Cada vez más argentinos eligen fraccionar sus vacaciones en varios fines de semanas a lo largo del año. En esta nota te presentamos cuatro destinos y nuestras recomendaciones para hacer algo distinto en dos o tres días de descanso.
Txt: Andrea Palombo Ph: Gentileza Dirección de Turismo
Los exagerados costos para vacacionar en la costa atlántica durante 15 días o un mes, la cercanía a lugares turísticos como el Morro de Sao Paulo, en Brasil, las playas uruguayas como Punta del Diablo o Punta del Este, y la explosión de Chile como centro de compras, impulsaron la emigración de muchos argentinos durante las vacaciones en los últimos años. Sin embargo, el aumento de los fines de semana largo, que este año se contabilizan en 18, hizo repensar la forma de vacacionar: en la actualidad hay cada vez más familias que deciden aprovechar sus días de descanso en varios fines de semana. Con sólo 48 a 72 horas disponibles, hay varios escenarios posibles para pasar esas minis vacaciones a solo 200 kilómetros de la Ciudad de Buenos Aires. Entre los destinos preferidos se ubican los pueblos rurales como Carlos Keen, San Pedro y Tomás Jofré, que ofrecen una verdadera experiencia de día de campo; así como Rosario, una ciudad accesible para descubrir en poco tiempo.
Descansar cerca de casa
Buenos Aires está llena de pueblos que lograron tener su esplendor muchos años atrás y luego de décadas de olvido volvieron a generar interés como atractivo turístico. Este es el caso de Carlos Keen, un pueblo ubicado a unos 83 kilómetros de Capital Federal y a 16 de Luján.
El destino tiene más de 130 años de historia. Nació el 12 de agosto de 1881, cuando tres estancias se unieron e instalaron un depósito de agua para abastecer a las locomotoras que viajaban, al principio solo hasta San Antonio de Areco y después hasta Pergamino. El tren fue, sin dudas, el corazón del pueblo y hoy la estación es su principal atracción.
Llegó a tener unos 3.000 habitantes en 1934, pero la disminución de la frecuencia del tren hizo que su crecimiento se detuviera y su gente emigrara a otros municipios aledaños. Con apenas 400 habitantes, Carlos Keen no desapareció y desde 2007 es considerado de Interés Turístico Provincial e Histórico Nacional.
Lo pintoresco de sus calles, sus casas estilo colonial y su oferta gastronómica, que va desde el asado y picadas hasta las pastas caseras, hace que la hora de viaje valga la pena.
Hay cerca de 14 restaurantes, entre los que recomendamos La Casona de Carlos Keen, uno de los más tradicionales ejemplares de cocina regional, y Restaurante 1907, donde antiguamente funcionaban los almacenes de Ramos Generales de la localidad y hoy guarda en su sótano los más exquisitos vinos.
Entre sus atractivos se encuentra la Iglesia San Carlos Borromeo, ideal para visitar en noviembre, cuando celebra su Fiesta Patronal, donde el Santo Patrono es transportado en carreta por las calles del pueblo, acompañado por jóvenes a caballo; también está la Feria de Artesanos, en la que se puede conocer la cría de gírgolas, una variedad de hongos que se produce y comercializa en la granja, el Museo Rural, para los fanáticos de la maquinaria agrícola antigua y el jardín de Noideé, Casa de Té, perfecta para degustar unas increíbles tortas y conocer las historias del pueblo.
La mejor opción para descansar es La Posada del Fuego, un edificio que data de 1902 y hoy es un hotel boutique que ofrece atención súper personalizada. Cuenta con un restaurante que sirve tradicionales platos criollos con toques de autor, exquisiteces recién salidas del horno de barro y pan casero hecho a la leña.
La segunda parada del periplo es Tomás Jofré, ubicado en la municipalidad de Mercedes, a menos de 100 km de la Ciudad de Buenos Aires. Su nacimiento se remonta a 1905, cuando el abogado y legislador Tomás Jofré lo delimitó físicamente y construyó una estación tren con su nombre. El pueblo, originalmente, se llamaba Jorge Born, pero la popularidad de Jofré terminó por imponerse.
Tranquilo, con solo 200 habitantes, se ubica sobre la Ruta Provincial número 42 y es un escenario ideal para conocer cómo es la vida en el campo pampeano. Además, su polo gastronómico, conformado por 21 restaurantes, tienen muy buena fama. Otro dato a tener en cuenta es que hay que ir con hambre porque el denominador común es el tenedor libre. Hay que probar los fiambres caseros, en especial, el reconocido salame mercedino, y los quesos de campo; otras de sus especialidades son los asados criollos.
No se puede dejar de ir a comer a Bajá la Vaca del Nogar, Almacén Fronteras, Silvano y La Casona de Tomás Jofré, ni perderse las cabalgatas o los paseos en sulky. Otro encanto del pueblo es su plaza, donde más de 80 artesanos ofrecen sus especialidades, como productos regionales, miel y artesanías, entre otras cosas.
Para pasar la noche, una opción ideal es Los Cuatro Amaneceres, instalado en el medio del bosque. Cuenta con piscina y sauna, y ofrece clases de yoga, servicio de masajes y terapias de ayurveda.
San Pedro es otro de los pueblos rurales más visitados que, a sólo 164 kilómetros de la Capital, atrae por el encanto de su paisaje a orillas del río Paraná y por su festival de música country, que se realiza desde el 2003, en septiembre, y logra reunir a importantes bandas tanto nacionales como internacionales, como The Monkyness y Holy Cows.
Uno de sus atractivos es La Campiña, un complejo turístico-productivo en el que los ex conductores del noticiero de canal 13, Mónica Cahen D’Anvers y César Mascetti, decidieron instalar una plantación de naranjos y duraznos, una huerta, un vivero y un restaurante, convirtiéndolo en un lugar de paseo ideal para la familia. Se encuentra a 600 metros de la Ruta Nacional Nº 9, en la entrada a Río Tala y a 100 metros de la Ruta Provincial 1001.
También vale la pena visitar el Club Náutico, ver el Monumento a los héroes de la Vuelta de Obligado e ir al Paseo de los Túneles, un recorrido por pasadizos de 120 años de antigüedad, donde se puede conocer los tres hitos más importantes de los orígenes industriales de la ciudad. Los que se animan puede descender a más de 40 metros de recorrido subterráneo, para los que no, hay una exposición de fotografías y objetos recuperados en excavaciones.
A la hora de probar nuevos sabores no puede faltar la ensaimada, una masa suavemente hojaldrada, azucarada y horneada, en forma de tubo cilíndrico, que puede estar rellena con crema pastelera o dulce de leche. Su origen en el país se remonta a fines del siglo XIX, de la mano de inmigrantes mallorquines, la principal colectividad de este pueblo.
Para dormir, el San Pedro Palace, en el centro, ofrece una estadía con spa, desayuno, cena y shows en vivo. Pero si se elige la naturaleza como telón de fondo, la mejor opción es alojarse en el Howard Johnson, cuyas cabañas miran al río. Cuenta con un ‘wakepark’ (donde se puede hacer esquí acuático o ‘wakeboard’), un spa de 1200 metros cuadrados con una amplia variedad de tratamientos, cancha de tenis, paddle y beach voley, y una pileta mitad climatizada puertas adentro y mitad afuera, que alberga un bar al que se llega nadando.
Rosario siempre estuvo cerca
A menos de 300 kilómetros de Buenos Aires, la ciudad santafesina de Rosario es otro de los escenarios turísticos más elegidos para pasear durante los fines de semana largos.
El Monumento Histórico Nacional a la Bandera Argentina, el cementerio El Salvador, el Museo de Arte Contemporáneo y de la Memoria, así como la Isla de los Inventos -un espacio lúdico para los chicos-, son paradas obligadas para quienes decidan visitarla. También está la Basílica catedral de Nuestra Señora del Rosario, que atrae por su imponente arquitectura. A diferencia de los pueblos rurales, Rosario es una ciudad muy activa y con un ritmo similar al de Buenos Aires, que obliga a quien la transita a moverse a paso acelerado para no perderse todo lo que tiene para ofrecer.
Para comer están Los Jardines, ubicado en la costanera rosarina que ofrece una vista espectacular y se destaca por los platos que incluyen pescados de río a la parrilla, como el curry rojo de abadejo y langostinos. Otra parada gourmet debe hacerse en Refinería, que cuenta con un menú variado en el que se puede encontrar pacú a la parrilla con salsa criolla y curry de cordero con yogurt a la menta.
Entre las opciones de hospedaje, nuestro recomendado es el Puerto Norte Design Hotel. Su historia es reciente, ya que abrió sus puertas en junio de 2015, pero su atractivo arquitectónico y su vista al río Paraná, le han hecho ganar fama rápidamente. El spa Nimbus y el Amber Bar son otras de sus fortalezas.
Ya sea en el campo o en la ciudad, estos cuatros destinos son las opciones ideales para desconectarse en poco tiempo.
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