Antaño y frescura

En el corazón de Brooklyn se reinventó este antiquísimo departamento. ¿El resultado? Un balance perfecto entre la esencia original de la construcción y un aire fresco, luminoso y ‘chic’ de los tiempos que corren.

Txt:Paula Mom Ph:Gentileza v2com

La consigna que el estudio neoyorkino BFDO Architects recibió de los propietarios fue concreta: darle a la vivienda un tinte renovado sin perder su calidez y su autenticidad original. Bajo esta premisa, los arquitectos resolvieron cada espacio y cada detalle, logrando un hogar inspirador, despierto, original y también acogedor, en el barrio más en boga de Nueva York.

En todos los ambientes, la constante es la fusión entre carpinterías de otro tiempo y vívidos tratamientos de color, salpicados por opciones de iluminación audaces, casi artísticas. El vestíbulo de la entrada, por su parte, fue forrado en azulejos anaranjados de la firma Brothers Cement Tile, y la puerta principal, que data de antaño, fue repintada en un gris bien oscuro para modernizarla.

La escalera mantuvo los balaustres y el pasamanos original, pero se pintó de blanco para aggiornarse. Además, dicha estructura fue ampliada en el segundo piso con el objetivo de permitir que los rayos de sol del gran tragaluz se filtren hacia el comedor. De esta manera, el espacio que reúne a la familia durante las comidas se mantiene bien iluminado durante el día. Por la noche, la luz hacia la mesa llega a través de un sistema de caños de hierro –propios de las construcciones antiguas- y lamparitas blancas, que le dan un toque lúdico y con estilo al ambiente.

En el living descubrimos, una vez más, el juego entre reminiscencias añejas y técnicas modernas. Se mantuvo, por ejemplo, la estructura de los ‘vitreaux’, pero se reemplazaron los varios colores por vidrios transparentes. La chimenea implementó cerámicos que nos trasladan al pasado, pero en este caso fueron utilizados bajo un corte moderno y original. Vale destacar también, el detalle del gran reloj entre las ventanas, que mezcla formas prehistóricas con tecnología actual y le imprime mayor personalidad al espacio.

Pero si de creatividad hablamos, no podemos dejar de resaltar la pared lateral en esta planta, que viste un mueble de melanina blanco de piso a techo. La salamandra en el centro de la escena, y rodeada por un chapón de acero, tiñe de calidez el minimalismo que podría pretender la gran superficie blanca.

El piso de madera, que cubre toda la planta baja, también sigue los lineamientos generales: se conservó la materia prima, pero fue lavada para reinventarse y sumar luminosidad. Lo mismo sucede en la cocina integrada, protagonizada por una gran mesada de mármol de carrara, que funciona como desayunador y también como el espacio predilecto para cocinar. Los muebles de guardado en gris y blanco son de Ikea, pero a los colores sobrios los corta el rojo de las banquetas, con la meta de sumar vida a este ambiente tan concurrido.

Intimidad y espacios verdes

En la planta alta aparece la habitación principal, donde una pared envolvente pintada de color gris azulado crea el efecto de una cabecera de gran tamaño. En el centro combina un cuadro con los colores propios del mar. Y la lámpara que cuelga del techo resuena con el mármol de la cocina y del baño principal, intentando una sutil continuidad estética. También en este baño encontramos, otra vez, los azulejos blancos y, dentro de la ducha, el negro del piso de porcelana se repite en la pared, aunque en este caso intervenido por una especie de pinceladas blancas y con mucho movimiento.

Desde el dormitorio principal se accede a una de las terrazas del hogar, donde reina la madera y un cuidado trabajo de plantas. ¿El toque de color? Las sillas de hierro celestes que hacen juego con la mesa redonda. La segunda terraza se abre desde el living y es el escenario ideal para cenar con amigos cuando el día lo amerita. Desde allí, bajando por la escalera de hierro negro se accede a un tercer sector al aire libre bien ‘chill’, con sillones de ratán y almohadones en gris claro, maceteros de grandes dimensiones y todo rodeado de un verde exuberante.

Luz, color, frescura, calidez de lo antiguo y detalles ‘chic’. Este hogar en el centro de Brooklyn lo tiene todo si de personalidad hablamos. Un ejemplo inspirador para fusionar estilos y épocas diferentes.