’ o un ‘blend’. En general, las mujeres que se acercan al club, son jóvenes profesionales, bartenders o esposas de socios actuales”, sostiene Miguel Ángel Reigosa, presidente de la Whisky Malt Argentina y creador del Museo del Whisky. Y agrega: “Las más osadas, lo toman sólo con un agua especial que preparamos, William Wallace, la que produce que los aromas se abran y baje la graduación alcohólica a 20 grados. Otras, lo disfrutan a modo de tragos de autor con jugos de frutas y hasta té, que son más amables para empezar”.
“Hoy en día el whisky es de todos. El mercado creció y cambio. El whisky cambió su imagen gracias a las marcas y a los profesionales que elegimos el producto”, cuenta Sebastián García, uno de los ‘rock stars’ de los bartenders que marcan tendencia y, hasta hace muy poco, embajador de Chivas Regal.
Heroínas del agua de vida
Desde el lado de las destilerías, también la preferencia tiene aroma de mujer. Master Blends o embajadoras de marcas exclusivas viven a diario la cultura de esta bebida compleja, intentando potenciar el mercado y disolver las fronteras que lo limitan. “Las mujeres tienen más desarrollado el olfato, al estar tan naturalizadas con los aromas de la cocina y de la casa, son más permeables a descubrir los sabores y olores al momento de catar un ‘single malt’”, asegura Reigosa.
“Dentro del Club del Whisky en Argentina, que nuclea 4500 socios, el 20 por ciento son mujeres entre 25 y 50 años”, cuenta Mariano del Paula, Marketing Director del museo. Mensualmente, se ofrecen catas exclusivas para mujeres de la mano de Verónica Tomanghelli, embajadora de la Whisky Malt Argentina. Según la experta en el rubro, “en los últimos años, el consumo ha crecido notablemente dentro del público femenino. Muchas mujeres se han animado a probar whisky por varios motivos y uno de los principales es porque esta bebida es sinónimo de status y de buen gusto. También otro porcentaje comenzó a disfrutarlo por el sólo hecho de comprender esta compleja bebida”.
“Las chicas de Jamson saben de qué hablan, son irlandesas, crecieron conociendo de whisky, son buenas comunicadoras, amables y bonitas. Eso hace que puedan llegar más fácil al público en general”, cuenta Popi Korova, bartender y propietario de un bar de culto en zona norte.
Como sinónimo de buen gusto, vanguardia o status, no hay dudas de que hoy es uno de los destilados más sexys, elegantes e intensos. Símbolo de bebida noble para unos o instrumento para desafiar prejuicios, también a partir del whisky ellas logran infiltrarse en la jerga de los hombres.
Consejos del cantinero
Encontrar a Seba García en alguna barra de Buenos Aires, es trasladarse a los años veinte. Moño, tiradores, un bigote prolijamente dibujado y el pelo milimétricamente engominado como los cantantes de tango de los míticos conventillos, son los íconos del caballero detrás de los bares más exclusivos.
“Las mujeres que se acercan a la barra y piden un coctel con whisky, son las preferidas de los bartenders, porque eso da la señal de que podemos recomendarles un abanico de sabores y combinaciones. Que un coctel tenga whisky no implica que sea fuerte. Podemos realizar una receta a base de frutas o cítricos, y crear una bebida súper fresca.” dice García.
Para el cantinero, existen mujeres de todos los estilos. Están las que prefieren sentir esas notas ahumadas más complejas, y las que gustan del destilado modificado al estilo de un Old fashioned.
“El whisky en argentina se está haciendo cada vez más fuerte y los cantineros necesitamos seguir estudiando para poder educar aún más a los consumidores. Es muy interesante cuando viene una dama a la barra y nos pide un coctel con determinado whisky. Para nosotros que pase esto, es algo realmente maravilloso, hasta diría que es un premio”, asegura el bartender mientras prepara un Rob Roy & Penicillin, su preferido entre tantos.
Encontrar un ‘speakeasy’ o bar oculto en Buenos Aires, es toda una aventura, más aún si se trata de una zona de casas bajas en un típico barrio de zona norte. Una gran puerta negra con una copa dibujada a modo de pizarrón es la forma de acceso a Korova Cine Bar, en el barrio de Olivos. Un patio con algunas mesas funciona de antesala al salón donde se ubica la pequeña barra.
Popi Korova espera entre copas, bitters whiskies y cocteleras. Su especialidad es preparar y recomendar mezclas con whisky a las chicas que se acercan a su barra.
“A las mujeres les gusta tomar bien y son abiertas a recomendaciones, a charlar con el bartender y probar cosas nuevas. Se está creando una nueva tribu urbana que son las chicas de barra. Este tipo de mujeres rondan los treinta, están desencantadas de la conquista y se acercan al bar para disfrutar del momento y elegir un buen trago. Las que prefieren whiskies o cocteles a base del destilado son muy femeninas, no tienen prejuicios y son más libres”, dice Popi mientras elige entre los irlandeses, escoses, americanos y hasta japoneses de su colección.
Sebastián recomienda comenzar a disfrutar el “agua de vida” al modo de los americanos, por sus notas agradables. El secreto al inicio, es agregar un chorrito de agua fría para que baje el alcohol en nariz y sea más agradable al paladar.
Por su parte, Popi, a la hora de elegir entre ‘blends’ o ‘single malts’, sugiere los irlandeses porque tienen una destilación más que los escoceses, menos añejamiento y no suelen utilizar la turba, salvo en alguna marca en particular. Estas características los hacen más frutales y dulces, con aromas más amables por la ausencia de las notas ahumadas. En tragos, la recomendación es un Old Fashioned dulzón o una combinación más moderna como el New York Souer, suavizado con algún vino licoroso o granadina.
Parecería que en América Latina, el consumo de destilados estuvo siempre vinculado a los momentos festivos y relajados. Desde el ron en Venezuela, la cachaca en Brasil, el tequila en México, la disputa del pisco en Chile y Perú, el aguardiente en Colombia y el menos conocido singani en Bolivia, todos son parte de la cultura cotidiana de celebración, sin condicionamientos de sexo o status social. ¿Será el whisky el destilado con identidad más argenta? ¿Son las jóvenes mujeres las que llevan adelante la cruzada de romper con los prejuicios, desafiar los límites e imponer a esta noble bebida como símbolo de distinción femenina?
Por ahora, no hay mucha certeza, pero lo cierto es que la vieja leyenda de que el whisky es solo para héroes, se ha desterrado. Ahora son ellas las que se aventuran a descifrar sabores y olores antiguos que se renuevan y trascienden el límite de los géneros.