El dibujo como conexión

Una artista argentina premiada a nivel mundial reflexiona sobre su vida, su trabajo, sus deseos y su lugar en el mundo.

Txt: Camila Mejía
Ph: Stefan Tell

 

Ser testigo de una ilustración de Marisol Misenta, la artista argentina conocida como Isol, genera una dicha instantánea. Hay algo en esos dibujos, en la ilustración de “La Bella Griselda” por ejemplo, que es tan simple como original, tan puro como un niño, tan rico y agradable. Pero Isol es mucho más que una ilustradora. Además de ser una reconocida dibujante y autora de libros ilustrados, es también cantante. Y es mamá, esposa y amiga.

Isol nació en 1972 en Buenos Aires, donde todavía reside. Hizo el Magisterio en Bellas Artes en la Escuela Nacional “Rogelio Yrurtia”, y estudió unos años en la Universidad de Buenos Aires, la carrera Licenciatura en Artes.

Su curriculum vitae incluye trabajos como ilustradora para prensa y autora de libros-álbum para niños. Su pasión por el comic de autor, la literatura y la plástica siempre marcaron el rumbo de sus trabajos.

Su primer libro (Vida de perros) fue publicado en 1997, tras recibir una Mención de Honor en el Concurso A la orilla del Viento, organizado por el Fondo de Cultura Económica de México. Se convirtió en autora integral (texto y dibujos), y trabajó también ilustrando obras de escritores como Jorge Luján, Graciela Montes y Paul Auster. Es una autora que ha sido publicada en México, España, Suiza, Portugal, Bélgica, USA, Francia, Noruega, Estonia, Canadá, Turquía y Argentina.

Entre los numerosos premios y menciones que ha recibido a lo largo de su carrera, resalta el prestigioso Astrid Lindgren Memorial Award en el año 2013, como reconocimiento a su contribución a la literatura para niños y jóvenes adultos. Este premio es considerado uno de los mayores y más importantes de la literatura infantil mundial.

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El diálogo del artista y de su obra

Isol habla de su trabajo, sus tiempos y su dedicación. Y también nos empapa de consejos y sabiduría. Una artista que encuentra en su trabajo el reflejo de su vida, lo que siente y lo que vive, que busca experimentar en el dibujo algo que vaya más allá de si misma. La historia de una mujer con una mirada profunda de la vida, sus capas y matices, sus necesidades y exigencias, y la capacidad de ilustrarlo en una hoja, de forma tan simple.

¿Qué es lo que sentís cuando dibujás?

Depende qué dibujo, pero en general el sentarme a dibujar me hace bien, me gustan los materiales que uso, siento que puede aparecer algo bueno. Me hace sentir en mi lugar, conectada con algo trascendente y mío.

¿Qué buscas transmitir en tus ilustraciones?

Nada en especial, tal vez que sean inspiradoras, disfrutables de alguna forma. En general les agrego alguna palabra que ayuda a evocar un sentimiento o una situación.

¿Cómo crees que el lector recibe las emociones a través del dibujo?

Como las recibo yo, me gusta que tengan algo de narrativo por detrás, que puedas tal vez imaginar una historia en ellas. Pero creo que también hay cosas que son placeres meramente estéticos: un color, una línea, una composición…

¿Cuáles son tus fuentes de inspiración?

Lo que observo, lo que siento, los materiales que elijo, los papeles. También lo son mis preguntas, mis preocupaciones, mis amores. Lo que me conmueve, en sí. Puede ser también una canción, un libro…

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¿Cómo es tu rutina y técnica de trabajo?

No tengo una rutina fija, pero tengo mi estudio en casa y trabajo por la tarde hasta la noche, trato de tener al menos cinco horas, porque tardo en sumergirme a veces, hasta llegar a estar “conectada” con lo que estoy haciendo.

¿Cuáles son tus deseos o proyectos respecto a tu trabajo?

Trato de ser cada vez más libre, en el sentido de poder jugar con cualquier posibilidad de expresión que esté a mi alcance, y a la vez tengo que tener momentos de conexión interna para no perderme de esa fuente de inspiración, que es el corazón más sincero y sensible mío y de lo que hago.

¿De qué forma ha influenciado tu mirada de mujer en tu obra?

Muchos artistas que admiro son hombres, y no los siento lejanos. Sí creo que a veces algunos temas que toco son bastante femeninos, o por lo menos las mujeres parece que nos reímos más de eso: el buscar la perfección, el temor al qué dirán, la comparación con el otro, el deseo insatisfecho. Parece que algunas mujeres podemos tomarnos con más humor nuestros lugares ridículos, lo cual es sano.

¿Cuál es el lugar de la mujer en el mundo de la ilustración?

Hay muchas ilustradoras buenísimas, tal vez antes había más mujeres que hombres haciendo libros infantiles, ya que se consideraba que estaban más cerca de los niños. Encontrás muchas menos mujeres que hacen cómics de aventuras, por ejemplo (no hay ninguna casi). Sin embargo, ahora el mundo de la ilustración se ha ampliado notablemente, hay menos prejuicios y hay muchos artistas varones laburando de esto, estamos más parejos.

¿Cómo logras el balance entre vida personal y trabajo? ¿Qué lugar ocupa uno en el otro?

Y, está un poco mezclado, porque a mí mi trabajo me da mucha alegría personal. Tengo que organizarme más para balancear mi tiempo en familia y de trabajo: si falta una parte, me siento fatal. Tengo ayuda con mi hijo durante el día en casa, y también las abuelas ayudan algunas noches para hacer algunas salidas con mi pareja. Pero al principio, como mamá, no me fue fácil encontrar un equilibrio. También tengo amigos y vida social, eso en este momento está un poco más acotado, pero también lo necesito. Estar todo el tiempo en el mismo ámbito se vuelve enrarecido, hay que salir a tomar aire.

¿Cuál es tu consejo para jóvenes ilustradoras que sueñan con tener esta profesión?

Hacer cosas interesantes, tratar de mostrarlas, de tener buenas ideas argumentales (ya que los dibujos en esta profesión están al servicio de una narración). Buscar una línea plástica propia, experimentar, mirar obras de otros para aprender de sus hallazgos. Hacer autoediciones, participar de colectivos artísticos (juntos hacemos más fuerza). Leer bastante también, estar en contacto con los artistas de hoy y con los de la antigüedad, todo eso es riqueza para aprovechar. Y animarse, mostrar, hacer proyectos. Es bueno mostrar cómo una ilustraría determinado texto, hacer pruebas, y no tener miedo al rechazo, lo que una hace no siempre gustará a todos, y de a poco una va encontrando el lugar adecuado. Crean en sí mismas.

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