Será personalizado o no será

Adiós al turismo de masas, bienvenidos los viajes auténticos. Cómo el comportamiento de los trotamundos de nuestros días está redefiniendo la experiencia de hacer las valijas y salir al recorrer el mundo.

Txt: Laura Piasek Ph: Gentileza alojamientos

Una excursión en ferrocarril para 500 personas desde la ciudad de Leicester hasta la de Loughborough, Inglaterra. Este fue el primer desafío que Thomas Cook, hoy conocido como el padre de la actividad turística, emprendió allá por 1841 y que terminó sentando las base de la industria tal como la conocemos. Después de este trayecto, que pasó a los libros como el primer viaje de la historia, la iniciativa de este trotamundos no tardó replicarse en diferentes puntos de Europa y Estados Unidos. Impulsada por los avance en los medios de transporte, su idea fue el germen de los viajes organizados: una misma propuesta, sin alteraciones, para grandes volúmenes de pasajeros.

Desde aquel entonces, hasta nuestros días, el sector ha ido evolucionado y la demanda de los pasajeros, también. En especial, aquellas de los viajeros alta gama,que desde hace tiempo vienen pidiendo a gritos ofertas renovadas: más frescas y, sobre todo, más personalizadas. Ahora buscan reemplazar a los destinos abarrotados, a los tradicionales ‘city tours’y a los hoteles 5 estrellas por experiencias más auténticas y modestas, pero capaces de asegurarles recuerdos inolvidables. Cabañas ‘chics’ perdidas en medio de la naturaleza donde respirar aire fresco, alojamientos modestos en pueblos de película para conseguir un ‘detox’tecnológico o tiendas de campaña con techo transparente para disfrutar de las noches estrelladas puede ser todo lo que necesita esta nueva generación de aventureros para unas vacaciones perfectas.

Experiencias a la carta

No es que el mercado de los viajes de lujo esté agonizando. Más bien, todo lo contrario. El turismo VIP mueve montañas (y sigue facturando millones). Tanto es así que de acuerdo a un informe del Ostelea School of Tourism & Hospitality, este sector crecerá un 6,2% en los próximos diez años. Pero lo que nadie puede negar es que los turistas ya no invierten en los mismos caprichos de antaño. En el mundo hiperconectado en el que vivimos, el silencio y la tranquilidad cotizan en bolsa. Y por eso es que no debe asombrar que los turistas estén empezando a darle la espalda a los destinos internacionales y busquen, en cambio, vivir aventuras más auténticas en enclaves exóticos o, al menos, no sobrepoblados.

No por nada, los destinos elegidos por esta nueva camada de turistas se caracterizan por sus paisajes de carta postal. Pueden ser entornos cien por ciento naturales o pequeños aglomerados urbanos alejados de los grandes centros turísticos que les permitan vivir en clave ‘slow’. Pero estar rodeado de un entorno natural casi virgen y con pocos vecinos a su alrededor no basta para que este pasajero ‘deluxe’ quede satisfecho. Aunque es cierto que busca viajar sin prisa, esto no implica que quiera quedarse encerrado en el spa del hotel.

Propuestas como las que ofrece Village Castigno, un emprendimiento único en su tipo emplazado en Assignan, al sur de Francia, sintetizan las bases de este tipo de turismo vivencial. “Un pueblo dedicado a compartir la felicidad, con un fuerte compromiso con el entorno y la rica herencia de la región”. Este es el manifiesto que los promotores de este proyecto (una pareja compuesta por un belga y una uruguaya) comparten desde su página web para resumir el alcance de su empresa. Y es que con el objetivo de crear un oasis de tranquilidad en la tierra, en los albores de los 2000 este dúo de trotamundos terminó comprando y restaurando una serie de casas en este pueblo vitivinícola para ponerlas al servicio del turismo. También arreglaron calles enteras y se encargaron de poner a punto los restaurantes del lugar.

Por eso, los visitantes que llegan hasta esta localidad en medio de la campiña francesa no solo pueden decidir dónde dormir (entre un amplio abanico de residencias particulares y un ‘resort’ principal con todas las comodidades), sino también dedicar una gran parte de su estadía a degustar las especialidades del lugar. No precisamente en restaurantes provistos de estrellas Michelín, pero sí en establecimientos gastronómicos especialmente acogedores y con un menú más que efectivo para degustar los sabores típicos de la zona.

Durante el día, los pasajeros tienen un abanico de actividades con los que los hoteles más lujosos no se atreverían a competir. Desde que se levantan hasta que se van dormir, pueden participar en clases de cerámica o cocina, pedir un ‘scooter’ para recorrer las rutas aledañas, salir de paseo con los chefs del lugar a recolectar hierbas y especias, ser parte de un picnic musicalizado de acuerdo a los gustos del comensal de turno o degustar vinos bajo un cielo estrellado. En un lugar donde todas las distancias pueden recorrerse a pie, y en el que el Wi Fi no existe, las experiencias auténticas están garantizadas.

El lujo menos pensado

Otra arista de este turismo depurado son los alojamientos que lo acompañan. Las propuestas hoteleras sin grandes pompas, pero con todas las comodidades, han logrado meterse al segmento más exigente de turistas en el bolsillo. En poco tiempo, estos establecimientos sencillos se han puesto a la altura de los de alta gama y basta con poner la lupa en sus propuestas para entender el porqué de su magnetismo.

En medio de las montañas de San Juan, Colorado, en los Estados Unidos, yace un buen embajador de este nuevo lujo sencillo. Hablamos del Dunton Hot Springs, un alojamiento emplazado en medio de un antiguo pueblo minero, que ha sabido amoldar su propuesta a la voluntad de este pasajero austero. Los que gusten, podrán dormir en sus cabañas de madera tallada a mano y tener las comodidades básicas de cualquier habitación de media gama con una serie de adicionales que ofrece esta propuesta. Por ejemplo, poder tomar una ducha al aire libre con las imponentes vistas del lugar de fondo.

Pero los que quieran tener una experiencia diferente, en este mismo lugar también pueden disfrutar del ‘glamping’. En las carpas de lujo ubicadas dentro de la propiedad, los pasajeros consiguen dormir al aire libre sin tener que resignar los lujos que podría ofrecerle una habitación de alta gama. Lo mismo sucede con Patagonia Camp, el primer campamento ‘deluxe’ de toda Sudamérica emplazado en el sur de Chile, que ofrece tiendas de estilo mongol diseminadas en medio de la montaña, a poquísimos pasos del Lago Toro. Los interiores de estas cálidas carpas ‘chic’ no tienen nada que envidiarle a una habitación tradicional. Además de una o dos piezas (dependiendo de la propuesta), un bañoen ‘suite’ y un ‘lounge’, estos ‘yurts’ cuentan con una terraza privada -con jacuzzi incluido- y deliciosas vistas sobre la flora patagónica. El interiorismo no queda fuera de este proyecto, confirmándole al viajero que la ostentación no tiene por qué seguir siendo sinónimo de lujo.

Las villas también se ponen al servicio de este nueva hotelería depurada. En el caso de Nihi Sumba, un alojamiento ubicado en una isla remota a una una hora de avión desde Bali, sus bungalows con techos de paja y materiales nobles le ofrecen al turista todo lo que necesita para una estadía completa. Las vistas espectaculares son el plato fuerte de esta propuesta modesta, pero más que efectiva, que ha conseguido encabezar durante varios años consecutivos los rankings que premian a los mejores hoteles del mundo.

En resumidas cuentas, los viajeros de nuestros días buscan experiencias más simples y más personalizadas pero que, a diferencia de lo que sucedía en el pasado, ya no vengan servidas en bandeja. Desconectarse de la rutina sí, pero conectar con el lugar que visitan sin intermediarios, también.

+info

nihi.com
villagecastigno.com
duntonhotsprings.com
patagoniacamp.com