Las provincias del noroeste argentino ofrecen un recorrido por la ruta 40 con paisajes tan variados como únicos, a más de 2.000 metros de altura.
Txt: Bernardita Ponce Mora
Ph: Gentileza Andrés Mansilla, Pablo Yapura, Juan Barthe, Gustavo Arévalos , Augusto Moreno, Hernán Paganini, Secretaría de Turismo de La Rioja, Ente Tucumán Turismo
La ruta nacional 40 recorre de sur a norte, y muy cerca de la Cordillera de los Andes, la larga extensión de la Argentina: más de 5.200 km de paisajes completamente diferentes entre sí.
Luego de dejar atrás la región de Cuyo, sedienta aún de belleza y aventuras, la RN 40 penetra en las entrañas del noroeste argentino. La Rioja, Catamarca, Tucumán, Salta y Jujuy se suceden con colores tan diversos como los minerales que componen sus montañas. Su gente, generosa, comparte los saberes y sabores que la Tierra le brinda.
Gigante de tierra colorada
La Rioja, durante todo el año, ofrece buen clima y la hospitalidad de sus habitantes. La ruta 40 pasa por Villa Unión, desde donde se accede a la reserva provincial Laguna Brava, un paraíso de colores minerales, flamencos rosados y manadas de vicuñas que durante el mediodía se aglutinan en la laguna para refrescarse y regalar fotos de ensueño a los viajeros.
Tomando la ruta 150, a 74 km de Villa Unión, se llega al parque nacional Talampaya, declarado patrimonio de la humanidad. La aventura puede vivirse a pie, en bicicleta y/o en 4×4, siempre con guías. Los circuitos están abiertos del 1 de mayo al 10 de septiembre, y también se pueden recorrer de noche, cuando hay luna llena.
Este parque es un vasto desierto donde afloran sedimentos que tienen 250 millones de años. El trabajo del viento y la erosión dieron forma a gigantescas esculturas naturales, que vale la pena visitar.
La Cuesta de Miranda es un camino de montaña rodeado de enormes cardones que atraviesa pueblos pintorescos donde el tiempo parece haberse detenido. En Famatina, la belleza del paisaje se complementa con propuestas de turismo aventura: trekking, montañismo y parapente. Uno de los puntos imperdibles es el cañón del Ocre, que tiene azufre entre sus componentes.
En un recorrido por la ladera este del Cordón del Famatina, se llega a Chilecito. Con su Cable Carril se puede disfrutar de una travesía 360º. Además, se puede hacer agroturismo, ecoturismo, safaris fotográficos, mountain bike, parapente, trekking, cabalgatas, montañismo y 4 x 4.
La ruta continúa y en el trayecto de La Rioja a Catamarca bordea los Seismiles, 20 cumbres catamarqueñas que superan los 6.000 m.s.n.m., un camino perfecto para lograr fotografías impactantes.
Ruinas del imperio Inca
Catamarca es una de las provincias que más vestigios tiene del Qhapaq Ñan, comúnmente llamado Camino del Inca, que conectó al imperio incaico y fue declarado patrimonio mundial por la Unesco en 2014. Shincal de Quimivil es uno de los yacimientos arqueológicos más importantes del NOA. A 4 km de la localidad de Londres, es una de las atracciones más interesantes. Conserva vestigios de lo que fue el imperio Inca, el más grande de la América precolombina.
Este monumento histórico nacional tiene una extensión aproximada de 1 km2 sobre terreno desigual. Debe su nombre a una espesa vegetación de la zona, llamada Shinqui. Su sección principal consta de una serie de recintos rectangulares cuyas paredes de piedra alineadas de norte a sur alcanzan los dos metros de altura.
Todo en adobe
A la vera de la Cordillera de los Andes, una decena de pueblitos revelan una de las técnicas más ecológicas y ancestrales de construcción: el adobe, hecho con agua, tierra, arcilla y pasto. La Ruta del Adobe, de 55 km, se recorre con una excursión guiada o también de manera particular sobre la ruta 60. Las iglesias, casonas y antiguos oratorios fueron erigidos con adobe hace más de 300 años.
Desde una quebrada ubicada a 12 km de la ciudad de Fiambalá, a 1.550 m.s.n.m., surgen aguas termales. Las Termas de Fiambalá son sedantes y relajantes, desintoxican el organismo y mejoran la salud. Las aguas emergen a 1.750 m.s.n.m. y se concentran luego en 14 piletas de piedra.
En Fiambalá se puede visitar también la iglesia de San Pedro construida en 1770 a pedido del capitán español Domingo Carrizo y declarada Monumento Histórico Nacional. Amaicha del Valle, en Tucumán, es uno de los pueblos mejor conservados en su arquitectura. La Ciudad Sagrada de Quilmes tiene las ruinas precolombinas más importantes del país.
La ruta 307 lleva a Tafí del Valle, donde la flora y la fauna estallan en colores y abundancia. El Alpapuyo es un manto de nubes típico de la zona que baja desde la montaña y cubre a Tafí. La región se caracteriza por una gran amplitud térmica, con jornadas diáfanas y de escasa humedad.
Ruta de los Artesanos
Un recorrido por la Ruta del Artesano invita a conocer materiales ancestrales como cuero, lana, arcilla, piedra y tejidos. Entre la variedad de productos se desataca el poncho, que se realiza con una técnica transmitida de generación en generación. Sobre la RN 40 en Seclantás, Salta, se encuentran los mejores tejedores de ponchos de la región. El célebre Alfonso “Tero” Guzmán, cuyo hijo lo reemplaza ahora en el telar, hizo el poncho salteño para el papa Juan Pablo II.
El sendero de asfalto continúa y atraviesa los Valles Calchaquíes salteños por arriba de los 2.000 m.s.n.m. El criadero de vicuñas se ubica en Molinos y es gestionado por la Asociación de productores y artesanos de San Pedro de Nolasco. Se pueden comprar artesanías auténticas y textiles de vicuñas, criadas de manera respetuosa y sustentable.
Cachi es una de las localidades más lindas de los Valles Calchaquíes, con sus casonas blancas, sus yacimientos arqueológicos, sus campos sembrados y su gente amable y hospitalaria. También desde la RN 40 se accede a la 33, que atraviesa el parque nacional Los Cardones, que tiene más de 64.117 hectáreas y está ubicado en los departamentos de Cachi y San Carlos. Su objetivo es la preservación del cardón, la especie más característica de la región. La tradición afirma que son antiguos pobladores que vigilan y protegen nuestras tierras.
Sigue la 40 hacia al norte y pasa por Payogasta y La Poma, rumbo a la Puna. Sube hasta llegar a su punto más alto en el Abra del Acay, a 4.895 m.s.n.m. El paisaje se vuelve más árido e inhóspito. En la provincia de Salta, la última parada llevará al viajero hasta San Antonio de los Cobres. En su paso por Jujuy, el camino zigzaguea entre picos nevados, volcanes, lagunas y el Valle de la Luna jujeño hasta llegar a La Quiaca.
Paraíso blanco
Si se toma la RN 52 se llega a Salinas Grandes, uno de los paisajes más bellos de la Puna. A 3.550 m.s.n.m. el cielo se confunde con las 12.000 hectáreas del salar. Es indispensable llevar lentes de sol para proteger la vista y calzado liviano.
Desde Salinas Grandes hasta Purmamarca hay 72 km por la Cuesta de Lipán. Hacer un alto permite disfrutar de las vistas del Nevado de Chañi y de la Quebrada de Humahuaca. Purmamarca formaba parte del Camino del Inca. El Cerro de los Siete Colores, originado hace 75 millones de años, se erige imponente con sus ocres, amarillos, naranjas, verdes, marrones, lilas y violetas.
El Paseo de los Colorados comienza en las callecitas del pueblo y se extiende hasta transformarse en un camino amplio de tierra rojiza. La erosión del agua y de los vientos han dejado la impronta de su trabajo milenario.
En el extremo norte de la RN 40 está La Quiaca. Desde allí, luego de 16 km por la ruta provincial 5, se llega a Yavi. Este pueblo ostenta la casa del marqués Campero, quien organizaba fuerzas de resistencia contra los ejércitos realistas. En esta casa se alojaron Mariano Moreno, Manuel Belgrano y Pueyrredón. En la célebre capilla de Yavi celebraron misa San Francisco Solano y Fray Mamerto Esquiú.
Aquí culmina el periplo por el NOA, luego de recorrer caminos con historia, cultura y paisajes naturales esculpidos por el sol y el viento.