Pioneros indiscutidos del lujo ético, sostenible y descalzo, estos ‘bungalows’ de madera y paja ubicados en algunos de los escenarios más espectaculares del mundo, resultan ideales para huir de todo y darle un mimo al alma. Suelen combinar un diseño rústico y un servicio a puro confort en un entorno natural imponente.
Txt: Bea Vilá Bertrán Ph: Gentileza hoteles
Introducidos por tres estadounidenses en la Polinesia francesa en 1967, los resorts sobre el agua celebran este año su 50º aniversario. De sus humildes comienzos llegaron a consolidarse como un símbolo de escapismo total, y hoy resultan una opción ideal para viajeros que prioricen el aislamiento y la tranquilidad.
En rincones deslumbrantes por su paisaje marino de aguas cristalinas y sombras azuladas que se despliegan hasta llegar al horizonte, se erigen villas flotantes edificadas sobre el océano. Allí la naturaleza en primer plano es la mejor aliada para el descanso. Las hay en los cinco continentes, pero este recorrido de BA MAG nos lleva a descubrir algunos de sus mejores exponentes, desde Fiji a las Maldivas, y hasta un archipiélago en Camboya.
Villas acuáticas en Maldivas
El resort Gili Lankanfushi, de cinco estrellas, se encuentra en la pequeña isla de coral Lankanfushi, a solo veinte minutos del aeropuerto internacional de Malé, la capital de las Maldivas. El resort, de relajada atmósfera, ofrece a los huéspedes la oportunidad de disfrutar bien de cerca la naturaleza que rodea a la isla. El complejo privado cuenta con 45 bungalows con terrazas. Algunos son accesibles a través de las pasarelas sobre el agua, pero a otros solo se puede llegar en barco, lo que resulta perfecto para quienes quieren intimidad total.
Cuenta, además, con la villa independiente más grande del mundo, de 1700 metros cuadrados y ubicada a 500 metros de la isla, y a 300 metros de la residencia más cercana. Con tanto espacio disponible, no sorprende que los servicios que ofrece sean igual de abundantes. Hay una piscina de borde infinito, varias hamacas, biblioteca, bar, spa con sauna y sala de vapor, un gimnasio bien equipado, cine e incluso un tobogán que desemboca en la laguna, donde los huéspedes encontrarán corales, peces de arrecife y rayas nadando a través de las aguas poco profundas.
Paraíso rústico en la costa camboyana
Song Saa abarca las islas “dulces” de Koh Bong y Koh Ouen en el intacto archipiélago Koh Rong, Camboya. Para acceder a ellas hay que viajar 45 minutos en lancha rápida desde Sihanoukville.
La isla privada de Song Saa ofrece una escapada tropical para alejarse del mundo y sintonizar con placeres simples. Cuenta con 24 espaciosas villas con piscina propia, construidas con madera recuperada y otros materiales del continente. En realidad, el diseño y la arquitectura de todo el complejo es fiel a su compromiso con la sostenibilidad. Cada villa es un santuario privado, una mezcla refinada de tejados de paja, camas de dosel cubiertas de lino, decoración rústica y muebles reutilizados. Los tambores de petróleo desechados encuentran nueva vida acá como lámparas. Y la madera recuperada de barcos de pesca viejos forman ahora terrazas, pisos y vigas.
Las vacaciones nos brindan la posibilidad de adueñarnos del tiempo, y Song Saa permite a sus huéspedes ser tan activos o pasivos como deseen. El día puede combinar un ocioso descanso en las inmaculadas arenas de su playa privada y tratamientos de bienestar en el spa. O bien, es posible salir de aventura a explorar el área submarina y su arrecife de coral protegido con un snorkel, con un equipo de buceo u arriba de un kayak; y -¿por qué no?- tomar un crucero al atardecer, o salir a recorrer los senderos de selva tropical para apreciar la vida silvestre de la isla.
Por otro lado, Song Saa también cuenta con dos restaurantes gourmet y su práctica culinaria se basa, orgullosamente, en ingredientes de origen local: frutas y verduras de temporada, arroz de los agricultores del norte, anacardos y cocos carnosos de las aldeas cercanas. Sin olvidar la pimienta de Kampot, que infunde a su cocina con un giro culinario verdaderamente local.
Isla privada en Fiji
Laucala Island en Fiji es la isla privada más grande del hemisferio sur. Cuando el cofundador de Red Bull, Dietrich Mateschitz, se la compró a familia Forbes por 10 millones de dólares en 2003, la usó como una escapada para amigos y familiares. Cinco años más tarde, el empresario construyó 25 bungalows en la isla. Las estancias varían entre villas con playa privada o en plena ladera rocosa rodeadas de selva, y bungalows encaramados sobre el agua con una piscina tallada en roca de lava.
Sus villas estándar, lejos de clasificarse como tales, cuentan con un tejado de paja tradicional, vigas de madera, pisos de caoba y bañeras gigantes talladas en granito. Además de la habitación principal con dormitorio, cuarto de baño y sala de estar hundida, se puede encontrar un segundo salón en un pabellón separado que, inteligentemente, agrega la sensación de amplitud.
Durante el día se puede pasear por la plantación de cocos u hacer una excursión en jet ski; pero una de las actividades más fascinantes que recientemente incorporaron es un paseo en un submarino, modelo Deep Flight Super Falcon, que puede transportar únicamente a un huésped en cada viaje. Una experiencia única que invita a descubrir la barrera de coral a través de los arrecifes para ver peces tropicales, rayas y tortugas que merodean por los alrededores de la isla.
Mientras que casi todos los resorts de Fiji confían en las barcas del continente para abastecerse, Laucala se esfuerza por ser autosuficiente con invernaderos hidropónicos, colmenas, ganadería, cerdos, patos, pollos, codornices, e incluso un matadero. Con tierras de cultivo propias, son capaces de producir alrededor del 85 por ciento de lo que se requiere para ofrecer a los huéspedes una experiencia culinaria elevada día a día.
Retiro flotante en la magia de Maldivas
Per Aquum Niyama es un popular refugio ubicado en el Atolón Dhaalu de las islas Maldivas, que ofrece a sus huéspedes acceso exclusivo a sus islas gemelas, Chill y Play, convenientemente conectadas a través de un puente. Rodeado de pintorescas costas y exuberante vegetación, cuenta con nueve tipos de habitaciones de distintas categorías que van desde amplios estudios frente a la playa o pabellones de agua de un solo dormitorio, hasta ‘bungalows’ de tres dormitorios con dos piscinas privadas, jacuzzi y una sala de cuidado personal.
En el Ocean Pavilion de dos dormitorios y piscina, los huéspedes pueden disfrutar del verdadero ocio maldivo. El azul frío de la piscina infinita se funde con el azul del océano y también cuenta con un jacuzzi al aire libre. El suave tintineo de copas de champán puede unirse a la sinfonía de las olas del mar y el canto de las aves tropicales. En el interior, la brisa de la isla fluye a través de sus amplias habitaciones con decoración moderna. Cuenta con dos cuartos dobles, una sala de estar hundida, un comedor y un bar de cócteles, donde tonos frescos ofrecen respiro de los rayos del sol. Cuando cae la noche, los huéspedes pueden disfrutar de la intimidad que ofrece el pabellón, apreciando el cielo estrellado a través de un telescopio.
Adentro de cada ‘bungalow’ hay delicias gourmet en el frigobar, vinos cuidadosamente seleccionados y cocos frescos. El acceso al mar es directo y las cubiertas privadas tienen tumbonas flotantes y sofás camas. Si algo faltase en la habitación, un mayordomo privado se encargará de cumplir los deseos del visitante.
¿Preocupado por la posibilidad de aburrirse en una isla? Ese no sería el caso en cualquiera de estos resorts paradisíacos que prometen una experiencia insuperable. Ya sea en pareja, en familia o con un grupo de amigos, unas vacaciones en cualquiera de estos lugares, ofrece un sinfín de actividades para elegir, y casi todas están incluidas en el precio de la estadía. Porque esa es la idea principal de vacacionar en una isla: hacer lo que se quiere, cuando se quiere, rodeado de un entorno idílico de aguas cristalinas, y cobijado por recintos livianos que relajan los sentidos y acompañan el ritmo de la naturaleza.