Los paisajes inhóspitos y de difícil acceso son cada vez más elegidos por los viajeros. Hay cabañas y ‘lodges’ en todo el mundo preparados para ofrecer la experiencia de estar literalmente en el medio de la nada, sin resignar lujo y comodidad.
Txt: Andrea Palombo
Ph: Gentileza hoteles y Diego Samper de Calanoa Amazonas
A quien le gusta viajar de verdad no busca hospedarse en un hotel de Manhattan en Nueva York o recorrer la impactante Dubai, en Emiratos Árabes; su apuesta suele ser mayor y no le intimida adentrarse en una selva o dormir rodeado de montañas sin tener ninguna ciudad céntrica a los alrededores. Gracias al ecoturismo, que ofrece la posibilidad de conocer realmente el lugar que se visita sin alterar el equilibrio del medio ambiente, hoy todo es posible. Ya sea que se busque vivir una experiencia al estilo Amish, sin luz y gas, o disfrutar del lujo de un hotel cinco estrellas en medio de la nada, existen cabañas o ‘lodges’ preparados para cualquier escenario: playa, selva, bosque, desierto, montaña, con temperaturas cálidas o heladas.
Las habitaciones son construidas con los materiales que ofrece el ambiente, como la madera o las hojas de los árboles en algunos casos, con el fin de aprovechar al máximo la naturaleza y minimizar la contaminación. Pero para llegar a estos lugares hay que estar en forma, porque la mayoría requiere de una buena caminata para recorrer sus alrededores. Además de las actividades de aventura que ofrecen, su encanto está en la posibilidad de conocer sus comunidades aledañas, para los cuales suelen contar con intérpretes lingüísticos.
Experiencias primitivas
Al norte del país más extenso de todo el continente europeo, Suecia, se encuentra Treehotel o el Hotel del Árbol. Rodeado por la belleza del bosque de Harads, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Lulea, propone vivir una experiencia “salvaje”, pero cómoda. No hace falta dormir a la intemperie para sentirse como Tarzán. Este hotel ofrece singulares habitaciones construidas encima de árboles, que brindan una vista privilegiada. Se puede optar por dormir en un cubo construido con espejos y que genera la impresión de no tener ningún tipo de reparo con el exterior, en una especie de nido de pájaro, en un cono azul y hasta en un OVNI. Se trata, sin dudas, de una de las apuestas más innovadoras de la hotelería mundial. Para los temerosos de las alturas, un dato que tienen que saber antes de reservar es que algunos de los cuartos llegan a estar a cuatro metros del piso, por lo que se debe acceder a ellos a través de una rampa, un puente o escaleras retráctiles.
Además del sauna, un restaurante y un bar, todos construidos en los árboles, en verano y en otoño el lugar cuenta con muchas actividades para hacer: desde senderismo, salidas en bicicleta de montaña, excursiones para conocer la cultura sami, kayaking y montar a caballo. En invierno, con temperaturas que pueden descender hasta los 30 grados centígrados bajo cero, se realizan paseos en moto de nieve, excursiones en trineos tirados por perros, pesca en hielo, esquí tirado por caballos y hasta se ofrece la posibilidad de construir tu propio iglú. A la hora de pensar en los números, hay que considerar que hospedarse en un lugar como éste no baja de los 700 dólares la noche.
Para los que prefieren vivir una experiencia al estilo viejo oeste, en el Estado de Montana, Estados Unidos, hay un complejo de casi 15.000 hectáreas que conserva el estilo de rancho ganadero estadounidense donde se crían vacas como la Agnus negra. Se llama Paws Up Resort y ofrece alojamiento en una cabaña privada o en un sofisticado ‘lodge’ que garantiza un contacto sin filtro con el paisaje montañoso, pero sin renunciar al confort y los lujos, como baños con hidromasaje, wifi, pisos climatizados y productos orgánicos a disposición.
Quizás, el mayor atractivo de este lugar es el famoso Río Blackfoot, que alcanza los 16 kilómetros e inspiró la novela de 1976 “Un río de la vida”, historia que fue llevada a la pantalla grande casi dos décadas después con Brad Pitt como protagonista y Robert Redford como director. Acá no hay pistoleros ni duelos, pero sí tienen clases de tiro y es ideal para aquellos que ldisfrutan la actividad al aire libre. Hacen equitación, pesca, rafting, rapel y hasta hay actividades diseñadas para niños de todas las edades.
Perderse en la naturaleza
Si de lugares remotos se habla, las playas paradisíacas y las selvas amazónicas son los mejores escenarios para dejar atrás la rutina.
Escondido en un rincón de una de las Siete Maravillas del Mundo, en las Islas Galápagos, Pikaia Lodge es una parada obligada. Además de su paisaje paradisíaco, tiene otro distintivo: está instalado encima de un cráter volcánico extinguido y es reconocido por presentar lo último en ecoaventura, operando únicamente con recursos de energía alternativa. Se ubica en la isla del medio del archipiélago, la Isla Santa Cruz, por lo que se puede disfrutar tanto de las desoladas playas de arena blanca como de la vida silvestre del Parque Nacional Galápagos, en especial de la tortuga salvaje gigante.
No hay nada que no se pueda hacer en este lugar: desde exploraciones para conocer de primera mano la flora y fauna del lugar hasta paseos en yate, buceo, snorkel, safaris marinos y kayak. Los visitantes pueden estar en contacto con lobos marinos, iguanas, aves marinas, rayas doradas, tortugas marinas y hasta tiburones jóvenes.
Sin dudas, Latinoamérica tiene paisajes increíbles y Colombia no es la excepción. En el corazón de la selva amazónica, entre el Parque Natural Amacayacu y la isla de Mocagua, se encuentra Calanoa Amazonas. La naturaleza que lo rodea va desde el gran río, quebradas y lagos, hasta un bosque inundable y de altura. Está construido principalmente en madera, haciendo uso de los materiales y recursos locales, e incluyendo la resiembra de los árboles y palmas utilizadas para el futuro mantenimiento de las construcciones. Las cubiertas son en palma tejida, que ayuda a mantener fresco el ambiente y casi no hay paredes sólidas, con el fin de mejorar la circulación natural de aire. Hospedarse en este lugar significa despertar en medio del Amazonas, recorrer durante varias horas la Reserva Natural Calanoa y el Parque Nacional Natural Amacayacu, viajar en bote por el río Amazonas, quebradas y lagos, explorando distintos tipos de bosques y visitar las comunidades cercanas, como Mocagua, el pueblo de los pintores. Además ofrece un plan especialmente diseñado para los recién casados.
Pero no hace falta irse a otro país para tener la naturaleza a tus pies. En Argentina, en la provincia de Misiones, a sólo 30 kilómetros de los majestuosos Saltos del Moconá se encuentra Yucuma Lodge que, como el resto, apuesta al paisaje del lugar para ofrecer experiencias inolvidables. Este año, incluso, ha obtenido la certificación Internacional en Turismo Sostenible Rainforest Alliance con el nivel más alto de cumplimiento de su estándar en todo América del Sur, quedando en tercer lugar en todo Latinoamérica.
Es un lugar donde es posible relajarse, meditar y tomar baños con hidromasaje en el arroyo Paraíso, aprovechando las correderas y pequeños saltos de agua. Se pueden hacer paseos en caíco (canoa guaraní), recorrer senderos y verdaderos circuitos de trekking en un entorno selvático. También se puede degustar las frutas y hortalizas de su huerta orgánica y exquisitos platos de la gastronomía regional. Asimismo, brinda la posibilidad de visitar las comunidades Mbyá guaraníes y embarcarse en una aventura náutica de alrededor de dos horas de duración, recorriendo el arroyo Paraíso y Río Uruguay, vivenciando la selva Paranaense para encontrarse con los Saltos del Moconá.
La soledad, el encanto de conocer a fondo la historia de un lugar y el efecto intimidante de tener la naturaleza a tus pies, hacen que cada vez más personas a la hora de pensar en un viaje, cambien las ciudades más importantes del mundo por estos paraísos remotos.