Safari salvaje y al galope

Cómo descubrir el delta de Okavango a caballo. La oportunidad de penetrar una de las zonas más indómitas de África en cuatro patas, casi sin intermediarios. Una experiencia solo apta para aventureros.

Txt: Laura Piasek Ph: Gentileza Mundo Expedición

El atractivo de Botswana, este país del África subsahariana considerado al día de hoy como uno de los más prósperos de la región, no puede entenderse sin hablar del delta de Okavango, el más grande su especie en todo el mundo. Con más de 15 mil metros cuadrados de extensión, el origen de este ecosistema único -reconocido en 2014 por la UNESCO como Patrimonio de la Humanidad- se explica por un río con su mismo nombre que nace en Angola, pero que nunca desemboca en un océano, produciendo en el noreste de su territorio, una impresionante red fluvial de canales y lagunas.

Por la riqueza de su flora y su fauna, mucha de ella en peligro de extinción, pero también por el hecho de recibir relativamente pocos turistas, Botswana se ha convertido en el lugar preferido de los que buscan descubrir la sabana africana de una manera diferente y también más exclusiva. Y es que este país, reconocido por ser aquel en el que viven más animales que personas -tiene poco más de 2 millones de habitantes en un territorio similar al de Francia-, recibe año tras año a una cantidad de turistas considerablemente menor a la de sus vecinos.

Por estos días, entre las propuestas más celebradas para descubrir todo su atractivo se encuentra el safari a caballo, un programa ofrecido por varias empresas que, alineadas con las políticas gubernamentales, han puesto el foco en desarrollar nuevas vertientes del turismo sostenible. Quienes quieran tener un encuentro cara a cara con los conocidos ‘big five’ -rinoceronte, búfalo, elefante, león y leopardo- recorriendo la zona en un “vehículo” ecológico, deberían empezar a planificar este viaje para sumergirse, al menos por unos días, en escenarios de película capaces de hacernos viajar a un universo distinto.

Naturaleza sin intermediarios

La esencia Botswana puede resumirse en dos palabras: virgen y salvaje. De ahí que los que cuenten con conocimientos de equitación y estén tentados de viajar a tierras africanas, no puedan dejar pasar la posibilidad de vivir esta experiencia en cuatro patas. “Cabalgar junto a manadas de cebras o jirafas, ver búfalos o incluso leones sin más protección que tu caballo es algo único que poca gente ha hecho”, explica Luis De Paz, socio fundador de Mundo Expedición, una de las agencias turísticas que ofrece este plan a la carta. “El caballo permite hacer safari de una forma especial, teniendo una sensación de libertad y de cierto riesgo que no se tiene en un coche o jeep”, agrega.

El primer paso para organizar este viaje empieza con el contacto con la agencia. Tras escuchar las demandas del aventurero de turno, los expertos de la compañía se encargan de diseñar un plan 100% a medida. Si bien la zona puede visitarse durante todo el año, la mejor época para realizar los safaris equinos es de abril a noviembre, cuando no hay lluvias y por lo tanto cuando se puede circular con mayor facilidad. Montar al lomo de las mejores razas de estos mamíferos no solo permite acceder a una amplia franja del desierto del Kalahari inaccesible para los vehículos, sino también conseguir una mayor cercanía con los animales del lugar que, al oír el ruido de una 4×4, terminarían escapando.

En líneas generales, las travesías que ofrece Mundo Expedición duran entre una semana y 10 días, y en la mayoría de los casos el plan ecuestre se completa, hacia el final, con visitas a otras de las atracciones de la región. La parte del safari a caballo, pensada para explorar las zonas más increíbles del Okavango, solo está dirigida a aquellos que ya saben montar. “Recordemos que estamos en mitad de la selva buscando animales salvajes. Ante imprevistos, y para disfrutar de la experiencia, se debe saber reaccionar”, explica De Paz.

La puerta de entrada a Botswana es el aeropuerto de la ciudad de Maun. Allí mismo es donde los pasajeros toman una avioneta privada que, tras sobrevolar la inmensidad del delta, los deja en la puerta de sus exclusivos ‘lodges’.

Esa misma jornada, y tras la presentación con los ‘managers’ y guías del lugar, los viajeros realizan la primera de las muchas cabalgatas que están previstas en los cuatro o cinco días que la excursión dedica a recorrer la zona a trote y galope, tanto por superficies secas como por otras completamente inundadas. Las travesías -una por la mañana y otra por la tarde- siempre empiezan y terminan en el campamento, para que los caballos no pasen la noche a la intemperie. En todas ellas, las emociones están garantizadas. “Uno puede cabalgar junto a jirafas, al lado de búfalos, manadas de cebras y a metros de leones, y ver una infinidad de vida salvaje, como hipos, ‘springbooks’, hienas y perros salvajes”, explica De Paz, luego de haber experimentado el safari en cuatro patas. “Todo esto, cruzado pantanos y zonas donde los caballos literalmente nadan con nosotros sobre ellos”, agrega.

Al día siguiente, poco antes de que amanezca y después de un desayuno, los jinetes volverán a ocupar sus sillas. Esta vez no saldrán todos juntos, sino en grupos de no más de seis personas, cada uno de ellos acompañado siempre por dos guías. Estos expertos de la región cumplen un rol fundamental. No solo son los que deciden, en cada salida, por dónde se cabalga -en función de las huellas y de dónde hayan sido vistas, por última vez, las manadas de animales-, sino también, y todavía más importante, son los que se encargan de velar por la integridad de los jinetes.

En el delta hay todo tipo de animales -antílopes, felinos, elefantes, hipopótamos, cocodrilos, entre muchos otros, y pueden haber situaciones en las que los caballos se asusten”, advierten desde Mundo Expedición. “En esos casos hay que saber mantener la calma y controlarlos, siempre bajo las indicaciones de los expertos”.

A la vuelta de las cabalgatas, disfrutar de la tranquilidad del entorno en los decks de los exclusivos alojamientos -especialmente acondicionados para la aventura-, a sabiendas de que los animales más exóticos se pasean por los alrededores constituye un plan en sí mismo. “Son ‘tented camps’ en medio de la selva, como las que utilizaban los cazadores del pasado y que te transportan directamente a esa época”, explica el fundador de la agencia de turismo. Diseñadas para integrarse con la naturaleza, produciendo el menor impacto posible en el ecosistema, las tiendas de campaña ‘deluxe’ cuentan con una larga lista de comodidades para que el viajero pueda disfrutar de un merecido descanso tras jornadas de actividad intensa.

Después de varias horas en la silla, la propuesta es volver a la base y sentarse al lado de un fuego para disfrutar de los colores que ofrecen los atardeceres del lugar, primero, y más tarde, dejarse cautivar por las noches estrelladas y sus encantos. “El delta en absoluto es silencioso por la noche. De hecho, es realmente ruidoso y te permite escuchar a los animales como si estuvieran al lado tuyo”, relata de Paz.

Aunque los viajeros se encuentren “en medio de la nada”, como describen a menudo los organizadores de esta aventura, en esta propuesta turística la parte gastronómica no es tomada a la ligera. Todas las noches, los chefs de los ‘lodges’ se encargan de ofrecer a los visitantes un banquete compuesto por los mejores platos típicos: carnes variadas, ensaladas, sopas y una amplia oferta de acompañamientos.

A la luz de las antorchas, la cena es servida en una gran mesa, donde los jinetes y los guías se reúnen para compartir las experiencias del día. Un verdadero punto de encuentro para disfrutar de los manjares de la zona y recargar energías para lo que vendrá. Siempre con la exuberante vida salvaje de fondo para recordarnos que efectivamente estamos en el corazón del Okawvango.

 

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En la valija
Antes de embarcarse a descubrir Botswana, los especialistas recomiendan preparar un equipaje ligero en el que no falten ninguno de los imprescindibles: ropa de safari cómoda, botas de montar, repelente de mosquitos para el atardecer y una cámara de fotos con un buen zoom para no perderse ningún rincón de este paraíso en la tierra.
Más safaris y playas
Los safaris a caballo por el Delta de Okavango pueden completarse con diversos planes. Uno de ellos es un recorrido por el parque Chobe, ubicado al noroeste de Botswana y bien al límite con Namibia. Para visitar la reserva más famosa del país, se pueden pasar algunas noches en los establecimientos ubicados dentro de su perímetro o bien contratar excursiones solo por el día. En todos los casos, un recorrido en canoa por el río Chobe -hábitat de cocodrilos e hipopótamos- o en 4×4 les garantizarán a los visitantes cruzarse de manera casi permanente con los grandes protagonistas de la reserva: los elefantes. Por las  políticas de conservación que rigen en esta zona, se calcula que por el parque llegan a circular hasta 120 mil ejemplares. Pero no son los únicos. Más de 400 especies de aves también sobrevuelan el territorio, convirtiéndolo en un lugar recomendado para los aficionados de la observación y de la fotografía.
Para los que estén buscando completar su safari en Botswana con otro tipo de joyitas naturales, vale pena recorrer casi dos horas desde el parque Chobe con destino a Zimbabwe, haciendo una parada previa en las Cataratas de Victoria. En cambio, para los que no quieran despedirse de este continente sin antes pasar por sus playas paradisíacas, existe la posibilidad de tomar un avión hasta las islas de Mozambique o Seychelles. Dos destinos que ofrecen arenas suaves y aguas cristalinas para coronar este viaje a las entrañas de África.