En diferentes lugares del mundo, hay bares y restaurantes donde el entorno es tan importante como la comida que se sirve en el plato. Las propuestas gastronómicas que no se toman el diseño a la ligera se multiplican a una velocidad vertiginosa.
Txt: Laura Piasek Ph: Gentileza Jake Chessum, Claes Bech-Poulsen, Hélène Hilaire – Agence Jouin Manku, Pieter D’Hoop, One Ocean y The Thruth
¿Quién dijo que la carta es lo único que importa? Los ‘foodies’ ahora también dirigen las miradas al entorno. Desde lugares sobrios y minimalistas hasta vibrantes y audaces, el mundo gastronómico está haciendo del interiorismo otro de sus platos fuertes. La iluminación, el mobiliario, así como su distribución en el espacio, el juego de vajillas y hasta la mantelería pueden hacer que un espacio gastronómico sume puntos y se convierta, de la noche a la mañana, en una de las direcciones más buscadas de una ciudad. Cuando los arquitectos, diseñadores y chefs se sientan en la misma mesa, el resultado puede ser explosivo. Porque la experiencia del comensal hoy, como nunca antes, está lejos de terminar en el paladar.
La espectacularidad como consigna
El recorrido de los restaurantes con diseño tiene como punto de partida obligatorio al imponente The Jane, en Amberes, Bélgica. Este exclusivo lugar con nombre de mujer se encuentra en la capilla de lo que supo ser un hospital militar del siglo diecinueve. Comandado por el chef Sergio Herman, el restaurante boutique de una sola planta cuenta con una cocina abierta y capacidad para 60 comensales. La recuperación del edificio histórico corrió por cuenta del reconocido estudio de arquitectura holandés liderado por Piet Boom, que buscó reinventar el lugar de culto haciendo convivir los detalles propios del pasado con otros profundamente contemporáneos.
El resultado salta a la vista: la cúpula y los ventanales de la construcción, así como todas sus paredes y techos siguen intactos, pero la luminaria y el mobiliario hacen lo propio para darle a esta exclusiva dirección, todo el confort que se necesita para una experiencia gastronómica de alto nivel. Quienes quieran apreciar en vivo y en directo esta obra de arquitectura deberán acordarse con tiempo de hacer una reserva. Y es que para conseguir una mesa en The Jane hay una lista de espera de hasta tres meses.
Si viajamos a España nos topamos con otra propuesta que ha sabido, como pocas, hacer convivir el diseño con la gastronomía. Hablamos de One Ocean Club, un restaurante y bar emplazado en el exclusivo puerto de Barcelona. Inaugurado en 2015, el lugar ha sido obra del estudio El Equipo Creativo y fue creado bajo la consigna de crear un espacio “atemporal y moderno”, que lograse darle una vuelta de tuerca a la tradicional representación del espíritu mediterráneo.
Dicho y hecho: en el One Ocean los recursos más llamativos están dados por un techo espejado y la presencia de plantas que caen del mismo. Según sus creadores, estos elementos buscaron crear una atmósfera en la que el comensal se sintiese “en la cubierta de un yate mirando al atardecer”.
En este sentido es que cada detalle está puesto en función de difuminar al máximo la diferencia entre exterior-interior. Quienes busquen comer platos típicos y frescos de la región -a cargo del chef Francisco Díaz y su equipo- a pasos del mar, y en un entorno moderno y cautivante, no pueden dejar de anotar este dato.
Otro de los espacios donde aquello que sirven los mozos queda en un segundo plano, es el Truth Coffe en Ciudad del Cabo, Sudáfrica. De la mano de una decoración de estilo ‘steampunk’ (donde elementos futuristas conviven con otros contemporáneos), llevada a cabo por el diseñador local Haldane Martin, esta cafetería ha logrado convertirse en un punto de encuentro de los vecinos del barrio, pero también en una verdadera atracción turística.
Atravesando su puerta de entrada, el visitante puede sentirse dentro de una película de ciencia ficción. Con tuberías de acero y diferentes objetos vintage, entre los que se destacan las máquinas de escribir y de coser, el diseño logra el objetivo último de su dueño: que el Truth no se parezca en nada a los bares de la zona. En 2016, por su interior pero también por la calidad de su café, este lugar terminó llevándose la distinción de The Telegraph como la mejor cafetería del mundo.
Oda al minimalismo
Así como muchos restaurantes hicieron entrar al diseño en sus propuestas gastronómicas de la mano de detalles espectaculares, otros -en cambio- apostaron por depurar su interiorismo al máximo. Este es el caso de Geranium, el único restaurante con tres estrellas Michelin de toda Dinamarca, ubicado en Copenhague. Capitaneado por el chef Rasmus Kofoed, el espacio tiene la particularidad de estar ubicado en el octavo piso de un emblemático edificio de la ciudad, y de haber hecho de sus vistas uno de sus grandes fuertes. Por dentro, la madera y el mármol conviven en total armonía, y las grandes mesas redondas del salón, junto con las sillas de diseño que le hacen compañía, demuestran que con pocos elementos se puede crear un espacio acogedor.
También en altura, y apostando por el minimalismo, se encuentra el emblemático Eleven Madison Park. Ubicado dentro de un edifico de hormigón que supo ser el más alto de la ciudad de Nueva York, este espacio comandado por Daniel Humm se ha quedado, este año, con el primer puesto del ranking The World’s 50 Best, de la reconocida revista británica Restaurant.
Pero además de su refinada cocina, el lugar ha sabido lograr un diseño de interiores atemporal, marcado a fuego por la simplicidad. Y es que, aunque muchos al entrar pueden esperar un diseño ostentoso, sus creadores han privilegiado un interior que conserva detalles art decó, en sintonía con la edificación original. En esta línea, los grandes ventanales y las estructuras de madera yacen intactas y son el centro de atracción. Los asientos de cuero y los floreros, por su parte, hacen el resto para dotar de vida al espacio.
Trasladándonos a Francia, las lecciones de diseño aplicadas a los espacios gastronómicos se reproducen en diferentes latitudes. En el corazón de Estrasburgo, por ejemplo, se encuentra Les Haras, un restaurante-bar dentro de un hotel de cuatro estrellas con el mismo nombre, construido en un establo real del siglo VIII y, desde 1922, clasificado como monumento histórico.
En este caso, la remodelación del lugar ha corrido por cuenta del estudio de arquitectos francés Denu et Paradon, y el interior ha quedado en manos de la agencia, también local, Jouin et Manku. El trabajo en conjunto se ha reflejado en una verdadera obra de arte, donde las estructuras de madera, las vigas y hasta los adoquines de la construcción medieval original son el centro.
Además, una imponente escalera de roble con círculos conecta la planta baja con el primer piso, con capacidad para 120 cubiertos. En cuanto al mobiliario elegido para el espacio, abundan los objetos artesanales, y las mesas y sillas combinan la madera con el cuero, remitiendo al mundo de los caballos.
Reinventando la tradición, como en este último caso, o partiendo de cero y creando atmósferas completamente nuevas, los espacios gastronómicos han entendido que para sumar estrellas necesitan de un diseño de interiores que deslumbre.
+info_
thejaneantwerp.com
oneoceanclub.es
truth.coffee
elevenmadisonpark.com
geranium.dk
les-haras-brasserie.com