Ubicada a menos de cuarenta kilómetros desde Londres, la bella Windsor aloja uno de los castillos con más historia de Inglaterra. Además, el recorrido se complementa con paseos por sus parques, su pintoresco centro comercial o Eton, sede del prestigioso Eton College.
Txt: Rosario Oyhanarte Ph: Rosario Oyhanarte y cortesía visitbritain.com
El 19 de mayo de 2018 el mundo entero posó sus ojos sobre Windsor, ciudad que alojó ni más ni menos que a la Boda Real entre el príncipe Harry y la exactriz norteamericana, Meghan Markle; pero mucho antes de que este suceso tuviera lugar, la belleza del condado de Berkshire ya merecía toda nuestra atención. Sus encantos son muchos y así, el destino se convierte en la escapada ideal para incluir en la próxima visita a suelo inglés.
En primer lugar, cabe aclarar que la logística del viaje desde Londres es súper práctica: salen trenes a cada hora desde la estación de Paddington (el trayecto dura más o menos cuarenta minutos, incluyendo el cambio de estación en Slough), y desde Waterloo (que demora una hora sin escalas).
Una vez en Windsor, el recorrido bien puede hacerse a pie. Desde ya, su principal atractivo es el castillo, que cuenta con casi un milenio de vida. Es aquí donde la familia real pasa muchos de sus fines de semana, especialmente durante el verano. No en vano, es el hogar de descanso preferido de la reina Isabel II…
Durante los bombardeos de la Segunda Guerra Mundial actuó como refugio para la familia real. La construcción del castillo medieval comenzó en el siglo XI, luego de la conquista normanda de Inglaterra por Guillermo I. El primero en habitarlo fue Enrique I de Inglaterra y, desde entonces, fue el hogar de varios monarcas británicos; así, el castilllo de Windsor es la segunda residencia real europea de ocupación más antigua (el primer puesto corresponde a Real Alcázar de Sevilla).
Presidiendo el centro, el edificio es mágico y engalana toda la ciudad. Sus jardines son imponentes. La iglesia de estilo gótico, St. Georges Chapel, donde tuvo lugar el casamiento de Harry y Meghan, está abierta al público para visitas. Y otro de los hitos es la casa de muñecas de la reina.
Dato importante: se recomienda comprar las entradas para el castillo ‘online’, porque no solo son más baratas que comprándolas en persona, sino que de este modo se evitan las largas colas. Y otro buen ‘tip’ es hacer la visita por la mañana: durante el resto del día es un programa bastante concurrido por los turistas, que llegan de todas partes del mundo, ávidos de conocer este pedazo de territorio real.
Compras y joyas gourmet
Luego de la visita al castillo, bien vale la pena perderse por las calles adoquinadas del centro comercial. En Peascod Street se encuentran casi todas las marchas de ‘high street’ (como Topshop, Zara, Gap, H&M), pero algunos datos locales son los ‘sweaters de cashmere’ que se ofrecen en varias tiendas en frente al castillo o Thames Hospice, un local ‘vintage’ que vende preciosuras a precios regalados.
En cuanto a restaurantes recomendados, mencionamos a Madame Posh (ideal para la hora del té; la estrella de la casa es el ‘lemon pie’), Clarence Brasserie (gran opción para el té también), Burger Stack para ricas hamburguesas o The Corner Ale & Cider House, perfecto para almorzar o disfrutar unos tragos en la terraza. El hotel Sir Christopher Wren Hotel and Spa también tiene restaurante con terraza y Two Brewers Pub es ideal para conocer un típico pub de pueblo inglés. Amantes de la cerveza, no dejen de probar su selección de propuestas locales. Si el clima acompaña, aunque el interior de madera es muy lindo, se aconseja disfrutar del bar al aire libre.
Por otra parte, en los alrededores de Windsor se halla uno de los mejores restaurantes del mundo y el mejor del Reino Unido: The Fat Duck, que se pavonea con tres estrellas Michelin. La reserva debe hacerse con meses de anticipación. Pero quizás un mejor programa sea hacer picnic en The Long Walk, un bellísimo paseo adornado por algunos de los robles más antiguos del país. Se recomienda dedicar parte de la jornada a esta caminata; después de todo, no hay mayor encanto en Inglaterra que disfrutar de sus parques. Windsor Park, adyacente al castillo, se extiende hacia el este y cuenta con hectáreas y hectáreas para pasear o practicar deportes. En él se ubican los jardines Savill y el club de polo Guards, donde entre mayo y junio tiene lugar la Copa de la Reina, en la que participan los mejores jugadores del mundo. La final es un programa divertido, y es la mismísima reina quien entrega los premios en persona.
El Támesis corre a través de Windsor y para algunos no hay mejor rincón de la ciudad que frente al río, poblado por cisnes, un tercio de los cuales pertenece a la reina. Algunos pubs miran al agua y también se organizan paseos en barco. Cabe aclarar que el Támesis a la altura de Windsor es distinto al de Londres, su color es más rico y visualmente atractivo.
Cruzando el puente llegamos a Eton, sede del prestigioso King’s College, al que la elite inglesa asiste desde 1440. Gran parte de los personajes más relevantes de la política inglesa han hecho escuela allí. Sin dudas, esta ciudad también es muy pintoresca y además cuenta con uno de los mejores restaurantes de la zona: Gilbey’s.
Windsor también es una gran base desde la cual recorrer ciudades aledañas, como Ascot, sede del famoso hipódromo donde todos los años tiene lugar una de las mejores carreras hípicas del mundo. El hotel Dorchester también queda en zona; dicen que es aquí donde durmió el príncipe Harry la noche antes de la boda… En la casa central del hotel, el té es una paquetería. Asimismo se recomienda, en lo posible, pasar por su restaurante The Barn, ideal para almorzar o cenar manjares en un entorno muy canchero y con vistas increíbles al campo de polo de Coworth Park.
Otro hotel en los alrededores de Windsor es The Oakley Court, una gran opción para almuerzos sencillos, pero en un jardín impoluto surcado por el río Támesis. De postre y/o para el té, el ‘brownie’ es un manjar… Y, si hablamos de hoteles, no podemos dejar de mencionar a Cliveden House, en el que se alojaron Meghan y su madre la noche antes de la boda. El edificio, al que se llega a través de una entrada imponente, es una belleza. Probar el ‘five o´clock tea’ en su restaurante puede ser un buen programa.
Y, por último, un dato si se viaja con chicos: es obligatoria la visita a Legoland, un parque de diversiones creado por la marca Lego que deja a niños y adultos maravillados por igual.
Sin dudas, los atractivos de la ciudad son muchos y muy variados; la visita puede limitarse a una sola jornada, pero si la agenda lo permite, se aconseja destinar al menos dos días, como para perderse en los encantos de Berkshire, que quizás están encabezados por su castillo, pero -claramente- van mucho más allá…
+info
royalcollection.org.uk/visit/windsorcastle
thefatduck.co.uk
oakleycourt.co.uk
clivedenhouse.co.uk
twobrewerswindsor.co.uk
legoland.co.uk