Interiores al aire libre

Diseñada por el arquitecto Paul Bernier, esta casa logra unificarse con el entorno para ofrecer una estadía totalmente desconectada de la ciudad. Un espacio luminoso y cálido que se transforma con las estaciones.

Txt: Rosario Conde Ph: Gentileza v2com – James Brittain

Cerca de Québec, pero aislada totalmente de la ciudad, una pareja decidió emplazar en el medio del bosque, una casa de fin de semana rústica y moderna a la vez. La construcción se divide en dos módulos -uno de día y otro de noche- unidos por un mismo techo: en el bloque diurno se encuentran los espacios compartidos como el living, la cocina, el comedor y un rincón de lectura. En el nocturno, el dormitorio se extiende sobre una pendiente orientada hacia el sol y una hermosa vista a las montañas.

Sin embargo, la sensación que se vive dentro no es de división: los dos volúmenes se conectan a través de una galería y un pasillo completamente acristalado.

Los ambientes más íntimos están cubiertos por techos bajos que los diferencian y los separan del resto de los espacios, pero aun así se integran con el afuera: la pared del baño, por ejemplo, es una pantalla pivotante de vidrio esmerilado y acero.

Fusionada con la naturaleza

Los grandes paneles de vidrio que bordean la casa fueron la clave de esta estructura que busca amalgamarse con el paisaje y que prioriza la luz natural para iluminar. Este objetivo fue planteado desde sus inicios: las aberturas de las ventanas y puertas se posicionaron en función de la posición del espectador y los elementos del paisaje que enmarcan. Además, debido a que la casa está dispuesta en forma de “U”, varias líneas de visión atraviesan la estructura, mirando hacia adentro y afuera al mismo tiempo.

Los materiales elegidos también colaboran con la integración al entorno: el techo de madera, los muros de piedra y las columnas de acero hacen difuso el límite entre el interior y el exterior.

Rústica y moderna

La casa ofrece un juego de contrastes, entre grandes muros de piedra opacos y generosas superficies de vidrio. Los materiales fueron seleccionados en su estado natural y sin ornamentos: vigas de madera, paredes de piedra, columnas de acero y pisos de vidrio y concreto.

Los pisos de hormigón poseen tuberías de agua integradas por debajo para la calefacción radiante. Las barandas interiores, el revestimiento de la chimenea y de las puertas que conducen al pasillo acristalado se componen de acero ‘hot roll’ y la división de la pantalla de la sala de baño de invitados está hecha de acero y satinado.

Para el exterior se eligieron materiales duraderos: piedra en las paredes y acero para el techo y las columnas; sólidos y resistentes al paso del tiempo. En el interior, ganaron los materiales blancos, grises y negros: piedra desnuda, concreto, vidrio, acero y madera.

Las puertas y ventanas fueron hechas con extrusión de vidrio y aluminio, y el suelo de la galería está compuesto de piedra natural local (Pierre St. Marc). El revestimiento de la pared exterior fue hecho también con una piedra de la región (Pierre de Sílice) y el techo, las columnas y los conectores son de acero galvanizado. Por su parte, los muros independientes de la entrada principal buscaron obtener la impresión de la madera, por eso el hormigón fue vertido en tablones. El resto consiste en paneles de yeso pintados de blanco.

Hacia el verde

La galería también cumple un rol en la unión entre el bloque de día y el de noche. Está protegida por el techo, que une las dos secciones. Su área de comedor ofrece una espectacular vista al bosque y está orientada al este para beneficiarse del sol de la mañana. En este ambiente se ubicó también un pasillo acristalado que crea una sensación de estar al aire libre, incluso en invierno, cuando se pasa del bloque de día al de la noche. Su piso fue construido con cedro. Una vez más, la integración del entorno natural fue la regla.

El patio interior, con sus ventanas de piso a techo y una columnata de postes de acero tipo claustro, sirve como una sala al aire libre en verano. En tres lados, las paredes acristaladas se abren para hacer que el patio sea una extensión de las áreas de estar. Una terraza de madera está dispuesta aquí, rodeada por el bosque en su estado natural.

Sin dudas, la cuidadosa selección de sus materiales, la ubicación estratégica y el color natural obtenido por el fluctuar de su medioambiente aseguran a esta residencia una total desconexión.