En el barrio parisino Le Marais, el Museo Picasso reabrió sus puertas tras cinco años de remodelaciones. Alberga la colección pública del artista español más grande del mundo. Una hermosa invitación a disfrutar del arte contemporáneo.
Txt: Luisa Solazzi Ph: Gentileza Museo Picasso de París
Sin lugar a dudas, Pablo Picasso es uno de los pintores más reconocidos del mundo. Participó en muchos movimientos artísticos, y fue el creador -junto a Georges Bracque y Juan Gris- del Cubismo, que marcó un punto de inflexión en la historia del arte. Su obra es clave para comprender los vaivenes del siglo XX. Siempre a la vanguardia, supo retratar con agudeza situaciones personales y socio-políticas, como el bombardeo a la ciudad de Guernica durante la Guerra Civil Española, que provocó la realización de uno de sus cuadros más famosos.
Por mucho tiempo, París fue su refugio. Pasó sus últimos años al sur de Francia, demostrando esa increíble capacidad de invención hasta el final de sus días. Como fue en el país Galo que el artista vivió la mayor parte de su vida, sus descendientes hicieron muchas donaciones de obras al estado francés, lo que hoy permite que el Museo Picasso de París se enorgullezca de presentar la colección pública más grande del pintor malagueño que creía que “la inspiración existe, pero nos tiene que encontrar trabajando”.
La renovación de un edificio histórico
El museo reabrió al público el 25 de octubre de 2014,mismo día y mes del nacimiento del Pablo Picasso. Emplazado en el antiguo Hotel Salé -en el corazón del barrio parisino Le Marais-, invita a un recorrido artístico inédito: además de admirar las obras, los visitantes podrán descubrir un edificio considerado monumento histórico de la ciudad de París. Construido en el siglo XVII, el estilo arquitectónico del hotel es una mezcla de clasicismo francés y estilo barroco.
Después de 25 años de su inauguración como museo, el edificio necesitaba actualizarse con las nuevas reglamentaciones en materia de seguridad y accesibilidad. Bajo la dirección del arquitecto Jean François Bodin, se inició un programa de remodelación que llevó cinco años. Se cambiaron puertas, ventanas y techos; se creó un nuevo hall de recepción para los visitantes; se renovó el jardín, y se mejoraron los accesos, la climatización y la iluminación. Uno de los principales objetivos fue aumentar los espacios disponibles para exposiciones. Para ello, se reformaron salas y se trasladaron las oficinas administrativas y técnicas a otro edificio cercano al hotel. Todo esto se realizó respetando el espíritu y las características del proyecto arquitectónico original. Para algunas partes emblemáticas del edificio, como la gran escalera, la fachada, el patio o la terraza, se contó con la colaboración del arquitecto Stéphane Thouin -especialista en monumentos históricos- para supervisar la obra.
El resultado final fue una superficie de exposición de 5500 m2 (antes era de 2.300 m2), 13 salas adicionales (37 en total), un último piso en el que se exhibe parte de la colección privada de Picasso, un nuevo ‘atelier’ para la educación artística de los jóvenes, una librería renovada y, por último, un café en la terraza, que invita a los visitantes a tomarse una pausa para contemplar la agradable vista de París, mientras disfrutan una gastronomía excepcional, con especialidades de la cocina española. El museo podrá recibir ahora el doble de visitantes –se prevén 715.000 personas durante el 2015-, lo que también aumentaría su rentabilidad económica.
Mientras el museo estuvo cerrado, parte de las obras fueron prestadas para exposiciones itinerantes en diferentes países. El dinero recaudado ayudó a financiar los trabajos de construcción, inicialmente limitados en presupuesto.
Una colección única
El edificio alberga 5000 obras, fruto de donaciones de la familia y amigos de Picasso, así como de los archivos y la colección personal del propio pintor. Por su calidad, amplitud y diversidad, es la única colección pública del mundo que recorre por completo, todos los períodos de su obra. Entre los bocetos, grabados, esculturas, pinturas y dibujos que pueden apreciarse, se encuentran El autorretrato y La Celestina -de la etapa azul-, bocetos de Las señoritas de Avignon, Hombre con Guitarra y Hombre con Mandolina -grandes pinturas de la etapa cubista-, y Memento mori, cuadro sobre la Guerra Civil Española.
“Esta impresionante colección le otorga al museo un rol central en el plano internacional, tanto en la presentación de las obras de Picasso, como en la investigación sobre su proceso artístico y el arte contemporáneo en general”, asegura Laurent Le Bon, Presidente de la institución.
La exposición inaugural propone un recorrido cronológico y temático a través de 400 de las obras de la colección, que a partir de septiembre de 2015, se irán alternando por bloques para exhibir todas las joyas de arte que habitan este museo. Empezando la visita por la planta baja del hotel, se pueden reconstruir las etapas de su obra desde 1895 hasta 1972: Génesis, Monocromía (períodos azul y rosa), Primitivismo, Cubismo, Polimorfismo, Metamorfosis, Pinturas de Guerra y Años Pop.
La colección privada de Picasso, en el último piso, reúne paisajes, desnudos, retratos y naturalezas muertas de algunos de sus artistas predilectos o maestros, como Cézanne, Gaugin, Degas, Matisse, Derain o Miró. Por otra parte, el subsuelo del museo está dedicado a los ‘ateliers’ de Picasso. Allí se evocan, mediante fotografías y grabados, los lugares claves donde el artista realizó sus obras.
Un museo del siglo XXI
Hace algunos años, los museos empezaron a cambiar y se transformaron, cada vez más, en verdaderos espacios culturales que priorizan la experiencia del visitante. El público pasa a primer plano, y se fomenta el encuentro y el diálogo en torno al arte. El Museo Nacional Picasso no escapa a esta tendencia. Todos los cambios de la arquitectura y de los circuitos de visita posibilitaron desarrollar aún más los programas culturales del museo, con conferencias, eventos multidisciplinarios, proyección de documentales y espectáculos en vivo que proponen al público ávido de conocimiento, profundizar sobre la obra del artista.
Como todos los centros de arte público de Francia, el museo presta especial atención a la educación artística y cultural del público joven. Además de las visitas guiadas tradicionales, se organizan actividades para niños y adolescentes, destinadas a enriquecer su conocimiento sobre la historia del arte y despertar en ellos, el espíritu crítico. A su vez, el museo dispone de eventos nocturnos durante las actividades culturales nacionales, como la Noche de los Museos Europea, la Noche Blanca o la Fiesta de la Música.
Se trata de un espacio que busca ser accesible para todos. Para ello, se establecieron políticas especiales para recibir a quienes tengan dificultades motrices, intelectuales, psíquicas, sociales o económicas. Las personas con movilidad reducida, podrán beneficiarse, además, de entrada gratuita y una recepción personalizada.
En plena era virtual, la reapertura del museo estuvo acompañada de nuevas herramientas digitales. El sitio web –lanzado en enero de 2014- cuenta con más de 500.000 visitas, y su página de facebook tiene alrededor de 21.000 fans. Además de una aplicación que permite un recorrido a base de códigos QR, se creó otra, disponible para ‘smartphones’, que consiste en una audioguía con geolocalización, que puede tomar la ubicación del visitante y acompañarlo en el recorrido del museo a través de una explicación detallada de las obras.
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www.museepicassoparis.fr