Una casa de campo de principios del siglo XX se transformó en una vivienda contemporánea con todo el confort actual y guiños de diseño. La reforma fue conceptual y avanzó tanto en las áreas externas como en los espacios interiores. El feliz salto del pasado al futuro.
Txt: Dolores Vidal Ph: Gentileza v2com
Toda una filosofía: en vez de tirar abajo, reformular lo que ya está en pie para resistir con éxito el siglo XXI. Bajo este concepto sustentable, se llevó adelante el cambio estructural de una vieja casona en el barrio Noe Valley en San Francisco, California. El responsable de la obra fue el equipo de Studio Vara, que logró quitarle los vestigios del pasado ya en desuso y convertirla en un hábitat espacioso, funcional y contemporáneo. En carrera para responder a las nuevas exigencias de la vida actual.
Lo primero que llama la atención de la vivienda reformada es que tiene dos caras opuestas: el yin y el yang. La fachada, cubierta con listones de madera, exhibe una apariencia hermética para preservar la privacidad de sus habitantes de la mirada de aquellos que circulan por la calle. En cambio, la parte posterior se abre al entorno de manera totalmente expansiva para disfrutar de una panorámica vista de la ciudad y la bahía. Allí, una terraza en altura con barandas vidriadas garantiza aire y luz a los ambientes interiores, mientras se conecta en absoluta armonía con el estar, a través de un imponente ventanal plegable que aligera aún más el estilo limpio del diseño.
La estratégica intervención del equipo de Studio Vara le dio una segunda oportunidad también a los espacios internos de la casa. En primer lugar, se creó un gran estar único y abierto, gracias a la conexión de la cocina con el living y el comedor. Un ambiente que hoy resulta un ‘hit’ global en las tendencias, tanto para viviendas unipersonales como familiares. Es el corazón de la vida social de una casa y debe satisfacer múltiples necesidades en simultáneo. Desde el ocio más solitario hasta los distintos encuentros de amigos y familiares.
El secreto para conectar visualmente las distintas áreas del estar entre sí es el uso de los mismos materiales y colores. Aquí, los muebles enchapados en ceniza de olivo de la cocina se extienden a través de una estantería a lo largo y ancho de la pared del living. Este mueble versátil y flexible, alberga la tele, algunos libros y otros elementos decorativos. Hoy es indispensable en un estar o ‘playroom’ como eje organizador del espacio para mantener el orden y delimitar la zona de reunión y entretenimiento.
La cocina mantiene su total privacidad, ya que mira a la fachada cerrada de la vivienda, protegida de la circulación callejera. Pero, para sumar luz natural, los arquitectos agregaron una ventana superior sobre los muebles altos que recorre todo el ancho del muro.
En este ambiente domina la madera aliada al color blanco. Los pisos son de roble encerado, igual que en todo el estar. Tiene una barra con banquetas altas que delimita el espacio de la preparación de alimentos y, a su vez, permite una buena circulación con el living, donde reina un súper confortable sofá en “L”, tapizado en color gris todoterreno y de alta duración. Frente al sillón, se luce un ícono del diseño: la mesa del escultor Isamu Noguchi, realizada en cristal y madera en 1944, que representa al movimiento orgánico de la época.
Juegos visuales
Una escalera con barandas de vidrio, idénticas a las utilizadas en la terraza, conecta todos los sectores de la vivienda. Marca la división entre los ambientes públicos que miran hacia el sur y los privados que enfrentan el norte. Y también conduce hacia el subsuelo, donde está ubicado el ‘wine room’, que almacena y protege la colección de vinos del dueño de casa con estanterías de piso a techo. Es un ambiente climatizado, perfecto para mantener la temperatura constante y tiene piso de corcho, que hace las veces de aislante térmico. Un capricho irresistible para todo ‘bon vivant’.
Los materiales protagonistas del interiorismo son la madera, el vidrio, la piedra y el metal. En los baños también aparece el mármol de Carrara, un clásico que hoy vuelve fuerte como tendencia. Todas texturas nobles que tienen excelente vejez y acompañan la propuesta arquitectónica de líneas depuradas.
No hay obras de arte ni muchos objetos decorativos en la casa, apenas se descubre un cuadro en la zona del comedor. En este escenario libre de ornamentos, se destacan las luminarias (en color blanco inmaculado) que se colocaron a distintas alturas sobre la mesa de madera oscura. También se lleva las miradas una lámpara escultórica, ubicada en el hall de acceso, que se deja ver desde distintos ángulos. Es un foco de atención que pone el énfasis en el lujo del diseño contemporáneo.
Un nuevo lenguaje. Aire, luz y libertad para circular sin barreras. La reforma le dio personalidad a la casa. Un puente hacia el futuro y una gran lección de estilo.