En su corta vida, la empresa que ha logrado concebir el motor de búsqueda más importante de Internet va por todo: desde hacer llegar la red a todos los rincones del mundo, crear lentes de contacto inteligentes para diabéticos y vehículos que se manejan solos, hasta encontrar la cura para la muerte.
Txt: Andrea Palombo
Ph: Gentileza Google
“¿Qué haremos esta noche Cerebro? Lo mismo que hacemos todas las noches Pinky, tratar de conquistar el mundo”. Esta conversación que mantenían los emblemáticos dibujos animados de Warner Bross en la década del 90, podría trasladarse a una charla que de seguro tuvieron Larry Page y Sergey Brin allá por 1997, cuando comenzaban con su imperio de Google. Su idea original parecía ambiciosa al principio, cuando querían crear un motor de búsqueda que lograra ordenar la información infinita que hay en Internet. Actualmente es el más importante del mundo, con más de 1.000 millones de búsquedas al día, y hasta ha logrado introducir el neologismo “googlear” como un nuevo verbo que refiere a la búsqueda de información en la web.
También ha hecho que resulte fácil ubicarse a través del Google Maps o viajar a cualquier parte del mundo con el Google Earth, que utiliza imágenes satelitales y fotografías aéreas para acceder virtualmente a cualquier lugar de la tierra en cuestión de segundos; y aunque no ha conseguido el éxito de Facebook con su red social Google+, su servicio de email, Gmail, que supera ampliamente los 500 millones de usuarios, es uno de los más utilizados, debido a que está sincronizado con todas las aplicaciones que ofrece la compañía.
Hoy, con sólo casi 20 años de vida, su ambición parece no tener límites: de la mano de la tecnología traspasaron el mundo de las computadoras y dispositivos móviles para influenciar en la salud, dar su propia pisada en el espacio, cruzar todas las fronteras para hacer llegar Internet a cualquier recoveco del mundo y hasta dejar su marca en la robótica y en la industria automotriz. Para lograrlo, la empresa invierte 6.800 millones de dólares en su laboratorio Google X, especialmente diseñado para trabajar con prototipos y proyectos innovadores.
El futuro según Google
Ya no es una utopía pensar que llegará el día en que todo el mundo tendrá Internet. A través del Proyecto Google Loon, la compañía busca conectar a los dos tercios de la población mundial que todavía no tienen acceso a la red. Su plan es que las zonas de difícil acceso, que suelen ser áreas remotas, rurales o de catástrofe, puedan recibir Internet gracias a los globos aerostáticos que viajan por la estratósfera, donde la velocidad del viento suele variar entre 8 a 32 kilómetro por hora. Esta tecnología utiliza algoritmos de software para determinar a dónde deben dirigirse los globos, y después los traslada a una capa de viento que sople en la dirección deseada. El proyecto va camino a su tercer año de vida, pero sigue en una etapa experimental, ya que están tratando de resolver cómo aumentar el tiempo en que los globos puedan permanecer en órbita.
Pero este no es el único proyecto que le quita el sueño a Google. Actualmente se encuentra barajando tres iniciativas enfocadas en la tecnología: lentes capaces de procesar información, vehículos autónomos y robots ayudantes.
Así como se instalaron los relojes inteligentes en el mercado, el Google Glass es un producto que apunta a que los usuarios puedan acceder a la misma información que les brindan los smartphones, pero sin necesidad de usar sus manos. Se trata de un dispositivo de visualización de realidad aumentada que tiene la capacidad de tomar fotos a una resolución de cinco megapíxeles y grabar vídeos en 720 píxeles y pueden acceder a Internet a través del reconocimiento de voz con el Google Now. A su vez, en el lado derecho del lente, hay superficie táctil que permite a los usuarios controlarlo desplazando el dedo por el ‘touchpad’. Lo comercializa la reconocida marca Ray-Ban y cuesta alrededor de 225 dólares. Hay disponibles siete modelos: Classic, Bold, Edge, Active, Curve, Thin y Split y recientemente la empresa ha hecho posible que aquellas personas que deben usar lentes por prescripción médica puedan ajustar las monturas de cristales graduados al dispositivo de realidad aumentada. Sin dudas este producto se presenta como una innovación tecnológica, pero al igual que los relojes inteligentes, su desafío hoy está en convencer a aquellos consumidores que habitualmente no usan lentes.
El otro proyecto en el que Google ha invertido tiempo y dinero durante más de cinco años es en el vehículo autónomo, aún cuando no hay regulaciones en el mundo que permitan la circulación de este tipo de autos, a excepción del estado de Nevada, que en mayo de 2012 expidió la primera licencia para un coche autónomo.
El desarrollo de esta clase de vehículo está a cargo del ingeniero alemán Sebastian Thrun, director del Laboratorio de Inteligencia Artificial de la Universidad de Stanford, el mismo que creó el vehículo robótico Stanley, ganador de un reconocimiento otorgado por el Departamento de Defensa de los Estados Unidos, y con el que recibió dos millones de dólares.
Actualmente, mientras presiona para generar cambios en las leyes de tránsito en los distintos países y busca aliados en la industria automotriz que se interesen en comercializar este tipo de coches, Google trabaja en mejorar su diseño que, sin pedales ni volantes, utiliza el software inteligente Google Cahuffeur, capaz de detectar otros vehículos, señales de tráfico y peatones.
Finalmente, e inspirado por la fantasía del escritor de ciencia ficción Isaac Asimov que hace más de 70 años pensaba en un futuro regido por la inteligencia artificial, se involucró en la creación de un robot que bien podría estar basado en las tres leyes de la robótica: “Un robot no hará daño a un ser humano o, por inacción, permitir que un ser humano sufra daño”, “Un robot debe obedecer las órdenes dadas por los seres humanos, excepto si estas órdenes entrasen en conflicto con la primera ley”, y “un robot debe proteger su propia existencia en la medida en que esta protección no entre en conflicto con la primera o segunda ley”. En conjunto con Boston Dynamics, Google busca responder la pregunta sobre cómo sería un mundo en que los humanos conviviesen con los robots, por lo que está desarrollando una serie de drones que tienen la capacidad de moverse por entornos con obstáculos y seguir una ruta predefinida. Actualmente está realizando pruebas con entregas de paquetes en entornos urbanos, pero se avizora que su futuro será más interesante, ya que están siendo entrenados por la Marina de Estados Unidos.
La búsqueda de la inmortalidad y de la energía ilimitada
Desde hace unos años, la compañía de servicios de Internet también viene mostrando interés por la salud. De hecho, en enero de 2014 creó un producto que revolucionó la industria médica: lentes de contacto inteligentes para diabéticos. Se trata de unos lentes que miden continuamente los niveles de glucosa a través del fluido lagrimal en el ojo y están conectados a un aparato médico con una conexión inalámbrica. De esta manera, el diabético no necesita pincharse para conocer su nivel de azúcar en sangre.
Pero Google anda atrás de algo mucho más importante. Tras crear en 2013 la empresa Calico, busca encontrar nada más y nada menos que la fórmula para evadir a la muerte. Es por eso que viene estudiando enfermedades causadas por el envejecimiento y aunque todavía no hay noticias reveladoras sobre sus logros, se cree que en el camino puede llegar a encontrar la cura para el Alzheimer o Parkinson y hasta para algunos tipos de Cáncer.
Y como si este último objetivo no alcanzara como para dejar una huella en la historia, también quiere ser el mayor proveedor de energía alternativa a través del proyecto Makani Power. Este consiste en anclar un drone a una estación en tierra por medio de un cable conductor; el drone es lanzado y luego comienza a hacer patrones de vuelo en forma circular en alturas, donde el aire es más fuerte y consistente. Es precisamente durante la fase de vuelo cuando las turbinas que incorpora el drone comienzan a girar y producir energía. Hay dos aspectos alentadores de esta iniciativa: la primera, que la misma fuerza del aire es la que mantendrá al drone en vuelo, por lo que en teoría podría mantenerse allá arriba indefinidamente; y la segunda, es que, gracias a la fuerza del aire, las turbinas generadoras de energía, al girar más rápido van a ser capaces de generar en menor tiempo, más energía que los molinos de viento convencionales.
Está claro que Google no se queda su zona de confort y es una de las pocas empresas que apuestan a proyectos innovadores sin tener la garantía de un resultado exitoso. Tiene pocos años de vida, pero su facturación asciende a los 20.000 millones de dólares anuales, gracias a su ambición que lo hace querer sobrepasar cualquier límite y conseguir lo imposible.
+info_
Proyecto Google Loon: www.google.com/loon
Calico: www.calicolabs.com
Lentes de contacto para diabéticos: googleblog.blogspot.com.ar
Google Glass: google.com/glass/start
Vehículos autónomos: google.com/selfdrivingcar
Robots andantes: www.bostondynamics.com/
Makani Power: google.com/makani