Con las manos y el corazón

Más de 300 mujeres ya pasaron por los talleres de Matriarcado, un emprendimiento que además de enseñarles el oficio del tejido artesanal, las empodera y les ofrece la oportunidad de vislumbrar un nuevo horizonte muchas veces impensado.

Txt: Catalina Pelman Ph: Gentileza Mashenka Jacovella

Matriarcado es una organización nacida en Pilar bajo las normas de la economía y el comercio justo. Desde 2009, convoca a mujeres de contextos vulnerables para ofrecerles capacitación integral en artes textiles y las ayuda a formarse como emprendedoras. De esta forma, las invita a descubrir nuevas formas de desarrollo y estimula sus habilidades artísticas y humanas para transformar sus vidas y la de sus comunidades.

Los productos de Matriarcado son únicos, no solo por su diseño exclusivo sino por el amor que hay en el trabajo artesanal de cada tejedora. Comprar un pie de cama o una manta es tener un abrigo para nos recostamos a leer, descansar o ver una película. Pero también es contribuir con un emprendimiento que revaloriza el patrimonio cultural local y cambia la vida de cada mujer detrás de esas prendas. Mashenka Jacovella, creadora de Matriarcado, repasa el camino emprendido en 2009 y anticipa un año de consolidación y desafíos.

 

Un sueño hecho realidad

La historia de Mashenka Jacovella es “una mezcla entre arte y espiritualidad” que la llevó a recorrer distintos caminos. Trabajó como escenógrafa y maquilladora durante varios años, al tiempo que visitaba centros espirituales del mundo. Gracias a la meditación, que practica desde los 14 años, aprendió a “mirar más allá, más profundo en la vida”. Luego, mientras acompañaba el crecimiento de sus tres hijos, estudió Arteterapia, una carrea que sintonizaba mejor con ella. Dictó talleres para niños y mujeres, formó parte del nacimiento de la Fundación Columbia de Conciencia, creó la Feria de La Aldea en Pilar y en el camino surgió Matriarcado, un emprendimiento de tejido artesanal basado en un sistema de economía circular, que empodera a mujeres en situación de vulnerabilidad.

Mashenka se sintió inspirada por su bisabuela Alicia Larguía, creadora de Casa Marilú, “un imperio de magia, muñecas, revistas, boutique y su ingrediente especial: ¡mucho corazón!”. Sin embargo, quiso ir más allá. Se propuso crear un emprendimiento que incluyera económicamente, sin caer en el asistencialismo, de manera “que pudiera extenderse a cuanta mujer estuviera dispuesta a soñar”.

Después de investigar, en 2009 descubrió la incipiente modalidad del comercio justo y, a paso firme pero sin saber muy bien lo que estaba haciendo, comenzó a crear una pequeña empresa social. Gracias a la asistente social del colegio de sus hijos, llegó a un comedor muy concurrido del barrio Agustoni, en Pilar. En pocos días, convocó a mujeres de la zona para reunirse y aprender juntas sobre conceptos de diseño y el arte del tejido artesanal. Mashenka también les enseñó a meditar, “a imaginar nuevos mundos posibles” y a mirarse a sí mismas desde una nueva perspectiva. Pronto “pudieron reconocer la maravilla de sus logros y vieron que podían osar”. Para la creadora de Matriarcado, lo más valioso de los primeros encuentros fue que estas mujeres “ampliaron su mirada y descubrieron que el poder estaba en sus manos”.

 

Poder

Para Mashenka, “una mujer empoderada es aquella que reconoce quién es, que se anima, que prueba, que celebra sus intentos, gane o pierda”. Lo maravilloso es que la mujer empoderada “se ve al espejo y puede abrazarse en su mirada. Y cuando una mujer se abraza a sí misma, puede abrazar al mundo”. 

En este camino del empoderamiento femenino, la capacitación es fundamental para abrir puertas y tender puentes siendo conscientes de que “lo que damos nos lo damos a nosotros mismos”. Mashenka está convencida de que capacitar “es decirle al otro: “Che, ¡abrí tus alas y vamos a volar juntos!”. Por eso, Matriarcado comparte sus saberes, pero también brinda acompañamiento a cada mujer emprendedora. Ese espacio de intercambio se da en las rondas de tejido, cuando mujeres de varias generaciones se encuentran para compartir -entre risas y llantos- sus experiencias cotidianas mientras crean con el corazón en sus manos. En este caso, la respuesta a la pregunta ¿quién hizo mi ropa?, deja de ser una incógnita: son mujeres creativas y luchadoras que tejen con amor y dejan su sello personal y un pedacito de sus historias en cada prenda.

Mashenka nunca se preocupó demasiado por la competencia en el cruel mercado de la moda. De una u otra manera, siempre pudo vender los productos de sus tejedoras y está convencida de que, como dice la canción infantil, “cada cual que atienda bien su juego y ¡un premio tendrá!”. Hoy, los diseños exclusivos y artesanales de Matriarcado se pueden encargar a través de Instagram y Facebook, y pronto habrá un botón para comprar directamente desde la web.

¿Rendirse? Jamás

Por supuesto, el camino no fue sencillo. Al comienzo, Mashenka buscó sin éxito que las autoridades de Pilar ayudaran a desarrollar el proyecto. Y, entre otras cosas, propuso la creación de un polideportivo social y cultural en esa localidad, que todavía es una cuenta pendiente. También pidió asistencia para poner en blanco a las tejedoras a través del armado de cooperativas de trabajo con monotributo social, pero todo parecía “una carrera de obstáculos”. Sin embargo, Mashenka recuerda que cada vez que estaba por tirar la toalla, aparecía una nota en algún medio, un premio, el reconocimiento de un diseñador, que le daba impulso para seguir intentando.

Finalmente, comprendió que el fuerte de Matriarcado era la capacitación, no solo en tejido sino en diseño, en comercialización y todo lo que necesitara cada zona. Entonces, puso allí toda su energía para replicar el modelo original en el Valle de Traslasierra, en Punilla (Córdoba) y en tres parajes de Santiago del Estero. Para eso, cuenta con el apoyo de la ministra Carolina Stanley y una red de colaboradores que confían este proyecto y suman valor desde sus áreas de especialización. En este sentido, Mashenka destaca el trabajo junto a la Fundación Contribuir, de Juan Sicardi, “que hace un trabajo gigante para generar acceso a los mercados”. Luján Cambariere y Verónica Alfie están desarrollando “un catálogo extraordinario e inédito de las maravillas que estaban sueltas por nuestro territorio”, Allegra Sanguinetti y Belén Naumiecque están reorganizando la tienda de Matriarcado, cooperativas de diseño, maestras, cuentistas y terapeutas.

Tal vez, uno de los proyectos en equipo más llamativos es el que desarrollaron con la profesora Andrea Saltzman, docente reconocida de la carrera de Diseño de Indumentaria de la UBA. El desafío es que los estudiantes realicen intervenciones en algunos territorios como parte de sus tesis de grado. Los destinos propuestos son las provincias de Salta, Catamarca, Tucumán, Santiago del Estero y Jujuy.

 

Hasta París y más allá

Mashenka recuerda que, cuando armó su primer grupo de mujeres, se sentaron en ronda y las invitó a respirar profundo cerrando los ojos. Les propuso un juego: que soñaran hasta dónde llegarían con este proyecto. ¡Y todas imaginaron que irían a París! Como prueba de que los sueños se cumplen, al año siguiente ganaron un premio en el Foro Latinoamericano de Moda y Ética, y enviaron sus prendas a la exposición del Ethical Fashion Show en la capital francesa. Aunque no consiguieron los recursos para viajar al evento, todas sintieron que habían llegado a ese lugar que imaginaron desde el primer día.

Hoy, con la llegada de Agostina Vigna como colaboradora, el proyecto tomó ese rumbo más ordenado y empresarial que necesitaba para expandirse de manera exponencial por todo el país. Con esta nueva estructura, pero con el espíritu de siempre, Matriarcado se prepara para extender sus cursos por todo el territorio nacional y mejorar los canales de venta de sus productos para colocarlos tanto en el mercado interno como a nivel internacional.

Matriarcado ya capacitó a más de 300 mujeres en Pilar, Villa Lugano y Córdoba, a través de un equipo de maestras integrado, generalmente, por referentes de cada comunidad. Y ese número aumentará considerablemente con la puesta en marcha del proyecto de artesanía nacional ideado por Vicepresidencia y Matriarcado, con la gestión de la Secretaría de Desarrollo Social de la Nación. Esta iniciativa busca visibilizar y revalorizar a la artesanía argentina, convirtiéndola en un factor importante de la economía del país, como ya sucede en otras regiones de América Latina.

Por otro lado, impulsada por el impacto de Matriarcado en las comunidades de mujeres, Mashenka sigue trabajando para cumplir su sueño de crear la primera Red de Tejedoras Argentinas profesionales y colocar al tejido dentro del Patrimonio Cultural de nuestro país.

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 matriarcado.org