Entre otros méritos, La Argentina acuna al mejor polo del mundo. Peregrinos de los cinco continentes se acercan al país para perfeccionarse en el deporte del taqueo, ampliar su caballada o, simplemente, vivir una verdadera experiencia criolla. A continuación, presentamos tres estancias que ofrecen a sus huéspedes todo esto y mucho más.
Txt: Rosario Oyhanarte
Ph: Gentileza Estancias
Fútbol, mate, dulce de leche. El tango, las mujeres –¿y hombres?– más lindos y un sinfín de encantos para enumerar: de todo esto se enorgullece la Argentina, que además cuenta con el prestigio de ser la patria de los mejores polistas del mundo. Es por esto que, cada vez más, las estancias abiertas al turismo amplían sus servicios e incluyen las clases de polo entre la carta de actividades para sus huéspedes, tal como detallamos a continuación.
La Aguada Polo & Resort
Hay lugares de la Argentina a los que uno sólo sueña con visitar. Hay otros, en cambio, a los que todos pueden acceder. Y existe, también, un tercer grupo de enclaves que, un buen día, deciden abrir sus puertas para que, quienes hasta ayer sólo coqueteaban con la idea de conocerlos, hoy puedan materializar ese deseo en visitas concretas. Tal es el caso de La Aguada Polo & Resort, el búnker de la familia Novillo Astrada, que desde hace más de una década abre sus tranqueras para que huéspedes de todo el mundo puedan conocer su pedazo de Edén.
Las 400 hectáreas, las cinco canchas de polo profesional y dos de taque de la estancia se ubican en Open Door. Se trata de un lugar que parece estar suspendido en el tiempo y que se halla lo suficientemente cerca de Capital Federal (a 50 minutos aprox.), pero lo suficientemente lejos también; y esa lejanía tiene ese “no sé qué” que hace que los días sean más largos, el aire, más puro y que el descanso rinda más.
El clan Novillo Astrada hace honor a lo mejor de la tradición argentina; y no nos referimos –solamente– a su estirpe de polo, que los vincula a más de 50 años junto al deporte de reyes; hablamos, principalmente, de su calidez, que no escatima con quienes se deciden por La Aguada para tomar clases de polo y/o hospedarse en su resort. Con la generosidad que los caracteriza, los Novillo Astrada y equipo comparten su ‘savoir faire’, que versa sobre el caballo y todo lo que lo rodea: su cría, su entrenamiento, su doma, la práctica del polo y más.
Con la excelencia como norte en todos sus rubros, esta no es ajena tampoco al servicio de hotelería, que cuenta con ‘lodges’, gastronomía y equipamiento para crear la situación de confort propia de una estancia. En cualquiera de sus tres casas (la “Rosada”, la “Amarilla” o “la casita del polo”), el ambiente es relajado y amigable, pero no por eso, menos exigente con sus estándares de calidad.
El concepto que resume la oferta del lugar fue bautizado como “Uniqueness by La Aguada” y alude tanto al turismo de placer como al corporativo: no en vano, el resort recibe reuniones empresariales o sociales de entre 10 a 500 personas. A estos fines, la Caballeriza es el nuevo salón de eventos, que será inaugurado en los albores de 2016.
Algunos de los programas de La Aguada son:
Auténtica Experiencia de campo: Servicio all inclusive que incluye asados y cabalgatas, además de la posibilidad de tomar clases de polo y observar las prácticas y partidos de los equipos de alto hándicap del club.
Estancia, cría y polo para amantes de los caballos: Incluye alojamiento por 4 días/3 noches; servicio ‘all inclusive’ con asado de campo y cenas gourmet; recorrida por el Centro de Transferencia Embrionaria y explicación del proceso de selección y cría de los caballos de polo; recorrida por los establos, alimentación, preparación y vareo; cabalgatas e iniciación en la práctica del polo; degustación de vinos premium al atardecer y transfers in/out.
Escapada romántica: Incluye todos los servicios all inclusive y alojamiento en alguna de las Guest Houses. Ideal para aniversarios o, simplemente, para festejar la vida en pareja, el programa contempla paseos en carruajes, almuerzos y cenas gourmet.
Pero, más allá de estos programas ya establecidos, cada huésped puede planear su visita de acuerdo a sus necesidades. Aunque, más que de huéspedes, lo atinado sería hablar de amigos, porque eso es lo que pasa cuando uno decide hospedarse en La Aguada: se enamora de sus robles y sauces, de los lagos que surcan el paisaje, de los bríos de su caballada… pero, por sobre todo, de la amabilidad de sus anfitriones en primer lugar.
La Estancia de Cafayate
No es novedad que la Argentina es uno de los países que ofrece la convivencia más rica de paisajes. Como en un cuadro, los colores de la geografía argenta conviven en un gran todo que da lugar a escenarios armónicos, de esos que elevan el espíritu y hacen creer al hombre que no está solo, que existe algo más.
Si hay un sólo rincón que nuclea estas bondades es Cafayate, aquel pueblo colonial de los Valles Calchaquíes, distinguido por virtudes varias. Fue por eso que los empresarios Doug Casey y Juan E. Romero decidieron unir fuerzas para gestar un proyecto único: bajo el nombre de Estancia de Cafayate, crearon un club de campo vitivinícola residencial de 550 hectáreas, emplazado a 183 kilómetros de la Ciudad de Salta. Montañas, viñedos y bosques nativos conforman la postal de este oasis, compuesto por 400 lotes que asoman a los cerros andinos. Un 60% de los terrenos ya fue vendido; así, la estancia está formada por más de 260 familias que provienen de 30 países.
El arquitecto norteamericano, Jack Zehren, reconocido por emprendimientos como el resort de ski Beaver Creek, fue quien diseñó el ‘masterplan’ de la estancia. A la hora de planear las ‘amenities’, el objetivo fue hacer uso de las condiciones de Cafayate, ambiente ideal para la producción de vinos premium y reconocido internacionalmente por su Torrontés. Estancia de Cafayate ofrece, entonces, 75 hectáreas de viñedos productivos. Cada dueño disfruta de una asignación anual de vinos -60 botellas al año-, producidos por la bodega El Porvenir de Cafayate y el enólogo Mariano Quiroga.
Párrafo especial, claro, para un componente clave en el proyecto: los caballos. Es que, la filosofía de Estancia de Cafayate honra la cultura de la región y el mundo ecuestre ocupa en esta, un rol fundamental. Es por eso que se dispone de 14 caballos de paso peruano para que los propietarios puedan cabalgar por el establecimiento o hacia el pueblo. Además, cuenta con cancha profesional de polo, donde se juegan partidos amateurs y profesionales durante todo el año.
Otro gran atractivo de la estancia es la cancha de golf de 18 hoyos. Para su diseño se apuntó al arquitecto Bob Cupp, quien inició su carrera con Jack Nicklaus. El resultado fueron 18 hoyos desafiantes que combinan todos los elementos naturales del lugar, incluyendo los viñedos, las dunas de arena, los pastos nativos y lagos. La cancha también ofrece un ‘green’ de práctica y un ‘driving range’. Durante el mes de noviembre se juega el Abierto de Golf de Cafayate, que convoca a cientos de golfistas de la región.
Para quienes prefieran una estadía corta, el desarrollo contempló la creación de un hotel: Grace Cafayate, que pertenece a un grupo de hoteles boutique de alto nivel, ubicados en destinos exclusivos de los cinco continentes. Su estilo colonial resalta la belleza del entorno natural y se complementa con una ambientación de lujo y confort. Dispone de 12 habitaciones y 20 villas totalmente equipadas, todas con vistas increíbles y acceso a comodidades como pileta, spa, gimnasio, bar de puros, biblioteca y un restaurante con cocina abierta.
Por último, Estancia de Cafayate es ideal para celebrar eventos especiales: cumpleaños, casamientos y eventos empresariales de entre 10 y 400 personas. A su vez, el club house del emprendimiento se perfila como un espacio idóneo donde reunirse con amigos, disfrutando de la cultura andina y los manjares de su restaurante gourmet.
La Eloisa Golf & Polo Lodge
Si de vivir la tradición pampeana se trata, La Eloisa es el lugar indicado. La estancia queda cerca del pueblo de General Las Heras, ubicado a menos de 100 kilómetros de la ciudad de Buenos Aires. De este modo, sin ir en desmedro de una ubicación práctica, el reducto es perfecto para disfrutar de unos días de descanso, lejos de la vorágine de la ciudad y en comunión con la paz que sólo la naturaleza sabe ofrecer.
Un parque de 11 hectáreas rodea el casco de la estancia de aires ingleses y, junto a este, se divisan dos caballerizas y tres canchas de polo. Es que, este deporte es uno de los principales atractivos de La Eloisa, que ofrece clases a cargo de instructores capacitados. Además, para los ya adentrados en el polo, se organizan taqueos de una hora con dos caballos, prácticas de cuatro chukkers y/o exhibiciones de cuatro chukkers con vestimenta reglamentaria. Los programas ya diseñados son el “Día de polo” (taqueo o clase + almuerzo + práctica por la tarde) o “Día de polo con alojamiento” (taqueo o clase + práctica de polo + estadía).
Pero no todo es polo en La Eloisa. La estancia ofrece también una cancha de golf de 9 hoyos, par 36. Otros deportes que se pueden disfrutar son el tenis y paddle. Asimismo, hay pileta y un gran quincho cerrado para reuniones de hasta 45 personas, donde disfrutar de los asados de los que los locales tanto se enorgullecen.
La estancia está compuesta por tres casas: El Alcanfor, con cinco habitaciones de estilo inglés, La Aguada, compuesta por seis habitaciones coloniales y una casa de juegos donde, en honor a las tardes de campo, se puede disfrutar de juegos de mesa y otros como pool, metegol y el sapo.
Vóley, croquet y fútbol son los protagonistas de los jardines y, como actividades alternativas, el staff organiza trekking, paseos en bicicleta y cabalgatas, entre otros.
La Eloisa dispone de WiFi sin cargo para sus huéspedes. En todos los casos, la estadía incluye pensión completa, desayuno continental, almuerzo, merienda y cena, además de ‘open bar’ de bebidas sin alcohol y bebidas alcohólicas durante las comidas.
En la Argentina, el polo ya no es un deporte exclusivamente de elite, accesible para un puñado de familias y nadie más. Por el contrario, el espíritu del polo hoy busca abrirse a todos los entusiastas del mundo ecuestre; para estos, empaparse del arte del taqueo, guiados por profesionales y con el verde como telón, suena como el plan ideal.