El ganador de oro

Una charla con Martín Zanotti, arquitecto e interiorista que acaba de obtener el primer premio en CASA FOA 2018. Un número uno con más de 20 años de trayectoria que logra destacarse en cada desafío que emprende.

Txt: Dolores Vidal Ph: Emma Livingston, gentileza del estudio Martín Zanotti

“El diseño es más que tener una buena idea. Se necesita una factura excelente. Una concreción impecable. La palabra impecable me encanta y siento que me define. Nuestros espacios toman valor de diseño cuando son una obra perfecta”, asegura con convicción Martín Zanotti, quien obtuvo su quinta Medalla de Oro en Casa FOA, la tradicional muestra de arquitectura, diseño interior y paisajismo, donde este arquitecto participó por primera vez en el ‘92.

Hoy, a los 47 años y con más de dos décadas recorridas, inaugura esta charla con palabras que son todo un manifiesto profesional. Su exigencia ya es una marca registrada del universo MZ. Así se revela también en cada rincón de su estudio porteño sobre la avenida Santa Fe, donde las obras de arte encuentran su lugar perfecto en un escenario contemporáneo con detalles que hablan de su vida y obra.

¿Cómo te encuentra este nuevo premio, Martín?

Me encuentra más maduro, tranquilo, relajado, sólido. Sé lo que quiero y lo que no. Tengo un equipo bien formado, que trabaja conmigo hace muchos años. Me encuentra también con una cartera de clientes que ya sé lo que espera de Martín. Entonces es más fácil entender lo que tengo que mostrar. Lo mío siempre debe tener excelencia de construcción y de detalle. Después, puedo decirte que esta FOA me permitió mostrar una tipología, que yo no hago mucho en el estudio, que es la unidad de vivienda pequeña.

¿Y cómo ideaste esta “Vivienda para una familia joven”? ¿De qué manera desarrollaste el proyecto?

En 67 metros, incluyendo el jardín, logré armar una tipología de tres ambientes primarios, más el patio. Y también una tira donde se resuelve el baño principal, el ‘toilette’ de recepción, el lavadero, el ‘hall’ y también un cuarto de vestir. Todo es aplicable, nada es escenográfico. Así como estuvo armado, puede habitarlo una pareja joven o una persona sola. Quise mostrar que hoy se puede vivir en una unidad pequeña con altísimo nivel de terminación, buenos materiales, coherencia en el diseño y presencia de arte. También jugamos con un mix de muebles de autor, como son los de Juan Azcue, y otros de líneas sistematizadas, pero con un valor agregado en su tapizado, por ejemplo.

Hoy es una de las tendencias: apostar a proyectos de pocos metros a medida de sus habitantes. ¿Cuál fue tu resolución en cuanto al mobiliario?

Yo creo que se pueden reducir metros y vivir con altísima calidad. Concebí este espacio como un homenaje a FOA, por toda la trayectoria que hice en esta muestra, y a mis dos grandes maestros, Alfred Fellinger y Juan Azcue. Utilicé recursos típicos de Alfred y también puse muebles de Juan, algunos que son reediciones, otros diseños innovadores que no había mostrado nunca en su local de la calle Montevideo. Gabriela Reston, su mujer, tuvo la amabilidad de hacerme la ‘chaise longue’, por ejemplo, que nunca la había expuesto. Y la hija de ambos, Manuela, me prestó el escritorio que le diseñó Juan cuando ella empezó el colegio secundario. Entonces hay una apuesta por piezas de culto de un excelente diseñador argentino como fue Juan Azcue.

¿Es un desafío hacer interiorismo de calidad en la Argentina? ¿Nos faltan materiales de excelencia?

Sí, nos faltan, sobre todo, recursos técnicos. Te doy un ejemplo: los paneles divisorios, que estuvieron en mi espacio en FOA, se resolvieron de manera artesanal. Los hizo Pablo Ortiz, un herrero y vidriero que trabaja hace años conmigo. Construyó los paneles con el lino, que cubría los muros, montado entre dos vidrios. Tuvo que hacerlos varias veces hasta que logró dejarlos perfectos. En Europa esto se hace con cierta tecnología, acá hay que realizarlo manualmente. Hubo un gran esfuerzo de mi equipo y de mis proveedores para llevar adelante el proyecto en Casa FOA.

¿Y cómo fue la repercusión después de que se abrió la muestra?

Me contó el gerente general de Kalpakian que la gente fue al local buscando el textil que pusimos en las paredes. Llegaban con las fotos de nuestro espacio en el teléfono. Es un revestimiento holandés Vescom Bandol de excelencia, totalmente lavable y que tiene aplicado un retardante de fuego. Es un producto costoso, fabricado con la última tecnología.

¿Cuáles son las tendencias actuales?

El baño tomó un protagonismo absoluto en la vivienda. Es el lugar donde la gente más invierte. Otra tendencia es la integración de todos los ambientes. Se tiran los muros para crear un espacio único con el living, el comedor y la cocina. La intimidad ya quedó replegada al dormitorio.

¿Y por dónde pasan las influencias estéticas?

Yo fui un precursor en la Argentina del diseño interior minimalista a fines de los 90. Me hacían notas en los medios para preguntarme qué era esta corriente estética. Hoy tengo otra posición y te digo que es importante el libro, el objeto, la foto de tus hijos; esos elementos que te conectan con tus recuerdos, tus raíces, tu historia y tu cultura. No renuncio a algunos principios del minimalismo como la limpieza espacial. Pero, quizás, el desafío es hacer una caja arquitectónica lo suficientemente limpia para que estos objetos encuentren su lugar y armonicen entre sí. También hay que decir que el arte hoy tomó un protagonismo fabuloso en la casa.

¿Cómo imaginás el futuro de la arquitectura y el diseño interior?

Creo que va camino a algo más sensorial y efímero. Antes, uno decoraba su casa para conservarla de ese modo por muchos años. Ahora se busca el cambio, la renovación, aunque nuestra economía diga lo contrario. Además, hay una realidad: el artesanado está desapareciendo. Los muebles y objetos de excelencia, artesanales y elaborados, van a tener que resolverse de otra manera. Van a ser reemplazados por algo más sistematizado. Por otro lado, el diseño interior ya se está enfocando en algo más intimista, en el uso personal más que en la exhibición. Antes te llamaban para hacer el living y el comedor, que eran los lugares donde se mostraba la familia. Hoy son los últimos espacios donde intervenimos.

¿Y de qué manera impacta la sustentabilidad?

El mundo nos lleva a eso. La economía de recursos es clave. La madera ya no es madera, es una lámina finita, es una hoja de calcar. Hay una concientización y la propuesta del diseño va a pasar por economizar recursos de todo tipo. Energéticos, naturales y estéticos.

¿Cómo es el argentino a la hora de consumir diseño?

Al argentino le encanta el diseño. Es un apasionado, es parte de su identidad, como le gusta también la moda. Tal vez no le da el cuero, pero el deseo de poner linda su casa siempre está. En la crisis tremenda de 2001, por ejemplo, se multiplicaron las ferias de diseño por Palermo Viejo y otros lugares insólitos. Hoy pasa lo mismo. Pero sí hay un tema que no es menor, en los últimos años hemos bajado muchísimo culturalmente. Y cuando ya no hay una sociedad culta, todo tiende a descender. Hay que ver qué pasa en el futuro con las nuevas generaciones.

¿Seguís sintiendo pasión?

Sí. Me encanta mi trabajo. Disfruto mucho cuando interactúo con mi equipo, cuando devuelvo algo de lo que aprendí con mis maestros. La pasión sigue intacta.

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martinzanotti.com.ar