El arte de fotografiar gastronomía

Por más fácil que pueda parecer, capturar bajo los lentes a los alimentos es todo un arte y se convirtió en un género específico de la fotografía. Hasta tiene su concurso internacional, en el que participan profesionales de más de 60 países. En esta nota, quiénes son los mejores fotógrafos gastronómicos y porqué.

Txt:Jazmín Bronstein Ph:Gentileza Pink Lady Food Photographer

Así como existen Los 40 Music Awards o los MTV Video Music Awards, la fotografía tiene su concurso internacional. Patrocinado por la marca de manzanas Pink Lady y organizado en Inglaterra, los Pink Lady® Food Photography Awards ofrecen la suma de 5.000 libras a la mejor fotografía gastronómica del año. Abierto a profesionales y aficionados -grandes y jóvenes-, los premios celebran la fotografía de alimentos a nivel mundial, con categorías que cubren desde sesiones para revistas, hasta imágenes de celebraciones religiosas o producciones que muestran a los alimentos cultivados en sus hábitats naturales. Desde 2011, año en que nació el concurso, ya se han enviado casi 40.000 imágenes de más de 60 países.

La última edición (2018) contó con la participación de un máximo exponente de la cocina: el chef español Ferran Adrià, quien formó parte del jurado que debía elegir los mejores trabajos entre las más de 8.000 fotografías recibidas. El panel de jueces internacionales también contó con la participación del famoso fotógrafo gastronómico David Loftus y con expertos en comida, restaurantes, vino y artes audiovisuales.

Un poco de historia

Si bien parece un fenómeno nuevo, al que se lo asocia con el auge del Instagram y las redes sociales que ponen a la imagen en el centro, la fotografía de alimentos es un género en sí mismo que nació hace varios años y que incluso influye en la forma en la que percibimos y consumimos la comida.

Según The New York Times, este tipo de fotografía comenzó en la década de 1800, con fotos que mostraban el frente y el centro de los alimentos, compuestas de manera similar a la forma en la que los consumimos: sobre un plato, en una mesa. Luego llegó la era de la “pornografía alimentaria”, acuñada por la crítica feminista Rosalind Coward (el famoso #FoodPorn que usamos hoy). Ahí se empezó a presentar a los alimentos de forma más glamorosa, con anuncios que generaban tentación y despertaban el deseo de comer.

¿Y qué pasa hoy? Después de las selfies, el género fotográfico que se ha vuelto más popular es el de las fotos amateurs de comida. ¿Quién no le ha sacado una foto alguna vez a una comida casera o a un plato imponente en el restaurante? Hoy en los bares, es típico ver a los comensales con sus celulares, listos para fotografiar el plato y subirlo a las redes sociales.

De todos modos, hay que evitar caer en la tentación de comparar esta costumbre con la fotografía culinaria profesional. Esta última, muy en boga actualmente, requiere otro tipo de habilidades: entender qué quiere el cliente, saber cómo mostrarlo, elegir qué es lo que deberá sobresalir en la imagen. Todas tareas para un verdadero artista de la fotografía. Y eso es lo que premia, justamente, el Pink Lady® Food Photography Awards, que ya cerró la convocatoria del 2019 en febrero.

El premio sigue creciendo: en el primer año abrió con 12 categorías y hoy ya tiene 22. ¿En qué se fijan a la hora de evaluar la foto? Esa es la pregunta del millón. Según la fundadora del premio, Caroline Kenyon: “Si bien las imágenes ganadoras deben ser técnicamente sólidas, hay más que considerar: composición, mensaje y mucho más. Inevitablemente, la opinión de cada juez es muy personal”.

Detrás de las imágenes

Cada imagen ganadora guarda una historia atrás. El artista de Bangladesh, Noor Ahmed Gelal, se llevó la mención de “Mejor fotógrafo gastronómico del año” por su trabajo “Praying with Food” (Rezando con comida), en el que muestra, desde arriba, el momento en que una congregación hindú rompe el ayuno del día en un templo de Dhaka. Los jueces destacaron la imagen por su forma de “mostrar un tema tan fascinante y distintivo”.

Los temas son variados y las historias infinitas. Jade Nina Sarkhel, de Inglaterra, fue otra de las premiadas por su trabajo “Rex Bakery”, en el que capturó las paredes castigadas a balazos de una de las panaderías más antiguas de Mumbai. El local produce 18.000 panes al día, trabaja las 24 horas y los 7 días de la semana, y abre incluso durante la noche. “El pan se le regala a aquellos que no pueden pagarlo. Son lugares como este los que mantienen a las comunidades unidas en la India”,cuenta la artsta.

La India también fue protagonista de otra historia ganadora: en “The fisherman” (El pescador), Debdatta Chakraborty retrató a un grupo de pescadores en el río indio de Silabati. La composición es sorprendente: un verde brillante enceguece y del que sobresalen los cuerpos de los pescadores luchando con sus redes.

Lo dulce en el centro de la escena

Hay algunas fotos del concurso que parecen cuadros, como la imagen de las peras que coronó a la norteamericana Linda Taylor en la categoría de retratos gastronómicos.“La historia detrás de la foto es básicamente ‘da y recibirás’”, cuenta Taylor, quién le regaló algunas peras de su árbol a un panadero con el que venía trabajando y él las transformó en pequeñas piezas de pastelería. Ella las vio tan adorables que decidió fotografiarlas. “No es sólo una foto instantánea de comida, sino una composición cuidadosa para darle personalidad al objeto, como si estuviese fotografiando a una persona”,agrega.

Los pasteles también fueron los protagonistas de la foto con la que el fotógrafo John Carey obtuvo el premio en la categoría “Food in action” (Comida en acción). “Se trata de un chef haciendo lo que mejor sabe hacer en un entorno único”,cuenta el ganador, que se mostró muy contento por haber logrado el retrato justo, con una iluminación suave y sin saturaciones de brillo o color. “Lo que me encanta es el hecho de que la ‘acción’ no es rápida y frenética como en la mayoría de las cocinas. ¡El arte de hacer pasteles requiere tiempo y concentración!”,aclara.

La miel pareció ser el amuleto de la buena suerte en el certamen del 2018, porque varios ganadores se consagraron con imágenes donde aparecía. La inglesa Becci Hutchings, por ejemplo, se convirtió en la primera ganadora de la categoría “Student Photographer of the Year” (Estudiante de fotografía del año) con una fotografía muy particular sobre el proceso de producción de la miel en los panales de abejas. “Pasé un día recolectando miel de colmenas con el cuidador de abejas Giles Horton, documentando todo el proceso en el camino. Noté las texturas interesantes de la cera y el panal de abejas”,recuerda Hutchings.

En la categoría de “Food blogers” (Blogers de comida) también la imagen ganadora mostraba un hilo de miel cayendo sobre una especie de panal, en un plato negro. Esta vez el premio fue para Aniko Lueff, también de Inglaterra.

Con 8 años de trayectoria, los Pink Lady® Food Photography Awards ya son conocidos como los premios estrella en la industria de la fotografía gastronómica. Llegaron para mostrar culturas diversas a través de sus comidas y evidenciar cómo con una foto bien tomada se puede contar una historia poderosa.

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pinkladyfoodphotographeroftheyear.com