Cómo funciona EatWith, la comunidad digital que reúne a anfitriones y viajeros para disfrutar de una cena en una casa. La experiencia gastronómica y social como meta de los encuentros.
Txt: Nicolás de la Barrera Ph: Gentileza EatWith
La historia de la aplicación de encuentros gastronómicos más importante del mundo comienza en Grecia. Cansado de dar vueltas por el circuito comercial del país helénico y encontrar propuestas culinarias previsibles y, en muchos casos, de calidad dudosa, el israelí Guy Michlin se propuso hacer algo al respecto para que otros como él no tuvieran que pasar por la misma experiencia. Una vez terminadas sus vacaciones, Michlin ya tenía una idea: crear una plataforma de encuentros entre anfitriones y aventureros que se animaran a entrar a la casa de un desconocido para probar platos locales o de influencias que, además, pusiera el énfasis en la experiencia social. A las pocas semanas, en febrero de 2012, nacía EatWith.
Hoy, con un sólido camino recorrido (650 anfitriones repartidos en más de 200 ciudades del mundo, 11 mil cenas ofrecidas y cientos de miles de seguidores en la redes sociales), la plataforma es el punto de consulta de referencia para viajeros (aunque en ocasiones también locales) que prefieren evitar las guías de restaurantes y buscan un contacto más cercano en todo sentido: con las comidas locales y sus cocineros -amateurs en la mayoría de los casos-, y con las costumbres de cada ciudad.
El funcionamiento de este Airbnb gastronómico tiene sus reglas. Para empezar, no se trata solo de que un desconocido le abra las puertas de su casa a otro grupo de desconocidos. Los anfitriones pasan un proceso de selección, en el que primero deben llenar un formulario de inscripción. Luego, el equipo de EatWith se pone en contacto con cada postulante. En esta instancia, hay preguntas para cada candidato a anfitrión sobre sus intereses y cualidades: según explican desde la plataforma, no se trata solo de facilitar un negocio para el anfitrión (y obtener una comisión por parte de la web), sino de garantizar una experiencia. Por eso, además de la entrevista, cada persona interesada en recibir comensales en su casa debe proponer un menú, mostrar el lugar en donde ofrecerá las cenas y producir material fotográfico que llame la atención del público. Todo, con una estética planificada. Una vez aprobados estos requerimientos, el último paso es realizar una cena de prueba. Superadas estas etapas, desde EatWith dan luz verde para que las cenas se hagan realidad y las personas interesadas puedan anotarse en la fecha programada.
En el caso de Franco De Giano, empleado en una empresa de servicios de salud, y Rodolfo Tillet, contador, los dos amigos decidieron usar la casa de uno de ellos en Recoleta para ofrecer su propuesta de cena. Cuenta De Giano que la idea fue hacer un menú “en un sentido muy tradicional y criollo”. Picada, empanadas, un plato principal que siempre varía pero que ya incluyó bondiola de cerdo a la cerveza negra, bife de chorizo y guisos y, como postres, panqueques con dulce de leche y peras en almíbar. “El vino está siempre presente en la cena, no puede faltar”, dice, y agrega: “Alguna noche hubo tanta afinidad, que nos terminamos tomando los vinos que no estaban destinados para la ocasión”.
Cuando el fin es compartir
A quienes están interesados en ser recibidos y probar un plato hecho en casa, la plataforma solo les solicita que lleguen a cada cita vestidos para una ocasión especial y que sean puntuales. Por lo demás, solo tienen que estar dispuestos a vivir la velada de forma despreocupada, ya que quienes los reciben deben encargarse de ser chefs, ‘maître’, camareros y, no menos importante, buenos conversadores.
“La experiencia siempre es buenísima porque no es solo cocinarles, sino que uno tiene que estar dispuesto a contar su historia. En ese sentido es híper rico, más allá de lo gastronómico”, cuenta De Giano quien, junto a su socio, tuvo comensales de Estados Unidos, Suiza y Nueva Zelanda, entre otros países. “Apuntan a tener una experiencia nueva en sí misma. No es casualidad que mucha gente que asiste a las cenas se mueve por Uber y alquila por Airbnb, porque buscan tener un contacto más puro con la gente local”, describe.
En la misma línea opinará Mirta G. (prefiere no develar su apellido), una artista plástica, aficionada por la cocina y por los ingredientes del mundo. “Me parece interesante para relacionarse con una ciudad. Y además siempre es estimulante estar con gente de otros lugares que tiene la predisposición de conocer un espacio y gente nueva”, explica.
Mirta se convirtió en anfitriona después de conocer la plataforma a través de un amiga que vive en Roma y que organiza varias cenas en una misma semana.
Sobre su convite gastronómico, que cambia de acuerdo a las estaciones, dice: “Yo en lugar de hacer un menú argentino, aunque hay un plato de carne y empanadas, prefiero hacer una comida con influencias diferentes, alegando que acá en Buenos Aires somos todos hijos de inmigrantes. Con lo cual es muy variado y sorprendente. Para la cena hago tres o cuatro primeros platos y el plato fuerte, como en una propuesta de degustación”. Por ejemplo, prepara un tajín marroquí, provoleta, spaguettis o una empanada de cerdo al estilo de Galicia. En cuanto a los vinos, aclara, siempre busca bodegas argentinas, que se agregan a los aperitivos que prepara en cada comienzo de las reuniones.
“En la última cena festejamos el cumpleaños de una chica que vive en Washington y fue muy divertido, con torta y baile incluidos”. El comentario revela otro aspecto de las comidas en el universo Eatwith: lejos de ser un evento solemne, las cenas transitan por las vías del desprejuicio y la experimentación. Un dato a tener en cuenta es que la casa de Mirta G., en el centro porteño, es además una casa de artistas. “Siempre hay amigos que hacen algo, un tango, una ópera, así que a menudo hay alguna intervención artística”, añade.
Como en otras redes sociales o comunidades online, la experiencia no solo se valora sino que también se le otorga un puntaje, que se suma a los comentarios de los usuarios que vivieron las cenas.
Las comidas en casas ajenas y con desconocidos ya tienen un nombre: ‘mealsurfing’. Y la tendencia ya sumó otras alternativas, como Social Eaters o Shareyourmeal, similares a EatWith. En algunos casos, la oferta puede incluir un recorrido por la ciudad o alguna clase de cocina.
El fenómeno podría encuadrarse dentro de lo que se conoce como el círculo de la economía colaborativa, surgida a partir de los medios electrónicos. Esto, sin embargo, podrá ser materia de los especialistas de las ciencias económicas. Lo cierto es que muchos se distancian del calificativo de turistas y prefieren llamarse viajeros. Una forma de poner en práctica este modo de vida no es otro que a través de los sabores por fuera los circuitos históricos. Y la mesa de las personas locales parece ser hoy el punto de encuentro ideal para quienes ya no quieren ser testigos de un lugar o una situación, sino los protagonistas de una experiencia completa.
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eatwith.com